La dictadura y Alfonsin

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Se levantan algunas voces.

Comienzan a aparecer denuncias y debates: en algunos períodicos, los seminarios de la Asamblea por los Derechos Humanos, las comunidades religiosas no católicas, la Federación Universitaria, la Comisión de Defensa de la Educación, el Congreso de Educación. Se promueven actividades de educación en un marco semi ilegal.

El período de Alfonsín. Cuando la administración alfonsinista eliminó las normas represivas, lo que se dio no fue el resurgimiento de las experiencias interrumpidas, sino la sensación de un gran vacío. Se elevó un proyecto de ley por el cual se conmemoraría el centenario de la Ley 1420 con un Congreso Pedagógico Nacional. Durante tres años de realizaron actos, debates públicos, asambleas, la Iglesia participó disputando cada espacio a los sectores laicistas. Al interior de la Iglesia habían cobrado fuerza los sectores más reaccionarios, los grupos democráticos aparecían inorgánicos, y el peronismo estaba dividido. Finalmente se pronunció una educación democrática. La política educativa de Alfonsín desplegó el progresismo y las intenciones modernizantes, terminó con el control policial a estudiantes y docentes, con las restricciones para el ingreso a la enseñanza media y universitaria. Respetó el derecho de huelga, se restableció la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el sistema de concursos. Volvió a aparecer la lucha por el gobierno del sistema escolar, cuestión siempre irresuelta. En todo el país se duplicó entre 1983 y 1987 el número de estudiantes en todos los niveles.

Entre los factores que confluyeron haciendo difícil la instauración de una reforma profunda hay que destacar: que el gobierno se componía de sectores radicales democráticos y conservadores; que el gobierno no comprendió la necesidad estratégica de solucionar el problema del salario docente; la relación del gobierno con las provincia, donde había ganado el peronismo, era muy mala; y la indecisión en realizar medidas educativas a fondo. Durante el período la sociedad vivió dos procesos políticos de signo contrario y de mensajes pedagógicos trascendentes, el juicio a los miembros de las Fuerzas Armadas, y las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final que perdonaron el crimen, que expresaron la debilidad de la voluntad política democrática. En 1989 la crisis afectaba a todos los ámbitos de la vida, educar era una meta difícil. La deuda se convirtió en determinante. El porcentaje de pobreza alcanzó su pico y la situación afectó gravemente las posibilidades de grandes sectores para invertir en la educación, muchos no podían estudiar, los docentes no podían ni pagar viáticos, se multiplicaron los comedores escolares. El sistema escolar argentino se rompió, es decir que existieron desde fines del siglo XIX, rutas invisibles para la movilidad social, por vía educativa se podía ascender, en mayor o menor grado, con mayor o menor éxito, pero la probabilidad existía. Con la crisis económica, la acción de la dictadura y la política neoliberal, el sistema se quebró. En la etapa de Alfonsín al pobreza invadió las escuelas, el sistema se fragmentó en rutas que llevaban por caminos distintos, luego el gobierno de Carlos Menem ajustó el sistema para que la división siguiera reproduciéndose.