ENSAYO PSICOANALISIS Y PEDIATRIA.
Enviado por Christopher • 4 de Octubre de 2017 • 3.244 Palabras (13 Páginas) • 1.191 Visitas
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Etapa de latencia. Se emplea en la adquisición de los conocimientos necesarios a la lucha por la vida en todos los planos. Las facultades de sublimación pronto entraran en juego progresivamente. La represión del interés sexual erótico va a permitir a la personalidad liberada desplegar toda su actividad consciente y preconsciente en la conquista del mundo exterior, como encaja de resonancia abierta a todos los sonidos. El valor de las sublimaciones de la fase de latencia son grandes. No solo porque en esta época cuando se esbozan las características sociales del individuo, sino porque la manera en que un niño utiliza neurótica o normalmente este periodo hace que fije o no, exagere o haga desaparecer componentes arcaicos de la sexualidad y sus elementos perversos.
Etapa genital. Les queda todavía la tarea de aprender a centrar su ternura y sus emociones sexuales en un mismo ser, como en los tiempos de su infancia olvidada, y después la de detener su elección después de haber desmistificado sus elecciones sucesivas y la de fijarla para la seguridad vital de los hijos que nacerán eventualmente de un encuentro concertado, interhumano, corporal, emocional y genitalmente logrado. La etapa fálica y la fase de latencia así como el comienzo de la fase genital en la pubertad, se caracterizan por el interés afectivo, la adhesión espontanea sucesiva a todas las actividades de las que puedan tener noción. En el estadio genital el pensamiento se caracteriza por el buen sentido, la prudencia y la objetividad de la observación. Es el pensamiento racional.
PAPEL DE LA SEXUALIDAD EN EL DESARROLLO DE LA PERSONA.
La salud no se mide por la actividad erótica fisiológica del individuo: esta no es más que uno de los aspectos de su vida sexual. El otro es su comportamiento afectivo frente al objeto de amor, que se traduce, en su ausencia, por fantasías en las que interviene el. El arte del educador y del médico es conducir al niño hacia la expansión eufórica de todas sus posibilidades afectivas y fisiológicas naturales compatibles con las exigencias físicas y psíquicas de su medio social.
IMPORTANCIA DE LA EPOCA FALICA EN LA PATOGENESIS DE LAS NEUROSIS.
Durante las primeras épocas de la sexualidad, oral, anal los adultos no exigen la supresión total de las satisfacciones hedónicas. La energía libidinal reprimida, desviada de sus fines hedónicos orales y anales, servirá para reforzar la adhesión a las traducciones permitidas, que serán así medios de defensa del yo contra la angustia primaria, al mismo tiempo que satisfacciones narcisistas y medios que favorecerán la evolución hacia el estadio genital.
PROHIBICIONES HABITUALES QUE SE HACEN A LA MASTURBACION.
La verdad es que la masturbación normal, lejos de fatigar al niño, calma la tensión libidinal fálica que siente y de la que las erecciones son una prueba. El único argumento válido que es razonable emplear es el del pudor, si el niño se masturba demasiado ostensiblemente en público, lo cual es bastante raro. Que la masturbación sea ostensible o velada, lo importante es que el adulto no se oponga, ni totalmente, ni en nombre de falsos principios, para que sea protegido el futuro afectivo del niño.
CAPITULO 3.
COMPLEJO DE EDIPO. La manera como el adulto ha respondido a sus exigencias amorosas y ha sabido reaccionar con una afección tierna debidamente dosificada, los regaños y los cumplidos atinados le han aportado satisfacciones afectivas que los caso ¨normales¨ son compensaciones suficientes a las renuncias que se le han pedido y que él ha aceptado.
LUCHA CONTRA LA ANGUSTIA DE CASTRACION.
El descubrimiento de la diferencia fálica según los sexos, el poder mágico atribuido a los adultos y una inferioridad general y verdadera ante el adulto. Primer factor, es el único que es inmodificable; los otros dos pueden ser reducidos. Segundo factor, el poder maléfico y mágico del adulto, puede ser sometido al filtro de la razón y disociado. El adulto declarado malo será el progenitor castrador; en cuanto al otro, el adulto bueno, se buscara por todos los medios provocar su protección y ayuda. Tercer factor, la inferioridad real del niño, este tratara de remediarla sea negándola conscientemente de una manera categórica, lo que subjetivamente la aumenta por la comprobación de la diferencia entre lo que es y lo que se quisiera que fuera, sea superándola mediante adquisiciones culturales apreciables. La competencia del hijo con el padre puede entonces orientarse libremente hacia la conquista de objetos de desplazamiento. Sexualidad comparada del niño y de la niña durante las etapas libidinales que preceden a la etapa fálica. Hemos descrito el desarrollo de la sexualidad en la niña paralelamente al del niño hasta el estado fálico. Se puede hacer esta descripción simultanea porque, para los niños, sea cual fuere su sexo, la búsqueda del placer en las relaciones libidinales con la madre y las relaciones libidinales con el mundo exterior inanimado son, al principio iguales. La niña reacciona a la frustración fálica con mecanismos análogos a los que empleo y a en la fase anal para captar la ternura de los adultos. Vemos, en suma, que el desarrollo de la sexualidad femenina difiere enormemente de aquel de la sexualidad masculina a partir del estadio fálico. La renuncia al erotismo genital en el ambiente afectivo edipico, que a menudo representa, pues, para los niños la adaptación social antes de la pubertad, explica la frecuencia de los síntomas neuróticos y de los trastornos de carácter entre ellos. El dinamismo de sus pulsiones agresivas da a su actitud de rebelión contra la angustia de castración una resonancia familiar, escolar y social.
CAPITULO 4.
ENURESIS. También puede traducir una regresión a un estadio todavía más arcaico. La persistencia o el regreso de la enuresis es, entonces, el síntoma de elección para quienes no pueden permitirse ya sea la masturbación o las fantasías ambiciosas y que viven inconscientemente en dependencia sadomasoquista erotizada. Si el niño está en la etapa anal pasiva, uno deberá permitirle un comportamiento general agresivo antes de pedirle el sacrificio del hedonismo local de las zonas erógenas esfinterianas. Y después de la desaparición de esos síntomas funcionales, no consideraremos al niño curado a menos de que sea menor de 4 años. Si tiene más de 4 años, a pesar de la desaparición de los síntomas, no se lo podrá considerar psíquicamente curado a menos de que inicie su complejo de Edipo, y uno debería seguirlo
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