Monografía sobre la obra“1984”, de George Orwell
Enviado por Ensa05 • 11 de Marzo de 2018 • 2.255 Palabras (10 Páginas) • 674 Visitas
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También sobre este punto, acerca de lo que es real o nos hacen creer como tal, podemos hablar sobre el signo lingüístico y su relación con el conocimiento del mundo. Según Saussure el signo lingüístico permite estructurar el pensamiento. De esta manera el lenguaje proporciona nombres a pensamientos que existen independientemente. Cada lengua estructura el mundo de forma diferente. En 1984 otra de las tantas las maneras de controlar a las personas y su pensamiento es por medio del lenguaje. Es así que desde el Partido crean la lengua oficial de Oceanía[5], que tenía como objeto satisfacer las exigencias ideológicas del Ingsoc, como también hacer intransitable cualquier otro modo de dar forma al pensamiento. Una lengua reducida para no dar lugar a las deducciones indirectas: se eliminaban vocablos inconvenientes, se suprimían verbos, adjetivos, los antonimos como los conocemos no existían en el Neohabla. Por ejemplo: cortar era un concepto inexistente, y formaba parte de cuchillo. El prefijo im denotaba la forma negativa de una palabra: imfrío significaba caliente.
Era un nuevo lenguaje muy preciso y con objetivos estrictamente determinados. Al final de la novela se encuentra un apéndice donde se explican los principios de neohabla.
Los lectores nos encontramos con un texto que despierta sensaciones, sentimientos y una suerte de intuición que nos acompaña en la comprensión de la lectura. Podríamos decir que se pone en juego lo que Hans-George Gadamer llama “Comprensión lectora”. Algunas imágenes que dan cuenta de un tipo de lectura donde intervienen las sensaciones.
“Parecióle volver a aspirar el cálido y vaporoso tufo de aquella cocina: un pronunciado olor a insectos, a roa sucia, y a perfumes baratos…” (Cap. VI, pág. 58)
“De un entresuelo esparcíase a la calle un agradable olorcillo a café tostado -café de verdad, no el denominado de la Victoria- y detúvose Winston sin querer.” (Cap. VIII pág. 71)
“Tomó O’Brien la garrafa por el cuello y llenó las copas con un líquido de color rojo oscuro (…) asumía un color rubí. Su aroma estaba entre dulce y agrio. ” (Parte II, Cap. VII pág. 138)
“De pronto percibió el peculiar olor de moho, característico de aquellos roedores (…) Y en esos instantes no era sino un ser irracional que aullaba de desesperación.” (Parte III, Cap. V pág. 232)
Si bien estos son unos pocos ejemplos, son los que resultaron más significativos para mí, especialmente el último, donde tuve ganas de tirar el libro y gritar de desesperación junto a Winston.
Roland Barthes, en una de sus teorías, introduce el concepto de Lexias: estas son unidades de lectura en las que se puede dividir un texto. Pueden ser analizadas desde cinco códigos: proairético (es el código de las acciones y de los comportamientos, lo narrativo), simbólico (es el lugar propio de la multivalencia y de la reversibilidad en la interpretación del tema de la novela), hermenéutico (busca el enigma en el texto, ir más allá y rastrear el sentido), cultural (lo convencional del signo, que categoriza la realidad que es construida por el lenguaje) y sémico (significado connotativo al que remite la lexia). En este caso las lexías seleccionadas de la obra de Orwell serán analizadas con los últimos tres códigos mencionados.
Lexias elegidas:
- Propiavida: expresión de individualismo y excentricidad. Estar en soledad no era bien visto por el Partido. La unión de las palabras “propio” y “vida” no permitía reflexionar sobre las particularidades que cada concepto conlleva. Por lo tanto lo propio no existía y la vida era igual para todos los integrantes del partido.
- Café de la victoria: era el café que se les daba a los trabajadores del Partido: el café del triunfo de la revolución al que todos podían acceder. Como se observa en la obra tenía gusto a quemado, nada delicioso, pero todos tenían que tomarlo. Por otra parte la palabra victoria remite a la V utilizada por los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
- Comercios corrientes: podríamos pensar que son los comercios a los que todo el mundo asistía, pero no es así. Eran los lugares a los que iban a hacer sus compras los integrantes de la plebe. Si algún integrante del partido era visto allí, se decía que estaba incurriendo en el tráfico del mercado libre. Aunque la prohibición no regía en forma absoluta, estaba mal visto en las esferas del partido. Fue allí donde Winston compró su libro, donde luego escribiría.
- “A la sombra de un castaño. Me vendiste y te vendí…”: pertenece a una canción que aparece en el texto. Siempre la cantaba una mujer mientras Winston tenía sus encuentros con Julia, y su sentido literal es el que recorre la novela. Entiendo que podría haber sido una especie de presagio de lo que iba a suceder, ya que Winston y Julia, al ser atrapados y torturados, “se venden” dejando su amor a un lado. Eran torturados por el gran O’Brien, en quien alguna vez habían confiado.
- Barco: aunque uno podría pensar en el transporte acuático, en realidad se llamaba así a las bombas voladoras. Lo cierto es que quienes vivían en Oceanía no podían ir a otra de las superpotencias. Nadie tampoco pensaba en eso. El medio de transporte que utilizaban los integrantes del partido eran los ómnibus para viajar en ellos dentro de Londres.
En la obra de Orwell podemos encontrarnos con “intertextos”, en términos de Gerard Genette. Nos referimos a la co-presencia de dos o más textos que tienen presencia efectiva dentro de otro texto. Me gustaría destacar la impronta de dos autores: Saussure y Foucault.
La referencia a Saussure aparece cuando se menciona al neohabla, donde se hace alusión a la imbricación entre el signo lingüístico y el pensamiento. Desde esa concepción del lenguaje se pretende modificar la lengua del ingsoc y limitar el pensamiento de los individuos para beneficio del Partido Único, como ya lo he mencionado al comienzo del trabajo.
Es muy interesante cómo se puede establecer un cruce con el trabajo de Foucault en “Vigilar y Castigar” con la vigilancia y control que presenta 1984. El filósofo francés compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas panópticos. Allí, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros al tiempo que no puede ser visto. A través de esta forma de vigilancia, la sociedad moderna ejercita sus sistemas de control de poder y conocimiento. Foucault sugiere que en todos los planos de la sociedad moderna existe un tipo de 'prisión continua', desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario
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