Walden Dos Burrhus Frederick Skinner

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El principal objetivo es erradicar las malas conductas desde la cuna (mediante procesos de refuerzo/castigo) dando como resultado enormes consecuencias en la estructura social. Es la sociedad reducida a su parte positiva y a su finalidad: “ayudar a vivir mejor al hombre acompañado que al hombre solo”. Razón por la que no hay nadie infeliz. El trabajo está repartido igualitariamente, no hay mejores ni peores, todos hacen todas las labores rotativamente, aman, educan y, una vez libres de cualquier mala emoción, su tiempo lo dedican exclusivamente a mejorarse en el campo de las artes, las ciencias y el deporte que son parte de su entretenimiento.

En esencia, la obra plantea preguntas sobre los posibles compromisos en el dilema entre los valores de libertad y dignidad, por un lado, y la supervivencia cultural por otro; esta última como consecuencia de la explosión demográfica, el riesgo de un holocausto nuclear, el hambre en el mundo y la contaminación del planeta que no estamos muy lejos de alguna estas e incluso algunas las estamos padeciendo ya. La solución radica en modificaciones de la conducta humana en base a la tecnología de la conducta. En su visión del mundo nos plantea una forma de pensar, especie de método general de resolución de problemas.

Skinner era a la vez realista y determinado en la medida en que postulaba la existencia de un mundo exterior regido por leyes a la espera de ser descubiertas. Una vez reveladas, podrían utilizarse para mejorar la condición humana. Una premisa básica es que el entorno del individuo y los estímulos exteriores controlan su conducta.

Una de las características de esta sociedad es que no se enseña historia en el sistema educativo porque no importa tanto el pasado y llama mi atención pues el pasado nos forma como personas con identidad propia. “Pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, y por muy feliz que sea esta sociedad, en algún momento se ha de cometer un error y aprender de eso a través del recuerdo y las experiencias.

Se maneja un código de conducta creado por los mismos habitantes que es sometido a análisis continuos y se impulsa a los jóvenes a escoger pareja fija y tener hijos a los 15 años; pero yo no lo llamaría felicidad, es sometimiento haciéndote creer que eres libre, pero esta libertad está controlada, controlan tu forma de pensar, de realizar las cosas, etc.

Pero no todo me parece malo, se proponen soluciones prácticas y preventivas a posibles efectos, tal como el ser autosuficientes haciendo su propia ropa, cultivar su propia comida y almacenar pensando en el futuro. Tienen sus propios servicios médicos, y aunque adquieren créditos al trabajar, se trabaja más por vocación y sin una gran obligación, que es como la teoría de la Y de Douglas McGregor[4] en la que el empleo es una fuente de satisfacción y que la persona se esforzarán siempre por lograr los mejores resultados para la organización.

Lo que propone el libro, según la perspectiva, puede ser hermoso u horrible, una utopía o una distopía y el libro no lo soluciona, propone que sea el lector el que piense y se cuestione ¿cuánto llegaría a sacrificar el hombre para lograr una sociedad perfecta?, donde los rasgos personales se ven muy resumidos (prácticamente reducidos al físico) y la personalidad muy simple mediante una educación estricta y única.

El condicionamiento operante y la ingeniería social significa homogeneizar al ser humano e incluso erradicar parte de lo que parece “su naturaleza” (esa que justifica tantas cosas).

Nos pone a reflexionar sobre la educación que hemos adquirido, la que nos ha enseñado que la individualidad y la diferenciación personal es algo positivo y al ser considerado igual que otro es un fracaso. Pero dada la existencia de comunidades en el mundo que han sido educadas bajo valores diferentes, no observan la homogeneidad como algo negativo, así que percibimos lo que es positivo y negativo como fruto de una educación.

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