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La ciudad de Dios.

Enviado por   •  11 de Enero de 2018  •  5.150 Palabras (21 Páginas)  •  728 Visitas

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¿Dónde exactamente y cómo encontró Agustín de Hipona esa estabilidad que tanto ansiaba encontrar? Siguió durante 9 años las enseñanzas del maniqueísmo. El maniqueísmo ofrecía una explicación racional de la génesis del universo en los siguientes términos: en Dios habitan dos grandes principios –el principio del Bien y el principio del Mal– que están en perpetua lucha. En la guerra inicial, el principio del Mal o principio de las tinieblas se rebeló contra el principio del Bien o principio de la luz, y la llegada de Cristo augura la victoria final de la luz sobre las tinieblas. Sin embargo, Agustín terminó defraudado por el maniqueísmo y acudió a un neoplatonismo como la última gran corriente de filosofía griega antes del triunfo del cristianismo sobre él.

Pues bien, fue en la lectura de los neoplatónicos, nos dice Agustín, donde encontró la manera más adecuada de acercarse a las Escrituras Sagradas. En el neoplatonismo encontró una llamada a buscar dentro de sí mismo, una llamada a la interioridad. En cualquier caso, en el año 386 d. C Agustín se convierte al cristianismo. Más tarde fue nombrado obispo de Hipona, y murió siendo obispo de esa ciudad en el sitio hecho por los vándalos en el año 430. Fue un Teólogo latino, una de las máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano. Orador de vida impura y maniqueista en un primer momento, Agustín conoce el cristianismo por el Obispo Ambrosio, e influenciado por él es convertido a esta religión. Posteriormente el será nombrado Obispo de Hipona, ciudad en la que pasara sus últimos años de vida hasta su muerte en el 430 d.C. San Agustín se transforma en el centro de las dos edades, de dos corrientes culturales: la romana en decadencia y la occidental. Tras el saqueo de Roma en el 410 el tendrá una respuesta muy ardiente en un libro al que titularía La Ciudad de Dios. [3]

Agustín de Hipona escribió muchas obras, la mayoría de ellas orientadas a combatir las herejías y las críticas que desde otras doctrinas recibía el cristianismo. Entre sus obras más importantes figuran: Las confesiones, considerada la mejor obra de Agustín de Hipona, Sobre la trinidad, Retractaciones, como la recopilación de la vida del Obispo de Hipona y como apología del cristianismo la gran obra conocida como La Ciudad de Dios.

El contexto en el cual se desarrolla es un punto crítico en la historia del Imperio Romano, entonces, ¿Por qué es una obra de gran importancia para la historiografía? Su importancia radica en que se ubica en un momento crucial en la historia de la humanidad, pues mientras el Imperio Oriental goza de la riqueza y el auge, el Imperio Occidental se ha visto decadente con las invasiones bárbaras que han ido provocando la ruptura del Imperio, el cual ha adoptado al cristianismo, por el cual la educación cristiana se ha visto mus sacudida por persecuciones y matanzas a lo largo del Imperio.

Por otra parte, La Ciudad de Dios es de suma importancia debido a que gracias a San Agustín, quien está considerado como el último gran filósofo de la antigüedad latina, nacería el filosofar en la fe, y con ello la filosofía cristiana.

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Ahora, después de una introducción que nos ha ubicado en el contexto, podré abordar en los párrafos siguientes, qué es de La Ciudad de Dios, la metodología que Agustín ha empleado para justificar su obra, el estilo por el cual el autor transmite sus ideas y también, el mismo contenido de La Ciudad de Dios, abordando algunos libros que la obra contiene, ya que estos nos ofrecen la opinión de San Agustín frente a lo acontecido, y su explicación acerca del origen de las dos ciudades, y del fin de los tiempos, relacionado con el fin de la historia.

La Ciudad de Dios contra los paganos es más que una obra de la historiografía, es una profunda reflexión de San Agustín, en la cual ofrece su pensamiento político, filosófico y teológico. Esta obra fue escrita durante la vejez de Agustín, a lo largo de quince años: entre el 412 y el 426. La Civitate Dei es considerada como la primera obra de Filosofía y Teología de la historia. Es también una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad Celestial, que es el reino de Dios y por otro lado, a la Ciudad Pagana, la cual es la ciudad terrenal.

Es considerada como una hermenéutica de la historia, pues San Agustín ofrece una interpretación de la historia del cristianismo bajo la perspectiva filosófica pero también teológica. San Agustín plasma en su libro diversas doctrinas que han influenciado su vida, como la teoría de los dos amores: el egoísmo y la caridad, los cuales son el origen inmanente de las dos ciudades. También ofrecerá su interpretación de la providencia como la rectora de todo, de la gracia y del cristocentrismo.

El estilo de Agustín de Hipona muestra un lenguaje duro, fuerte, burlesco, y sarcástico, influenciado por la herida que le ha causado la profanación del nombre de Cristo. En ocasiones, lo veremos escribir como expositor, otras ocasiones si dirigirá a nosotros de forma didáctica, o también, de estilo lírico, pero ante todo, siempre se verá filósofo, y sobretodo, teólogo. Por otra parte abordará temas como la filosofía, el alma y Dios, la gracia y el libre albedrío, también se empeñará en menospreciar la eficacia de las causas segundas, para que así resalte mejor la acción de Dios.

Un factor a tener en cuenta en su estilo es que Agustín estudió Oratoria, y esto le beneficiaría en el arte de convencer al público, pues De Civitate Dei intentara eso, convencer al paganismo del error que están cometiendo al culpar al cristianismo, pues la culpa de las desgracias de Roma es de la mala administración, de los vicios y de las desgracias que ellos mismos han provocado.

Y es que analizará la historia, que será vista desde su perspectiva en La Ciudad de Dios. La historia es para Agustín “la ciencia que, sobre ciertos principios de interpretación, da sentido eterno a los hechos humanos”[4]. Con esta obra, San Agustín, no se limita a ser un mero expositor o narrador de hechos, sino que él se da por la labor de dar sentido a la historia, interpretar los hechos, y eso es lo que precisamente realiza en La Ciudad de Dios.

La Metodología de San Agustín estará fundamentada como punto de partida que la fe es la condición de la investigación. Además, sus argumentos estarán basados en algunos escritos de Horacio, Homero, Lucano, Perseo, Ovidio, Catulo y Juvenal. A lo largo del su obra, citará en varias ocasiones las Antigüedades de Varrón (muy visto en el libro VI), a Evemero, Salustio, Tito Livio, Floro y

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