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¿Qué es la historia? – Edward Hallet Carr

Enviado por   •  12 de Enero de 2019  •  1.394 Palabras (6 Páginas)  •  314 Visitas

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son moldeados por las sociedades uno de ellos porque no aprendió nada como es el hombre primitivo y el otro que sería el hombre civilizado es porque aún está en crecimiento y debe seguir moldeándose de acuerdo a nuevas enseñanzas y pautas. (p. 43-44)

No es que la noción del hombre como individuo induzca ni más ni menos a error que su noción como miembro de un grupo: lo que induce a error es el intento de separar ambas nociones. El individuo es por definición un miembro de una sociedad, o probablemente de más de una sociedad, llámesela grupo, clase, tribu, nación. (p. 62)

Carr afirma que la “gran historia” se escribe cuando la visión del pasado de cada historiador “se ilumina con sus conocimientos de los problemas del presente”. En este caso, creo que estos problemas pueden sin duda servirnos para ubicar o contrastar mejor ciertos aspectos del periodo o de la problemática histórica que estamos estudiando, Carr insiste en este punto cuando afirma que la doble función de la historia es “comprender la sociedad del pasado e incrementar su dominio de la sociedad del presente. (p. 68)

Carr regresa a esta cuestión en el segundo capítulo, cuando afirma que la “gran historia” se escribe cuando la visión del pasado de cada historiador “se ilumina con sus conocimientos de los problemas del presente”. En este caso, creo que estos problemas pueden sin duda servirnos para ubicar o contrastar mejor ciertos aspectos del periodo o de la problemática histórica que estamos estudiando, pero esto no me parece ninguna condición para escribir “gran historia”. Al final de este segundo capítulo Carr insiste en este punto cuando afirma que la doble función de la historia es “comprender la sociedad del pasado e incrementar su dominio [mastery] de la sociedad del presente”. A este respecto, considero que, salvo en un sentido relativo (que no es el que tiene en mente Carr a juzgar por lo expresado por él en esta y otras partes del texto), la historia no incrementa nuestro dominio sobre la sociedad en que vivimos.5

Como señalé, en el primer capítulo Carr enfatiza el peso del historiador en toda la labor historiográfica. En el segundo, en cambio, subraya el peso del contexto social sobre el historiador. Es aquí donde Carr hace otro planteamiento por demás polémico cuando afirma que no hay una distinción clara entre un hombre como individuo y un hombre como miembro de un grupo. Por supuesto que hay líderes en la historia, nos dice, pero la multitud es esencial para su éxito: “En historia, el número cuenta”. Aquí, como en otras partes del libro, Carr critica la visión de la historia de Isaiah Berlin sobre el estudio de la misma con base en las intenciones de los individuos. Para Carr, la interacción entre los individuos modifica sustancialmente sus intenciones; por lo tanto, centrar nuestra atención en ellas es una pérdida de tiempo. Los “grandes hombres” no surgen de la nada y la socorrida antítesis entre la sociedad y el individuo no es, para Carr, más que una “pista falsa” (red herring) para confundir el pensamiento.

¿Qué es la Historia? no podía dejar fuera el tema de la causalidad en la historia y a él está dedicado el cuarto capítulo. La relevancia de esta cuestión es evidente para cualquier historiador o persona interesada en la historia. En opinión de Carr, un historiador es conocido, antes que por cualquier otra cosa, por las causas que invoca para explicar tal o cual hecho o proceso histórico. “Toda discusión histórica gira en torno a la cuestión de la prioridad de las causas”.6 Respecto al determinismo, una cuestión que surge de manera natural en cuanto nos adentramos en la causalidad, Carr enfila sus baterías en contra de Karl Popper y, otra vez, Isaiah Berlin; concretamente en contra de lo que considera una visión reduccionista de estos dos autores respecto el determinismo. Una vez más, Carr plantea que estamos ante una “pista falsa”, pues todas las acciones humanas son, al mismo tiempo, libres y determinadas, dependiendo del punto de vista del observador. “Nada es inevitable en la historia, salvo en el sentido formal de que, de haber ocurrido de otro modo, hubiera sido porque las causas antecedentes eran necesariamente

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