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Ciudad de Dios · Agustín de Hipona Por Julia Bouchet

Enviado por   •  21 de Diciembre de 2017  •  3.417 Palabras (14 Páginas)  •  415 Visitas

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No debemos, dice él, concluir que nada depende de nuestra voluntad por que Dios ha previsto en el futuro lo que debe depender y suceder. Después de haber demostrado la importancia de los dioses y la inutilidad y futilidad del destino a procurar la grandeza de Roma, él atribuye esta grandeza a la virtud de los romanos.

Agustín expone lo que él puede concebir mejor de Roma: estimando incomparable la gloria humana y la gloria del Reino prometido por Dios según los términos del apostol Paul, él estima que al que ignore el don del Espíritu Santo, el amor de la gloria es el alimento de la virtud. Dios acuerda una recompensa en términos de grandeza humana, política. Pero Agustín relativiza en seguida la importancia de la gloria política.

Se aferra todo el tiempo a los éxitos como las fallas delos misterios de la voluntad divina. Y termina este libro por una llamada a saber discernir esta voluntad divina en los recientes acontecimientos políticos. Defiende los decretos de interdicción de los paganos. Dos cultos no pueden coexistir.

Libro 6. Crítica de la Teología Civil.

Agustín discute en este libro la filosofía de su tiempo sin la opinión común. Ataca la religión romana, tanto en su utilidad práctica y en su uso político pero en sus fundamentos intelectuales y sus justificaciones ideológicas. Toma la obra de Varrón, las antigüedades de las cosas humanas y divinas. Lo toma como punto de partida la división tripartita de la teología propuesta por Varrón:

-Teología Mítica o Fabulosa (poetas y teatro)

-Teología Física o Natural (filósofos)

-Teología Civil o Política (la delos pueblos)

En verdad, ésta sola división de la teología romana es suficiente para destruirla, ya que al distinguir teología civil y teología poética, Varrón da la ocasión a sospechar la teología civil: puesta en relación con la teología poética, esta se encuentra desacreditada con los mitos poéticos y los juegos del teatro y no reforzada o explicada.

Los juegos del teatro por su licencia lo desacreditan sobre las instituciones religiosas. Varrón no era consciente de la fragilidad de esta teodicia ¿?

Lo que el historiador Varrón, según Agustín, no se atrevió a hacer el filósofo Senecas lo hará: destruir la teología civil con el único beneficio de la teología filosófica. Sin admitirlo, Varrón se retracta finalmente él también sobre la teología filosófica, tomando explícitamente sus distancias respecto a la teología poética y únicamente defendiendo la teología civil con el conformismo social.

Agustín muestra las contradicciones e insensatez de las teologías.

Libro 7. Crítica Minuciosa de la Teología Civil.

Agustín explica que el tema no es sólo intelectual: “se trata de extirpar del fondo tenebroso de las almas el largo error del género humano”. Hace una lista de los principales dioses del panteón romano. En vez de ser esclavizados a dioses que no valen los hombres y en donde la adoración no hace más que desmoronar el mundo, los hombres pueden de ahora en adelante dar gracia al verdadero Dios que tiene todo, que viene y guarda el mundo. Su estilo vivo, intenso se explica por un combate en el momento de la inversión de los informes entre cultos paganos y culto cristiano.

Libro 8. Contestación con los Filósofos Platónicos.

Platón constituye la elección privilegiada de Agustín en su diálogo crítico con los filósofos antiguos. Lo considera como el más cercano a la verdad, sobre todo en su concepción del Soberano Bien, quién depende del goce de Dios y entonces de Dios él mismo.

Establece aquí los fundamentos en relación del pensamiento cristiano a la filosofía los cuales valdrán durante siglos. Habiendo elegido los platónicos como interlocutores, Agustín se opone a ellos. Cierto los platónicos, a la inversa de la religión popular descrita por Varrón, remitir el mundo a Dios y no dioses al mundo y tienen una concepción muy alta de la alteza divina, cercana a la de los cristianos, pero siguen siendo solidarios del paganismo, sobretodo no admiten que Dios pueda comunicarse- mezclarse- directamente con el hombre. Es por ello que los platónicos instauran entre los dioses y los hombres unos intermediarios, espíritus aéreos e inmortales como los dioses, corporales y apasionados como los hombres; espíritus aquí llamados demonios. Sujetos a pasiones como los hombres, no debemos sorprendernos que exigen un culto ausente.

Los hombres supuestamente creyentes no han de dejarse impresionar ni deben admitir el pensamiento de creer inferior a esos espíritus o demonios. El platonismo, según Agustín, no puede plantear que Dios se comunique con los hombres. Sobre este punto, no puede haber una oposición más radical con el cristianismo, el cual manifiesta al contrario esta comunicación. Sin embargo, los textos del corpus Hermés inventados por los hombres o producidos por Dios desaparecerán. Pero el el Oráculo no logrará tomar partido de este futuro que bien predice y que la Escritura Santa también anuncia por su lado.

Libro 9. Contra la Diferencia de los Buenos y los Malos Ángeles.

Agustín persigue su diálogo. La mediación que ha rechazado no impide el considerar una instancia según la cual, se debería distinguir los buenos y los malos espíritus. Es la antropología platónica quien rehúsa en su principio toda comunicación entre la residencia sublime de los dioses y nuestra miserable casa, ignora la parajoda del hombre, medio animal y medio hombre, la alianza de la mortalidad y la razón.

En su nombre espiritualismo, los platónicos se prohíben comprender a la vez el misterio del Verbo hecho carne y la dignidad del hombre.

Libro 10. Idea Cristiana de la Religión. Felicidad y Culto del Dios Único.

Aquí se trata de rechazar el culto de los ángeles o espíritus y de establecer el culto de un solo verdadero Dios. Agustín se explica con la noción de religión, define la doctrina del verdadero sacrifico espiritual y lo direcciona a una última llamada a su maestro Porfhyre (considerado como la última etapa antes de la Sabiduría revelada) Agustín presenta como punto culminante de esta historia, su concepción del sacrificio. La Ciudad de Dios es instaurada para hacernos felices. El fin del hombre, la felicidad del hombre es también la meta de la ciudad de Dios. El sacrificio está ligado a la felicidad

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