Cómo los psicólogos estudian la agresión.

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Psicología Clínica: El psicólogo clínico aplica los resultados del psicólogo de la personalidad para tratar pacientes y ayudarles con sus problemas emocionales, por ejemplo un joven puede reportar a un psicólogo clínico que tiene muchos problemas ajustándose a la universidad o a un nuevo trabajo; puede informar que se revela y es hostil hacia todas las personas que tienen poder sobre él, profesores, jefes y personal de seguridad. En este caso el psicólogo clínico puede explorar la relación con sus padres especialmente con el papá. Se asume que nuestros padres son las primeras figuras de autoridad que tenemos y nuestras respuestas básicas a la autoridad son aprendidas de las interacciones con ellos. La Psicología Clínica busca diagnosticar y tratar los problemas emocionales y mentales. Pueden ser específicos como un problema de lectura o tan generales como una neurosis. Utiliza tests, entrevistas, observaciones (la clínica). La información es integrada y el tratamiento preparado, con base a una teoría de la personalidad (frecuentemente). Por ejemplo, una fobia puede ser interpretada por el psicólogo clínico como un miedo irracional a un objeto o una situación y que se produjo por una experiencia vital muy negativa/traumática con un resultado que es vivido de forma impactante para la persona. El tratamiento puede ser a través de un método conductual que consiste en técnicas de condicionamiento y aproximación sucesiva a la situación, o, puede ser a través de un método psicoterapéutico que involucra sesiones y entrevistas muy intensas para encontrar las causas que están por debajo de esta fobia.

El Psicólogo del Desarrollo también se interesa en las experiencias de la infancia y sus efectos en la conducta posterior, y estudia por observación directa como lo vamos a mostrar en la siguiente investigación de Bandura, Ross y Ross, 1963. En esta importante investigación, un grupo de niños, designado como grupo experimental, observó a un adulto golpeando, pateando y empujando a un muñeco grande de plástico (porfiado). Después estos niños tuvieron la oportunidad de jugar con este muñeco y de hacer cualquier cosa que quisieran con él. La mayoría de los niños golpearon, patearon y lanzaron al muñeco imitando al modelo adulto. Un segundo grupo designado el grupo control, también tuvo la oportunidad de interaccionar con el muñeco, pero sin haber observado al modelo adulto interaccionando con el juguete. Este grupo mostró menor número de conductas como golpear, patear o lanzar, que el grupo experimental. Aquí se ve la importancia de poder comparar y controlar variables dentro de un experimento ya que sin el grupo control no pudiéramos saber si el comportamiento agresivo de los niños en el grupo experimental era influido por las condiciones antecedentes. Claramente la imitación puede ser un factor importante en la agresión. La conclusión es que al menos en los niños, la observación de otra persona actuando agresivamente puede resultar en el aumento de conductas agresivas o violentas que en otros niños que no han observado esa conducta violenta.

El Psicobiólogo se especializa en las raíces fisiológicas, neurales y endocrinas de la conducta. Cuándo estudia la agresión su foco está en tales factores como: las estructuras cerebrales y las hormonas involucradas en la conducta violenta. Por ejemplo, el remover una estructura cerebral llamada amígdala a un tigre tiene como resultado un comportamiento muy parecido al de un gato domesticado ya que al presentarle pequeños animales a los cuales hubiese matado antes de la remoción de la amígdala, sólo juega con ellos sin matarlos, además de que puede ser alimentado con la mano. Tales investigaciones tienen importancia para entender las raíces biológicas de la agresión. El conocer la relación entre el cerebro y la conducta agresiva ha sido utilizado en el tratamiento de gente que se comporta de forma violenta patológicamente debido a daño cerebral o tumores. El uso de algunas drogas puede hacer que estas personas lleven vidas relativamente normales.

En la Psicología Comparada, como su nombre lo implica, el psicólogo compara las formas, fuentes y funciones de diferentes conductas en varias especies de animales. Este estudio da una perspectiva amplia de la conducta y permite enfocar y definir algunos problemas en varios tipos de conductas y que a su vez son utilizadas en la psicología diferencial, la cual estudia todo lo relacionado a las diferencias individuales en los seres humanos. En cuanto al estudio de la agresión, se podría decir que la conducta violenta observada en animales cuando compiten (conducta de dominancia en el grupo, en el territorio, por comida y por pareja) es sin duda clasificada como agresiva. La conducta defensiva contra un depredador o un intruso puede ser clasificada como agresiva también, aunque muchas veces involucra diferentes patrones de actividad. La conducta depredadora como cuando un gato acecha a un ave involucra complejos patrones de comportamiento y muchos psicólogos no la clasificarían como agresiva, tal como excluimos las conductas humanas como cazar o beneficiar animales para comer.

La Psicología Diferencial se nutre de hallazgos en disciplinas como la Etología y la psicología comparada para estudiar las diferencias individuales en los seres humanos, por ejemplo, los leones marinos machos, una vez que llegan a un territorio escenifican peleas en donde todos pelean contra todos. Hay muchos comportamientos e intentos vistos como amenazas y pueden llegar hasta un contacto físico sangriento. Todo esto con la finalidad de establecer dominancia. Posteriormente cuando llegan al territorio las hembras, los machos dominantes acceden al mayor número de hembras con la finalidad de aparearse por lo que son los padres de la mayor parte de las crías nacidas al año siguiente. Las conductas agresivas de los leones marinos responden a patrones complejos, en gran parte controlados por sistemas biológicos, innatos, instintivos, estructurados, aun cuando la experiencia (aprendizaje) puede modificar dichos patrones de algún modo. Hay una ventaja evolutiva en que los más fuertes y saludables de los animales machos son quienes se reproducen, por lo que se asegura en gran parte la supervivencia y adaptación de la especie. El establecer la dominancia y la jerarquía antes del periodo de apareamiento reduce la necesidad de pelear una vez que llegan las hembras; una vez establecida la jerarquía un gesto de amenaza de un macho dominante puede ser suficiente para alejar a otro macho dejando la oportunidad al macho dominante.

En la psicología diferencial se estudian muchos patrones de conducta de dominancia en los grupos humanos. Por ejemplo, hay grupos que dan un estatus superior a individuos que ganan competencias deportivas, pasan