PRIMERA PARTE Los de abajo

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En el festejo le hacen saber al general Macías que tiene la orden de ir tras los orozquistas. Sus muchachos se alegran de la noticia y dicen que ahora si pelearan contra hombres de verdad.

El güero Margarito comenta que quisiera agarrar al mismo Pascual Orozco, arrancarle las plantas de los pies y hacerlo caminar por la sierra. El meco le pregunta de manera solemne que si él fue el que mato al Señor Madero, pero el güero le dice que no, que solo quiere venganza por una cachetada que le dio cuando era mesero.

Una vez tomado el camino, debatían a donde seguir con su ruta; primero a Tepatitlán y después se discutían si a Aguascalientes o Cuquio.

El apuro de los comandantes de Demetrio era llegar a Aguascalientes para saquear y poder pagar a los nuevos reclutas, a que en el transcurso de esa semana gastaron cuarenta mil pesos y habían adscrito quinientos hombres más, sin embargo Demetrio decidió que fueran mejor a la sierra.

Dentro de la sección XIV de la segunda parte se menciona a Silao., una señora al subir al tren hace un anuncio, que en la estación de Silao le robaron su petaca; un joven bien vestido…

El güero y Pancracio hacen comentarios de desinterés para lo que decía la señora.

TERCERA PARTE

En la tercera parte del libro se puede observar cómo es que ya la revolución va dejando sus altibajos, esos arrepentimientos y pensamientos que hacen discernir si en verdad sirvió de algo la pelea.

Al calor del desierto, Margarito les preguntaba al comandante y al general que para que seguían peleando si ya habían derrotado a la federación, pero ninguno le contesto. Después de un largo camino llegaron a un caserío que estaba abandonado y que este hecho hizo enojar a Demetrio el cual dio orden de atrapar a cualquiera que se encontrara escondido o huyendo, pero sus hombres se negaron ya que se trataba de los Serranos, hombres que también pelearon por su libertad.

Cuando capturaron a algunos hombres se les acuso de desertores sin embargo hicieron amistad con los hombres de Demetrio pues, les contaron como villa había sido derrotado en Celaya.

Prosiguiendo su camino llegan a un peñascal en una mañana demasiado tranquila, sin importarles nada. Al poco tiempo se ven rodeados como en el principio del libro, ahora ellos son los emboscados. Demetrio da la orden de disparar pero los enemigos son más.

El general Macías, ve como sus hombres van cayendo uno a uno ante las balas. Venancio cae a su lado con el pecho destrozado y Demetrio solo se queda viendo.

Cuando reacciona se resguarda para disparar a los enemigos. Hace gala de su buen tiro y no falla ninguno. El libro termina con una interrogante, ya que no menciona si murió o no, solo hace la siguiente afirmación: “Demetrio Macías, con los ojos fijos para siempre, sigue apuntando con el cañón de su fusil…

Conclusión

En esta obra literaria nos damos cuenta que la revolución no fue una gran batalla dirigida por sus comandantes más famosos; Pancho Villa, Emiliano Zapata, Pascual Orosco, sino que fueron pequeñas batallas alrededor del territorio. En ocasiones no conocían de manera personal a sus Generales, pero eran fieles a sus ideales, incluso cuando iban contra de creencia personales.

Es de resaltar que el autor conocía de manera personal el ambiente revolucionario, por eso es que hace una excelente semblanza de los acontecimientos.

Si algo me deja como aprendizaje, es que, la fidelidad de los ideales te lleva a realizar tus metas, pero pueden ser imprudentes los medios por los cuales llegamos a ellas. No debemos de quitar la vista de los objetivos, pero debemos cuantificar los perjuicios colaterales.