Skiner: Walden dos.

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palpable. El ambiente mostraba indicios de contaminación y la escases de los recursos hizo que la ciencia volteara a ver la posibilidad de llevar una supervivencia sustentable. Comer más cereales en vez de carne, y un control natal más regulado, pero estas medias suponían un efecto negativo al consumismo que ese tiempo se desarrollaba.

De la ficción a la realidad

Hay una analogía en el libro, un rebaño de ovejas aprendió a quedarse dentro de un cuadro limitado por una inofensiva cuerda, anteriormente había una cerca eléctrica y eventualmente fue cambiada; las ovejas ya habían modificado su comportamiento y no se acercaban al límite por miedo. Las ovejas pequeñas aprendían por imitación si atreverse a cuestionar a las mayores y así se creó una cultura donde es una regla mantenerse alejadas de la cuerda.

Pero qué bueno que las ovejas no tienen la curiosidad del humano, porque algún corderillo podría preguntarse acerca de tal regla tan estúpida y simplemente descubrir que o pasa nada si te acercas. Qué pasaría con las pobres ovejas con toda su realidad.

La variables y nuestra incesante curiosidad y capacidad para cuestionar hasta el porque el vuelo de una mosca, hacen que el concepto de una sociedad perfecta se convierta en algo pequeño y nunca alcanza para abarcar nuestra complejidad.

¿Pero, si realmente existiera una organización capaz de controlarnos a su capricho? Las conductas del humano son muy predecibles, dale una situación de interés donde se sienta incluido y estará alrededor dándole vueltas como gatito.

Hoy en día nos encontramos con que un mundial de futbol o la llegada de un Papa pueden mantener expectante a todo una población, olvidándose de cual otra cosa en su vida.

La gente ya no tiene que pensar, solo necesita dejarse llevar por la corriente. Se trata de confundir a las personas, de hacerlas perder el tiempo. Se pretende que el mundo entero se parezca, se achate, que todos consúmanos los mismos productos las mismas películas, reajustando a los que se quieran salir del molde soltando reglas implícitas de como deberíamos ser, están en comerciales, libros de auto superación, películas, etc.

“Era fácil imaginar la existencia de un instrumento poderoso formado por los principios ya puestos en práctica por políticos, educadores, sacerdotes, publicitarios y psicólogos. Las técnicas para controlar la conducta humana eran bastante claras. El problema es que no se encontraban en las manos adecuadas…

¡Hasta la misma raya del pelo se la hacía debido a un código!”

Cuando éramos pequeños y nos portábamos bien en la escuela nos ponían una estrellita en la frente, así todos sabrían lo bueno o inteligente que eras. Esto era premio que con el tiempo va moldeando nuestra conducta. A la larga además del buen comportamiento crea un sistema de competencias donde necesitas demostrar tu superioridad ante los demás, porque además esto impone tu estatus, creando una separación de clases y un instinto de competencia los cuales son necesarios para la sociedad en que vivimos.

Nos vamos moldeando unos a otros, la misma sociedad nos inculca miedos, formas de comportarnos ante ciertas situaciones llamándolos “buenos modales” que al fin de cuentas solo sirven si deseas vivir dentro del circulo. La sociedad ataca temprano, cuando el individuo no tiene defensas. Lo esclaviza casi antes de que pueda saborear la libertad. Es el condicionamiento operante: si haces cosas “buenas” recibirás premios y serás aceptado y es cierto que nadie nos gusta ser rechazados y excluidos del grupo. Esto en un ámbito primitivo podría a haber significado la muerte.

Si observamos bien nuestras conductas existen porque alguien, más allá de nuestros padres quiso que así fuera para que la organización siguiera funcionando, nos han moldeado y cada uno de nosotros somos un producto que funciona en un complejo sistema. No existe la sociedad perfecta pero si una donde nos movemos como titeres a merced de un beneficio que no es para todos.

En este punto ¿existe la libertad y el libre albedrío? ¿Cuales son realmente decisiones nuestras?

Si una sociedad “perfecta” como Walden dos existiera, quizás sería interesante vivir en ella por un tiempo; yo lo haría, aunque habría que probar los límites a los que una sociedad