Las Primeras Bibliotecas de Roma
Enviado por tomas • 27 de Noviembre de 2018 • 1.501 Palabras (7 Páginas) • 304 Visitas
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Las primeras bibliotecas, se puede decir, que se hicieron en las mansiones, donde los ricos y los cultos disfrutaban del placer de la lectura y de las paredes adornadas por libros, luego para filosofar, trataban de representar el escenario tal y como era en la época de sus maestros para poder llegar a la espiritualidad:
“espacios de intimidad libres y relajados, llenos duplicidad de lengua y duplicidad de moral, lujo e hipocresía, gasto ostensible de productos culturales por parte de aristócratas y nuevos ricos, y hasta quizá alguna pizca de esnobismo, todo ello tiñendo una sociedad cada vez más refinada y más compleja.”
“El malestar de la política no era entonces el malestar de la cultura, sino la excusa para una gozosa liturgia de las artes y las letras.” (Troncoso, 2003)
En esta civilización alfabetizada, donde no solo la gente noble, sino también la gente plebeya, gustaba de comprar y de ser lectores potenciales, se iban dejando huellas de escritura y de bibliofilia.
“Ciertamente estas gentes consumidoras de libros no pasaron nunca de ser una minoría, una sociedad libresca limitada, pero.. ¡Quién se la diera a otros siglos y culturas! Como quiera que fuese, la consolidación de un público lector a escala importante tenía que traer consigo la aparición de una nueva institución estatal, la biblioteca pública. (Troncoso, 2003)”
Ahora bien, era más sencilla la tenencia de bibliotecas privadas que públicas, ya que muchos de los que estaban a cargo de la dirección de Roma no querían verse obligados a cubrir los gastos que representaría. Sin embargo estaba Cayo Julio César, un hombre con poder y muy unido al pueblo, que porque siempre buscaba el bien de todo, tuvo la idea de:
“Abrir al público—recuerda Suetonio (Caes. 44, 2)— el mayor número posible de bibliotecas griegas y latinas, para lo cual encomendó a Marco Varrón que cuidara de la compra y clasificación de los libros” (Troncoso 2003)
La inspiración de Alejandría, con sus métodos y su Biblioteca, han inspirado este proyecto que propone Julio César, y aunque este es asesinado, “la función archivística no abandonará de buenas a primeras a la idea de biblioteca”.
“En efecto, un amigo del conquistador de las Galias, y gran amante de la historia, Asinio Polión, sería el que en 39 a.C. hiciese realidad el proyecto cesariano en el llamando atrium Libertatis, que él restauró, cerca de la Curia26. Muy poco sabemos de este primer templo de la lectura, cuyos tesoros al parecer se repartían en dos secciones, en perfecta consonancia con la acreditada tradición bilingüe de la Roma cultivada: textos latinos, por un lado, y textos griegos,por otro.”
Dice Víctor Alonso Troncoso que:
- El primero en introducir una cantidad grande de libros fue Emilio Paulo después de derrotar a Perseo.
- Segundo Lúculo, como parte del botín de Ponto.
- César confió a Varrón el encargo de organizar una gran biblioteca.
- Pero fue Polión el que abrió en Roma una Biblioteca Pública integrada tanto por obras griegas como latinas y un atrio con fotografías de los autores.
“El Príncipe Augusto, fundó dos bibliotecas de libre acceso, ambas bilingües: una en el Pórtico de Octavia (bibliotheca porticus Octaviae), y otra sobre la colina del Palatino, en 28 d.C., que iba a mantenerse en pie hasta la época de Constantino. Era de esperar que también ahora un díptico sirviese de módulo constructivo para la organización del edificio palatino, la bibliotheca ad Apollonis, anexaal deslumbrante templo de Apolo: dos salas de lectura y depositio librorum, absidales y contiguas, se repartían ambas colecciones (griega y latina) y se abrían a un pórtico exterior, para pasear y entretenerse con los textos; en su interior nichos de pared al uso acogían los armarios para guardar los volúmenes, entre estatuas de renombrados poetas y oradores, revestidos de armadura. Señalemos que la novedad de la concepción arquitectónica romana radicaba en que depósito de volúmenes y sala de lectura se fundían en un solo ambiente, al contrario del modelo helenístico (alejandrino), donde ambos espacios estaban nítidamente separados.” (Troncoso 2003)
Bibliografía
Alonso, T. V. (2003). Las primeras Bibliotecas de Roma. Revista General de Información y Documentación, 37-49.
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