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Violencia en el fútbol. Garantizar la seguridad en los estadios de fútbol.

Enviado por   •  8 de Marzo de 2018  •  1.453 Palabras (6 Páginas)  •  372 Visitas

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avanzaron lentamente en la descripcióninterna de ellos, en los personajes que las integraban, crecieron los editoriales y las cronologías de los hechos ocurridos previamente. Los incidentes en las canchas ya se consideraban “endémicos” y así es como comenzaba el reparto de responsabilidades hacia los poderes públicos y los dirigentes. El seguimiento de los hechos también es una buena muestra de la importancia que lo medios le asignan a la cuestión. Mientras en las primeras muertes la noticia se seguía periodísticamente durante aproximadamente una semana, en 1983 tanto Clarín como La Nación darían lugar al caso diariamente por más de 15 días. Este es el primer hecho donde las portadas de los diarios dedicarían igual o más espacio a la violencia que al partido de fútbol. A partir de entonces, los incidentes ocuparán paulatinamente un lugar cada vez más destacado en las crónicas.

La muerte de Cabrera (1990) quita las comillas a la expresión “barra brava” y profundiza la investigación de los medios sobre la dinámica interna de estos grupos. Mientras desde el Gobierno Nacional en 1990 se lanzaba un plan de lucha contra la violencia, cuyo eje central era la implementación del derecho de admisión a los violentos, los medios chequeaban cómo funcionan los operativos policiales en la implementación de las nuevas medidas. De esta forma, descubrieron las contradicciones entre dirigentes y policías y las quejas de éstos últimos por la falta de colaboración.

En 1994, el juez César Quiroga señalaría públicamente al periodismo deportivo como uno delos actores responsables de la existencia de las “barras bravas”. Esta vez, era la justicia la que cargaba la responsabilidad sobre los medios. A partir de entonces, las crónicas apuntarían a denunciar la complicidad de los dirigentes con los violentos, a señalar a la violencia como eje central del espectáculo deportivo y a la falta de medidas efectivas para solucionarla. Sin embargo, no se leen líneas dedicadas al rol del periodismo en la cuestión. La prensa se muestra como un actor ajeno, dedicado a denunciar la problemática y el papel cómplice o fomentador de los otros actores. En 1997, para la prensa la violencia ya era definitivamente la norma del fenómeno futbolístico. “Un clásico, un muerto” dijo La Nación (20/12/1997) tras la muerte de Fernández. En 2003, la portada de La Nación (21/4/2003) mostraba a los hinchas de Newell’s fallecidos compartiendo cartel con los festejos de los goles en la jornada de domingo. Pese a que desde hace un tiempo la violencia era algo corriente para la prensa, todavía aparecía en relación a la fiesta futbolística.

En 2003, la violencia ya se presentaba como un negocio, tanto para los “barras” como las fuerzas de seguridad. Las complicidades primero apuntaban a los dirigentes futbolísticos, luego a los dirigentes políticos y finalmente a los policías. Desde los dirigentes de fútbol, como ya había ocurrido en el pasado, se cargaba contra los medios de comunicación. Julio Grondona declaró: “Tampoco hace nada bien que los medios vayan y pregunten siempre por elcontrario porque es una forma de generar violencia” (Clarín 24/12/1997).

En el caso Acro (2007), los medios no sólo describen las disputas internas y sus múltiples negocios sino que la propia voz de los “barras” llega a los medios. Los “barras” se vuelven protagonistas centrales de las crónicas, disponiendo de espacios especialmente dedicados a ellos en la prensa. Se detallan las internas, los nombres, la sucesión de hechos que desataron las internas. La disputa de la barra de River también se trasladó a la prensa. Schlenker y Rousseau, sospechados por la muerte de Acro, dieron sus versiones acusándose mutuamente. Ambos se presentaron ante la opinión pública como víctimas. Ya no se mostraban como personajes marginales del ámbito del fútbol sino como una nueva voz integrada al mundo deportivo.

En el partido entre River y San Lorenzo, el primero desde la muerte de Acro, la no violencia se volvió noticia, “lo que no es poco en épocas violentas” dijo Clarín (20/8/2007). Algo marginal al espectáculo se había vuelto central, por su presencia o por su ausencia. Aquel día, la cobertura periodística sobre los posibles incidentes, que no sucedieron, y sobre el operativo de seguridad fue equivalente el espacio dedicado al hecho futbolístico. Ya no podía separarse un aspecto del otro. El fútbol en sí mismo se había vuelto un espectáculo festivo que incluía a la violencia, aunque estuviera ausente. El imaginario en torno al espectáculo deportivo en los medios de comunicación había cambiado para

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