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El suicidio en las personas mayores

Enviado por   •  15 de Agosto de 2018  •  7.953 Palabras (32 Páginas)  •  430 Visitas

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condiciones de vida del mayor y la protección social que tiene.

En nuestro país, el número de ancianos que viven solos es todavía inferior al resto de los países, pero el número se va incrementando notablemente en los últimos años con la incorporación de la mujer al ámbito laboral, que hasta ahora era la encargada del cuidado del mayor.

Se ha demostrado que uno de los síntomas que se mantiene durante más tiempo después de la pérdida de la pareja es el sentimiento de soledad que unido al vivir solo hace más posible la conducta suicida.

No estar casado

Las personas solteras, separadas y viudas se suicidan más que las casadas. Entre las personas casadas existe una mayor incidencia entre las que no tienen hijos (Maris, 1992). Pero la variable estado civil no explica por sí sola el aumento o no del suicidio sino que está relacionada con otras como la edad, el aislamiento social y el sexo. (Sarró y de la Cruz 1991)

Estar aislado socialmente

Ya Durkheim (1976), en el siglo pasado habló de la relación entre suicidio e integración social, a menor integración mayor riesgo de suicidio. Cuando hablamos de falta de integración o aislamiento social nos referimos a la falta de relación con otras personas. Se ha comprobado que la falta de amigos, la poca relación con familiares, una vida en soledad, etc. es frecuente en los sujetos que se suicidan. Los mayores son el grupo de edad que presenta un mayor riesgo de desvinculación social dada la falta de recursos económicos y sociales y el padecimiento continuado de enfermedades somáticas que les limitan en sus funciones diarias.

Cambio de casa reciente

El abandonar o cambiar de casa es un factor de estrés para las personas mayores. Este cambio se produce normalmente para vivir con familiares, principalmente con los hijos o para ingresar en una residencia. Los miedos y fantasías que se producen antes de cambiar de residencia se han presentado como una variable que puede generar una conducta suicida. Por ello, antes de tomar la decisión de cambiar de casa al mayor hay que valorarlo con calma y sobre todo hacer partícipe de la decisión al interesado, así como prestar una especial atención a las modificaciones del comportamiento del anciano antes y después del cambio.

Deseos expresos de hacerse daño y Amenazas de suicidio

Uno de los más importantes indicadores de riesgo de suicido es la existencia de ideas y amenazas suicidas. Un error muy habitual respecto al suicidio que comenten muchos familiares, amigos e incluso profesionales, es la creencia de que la persona que habla de suicidio no lo realizará nunca. La realidad, es todo lo contrario, la mayoría comunican de alguna forma su intención de morir a las personas que le rodean, y casi un 70% visitan a su médico semanas antes de suicidarse. Precisamente, una diferencia que remarca la gravedad del suicidio en los mayores es, como ya hemos indicado, que comunican menos su intención y apenas un 14% reciben asistencia psiquiátrica (Catell y Jolley 1995).

En muchos casos la visita no programada a un servicio médico e incluso psiquiátrico puede significar el intento de pedir ayuda de una forma desesperada.

Los intentos previos

La existencia de intentos previos aumenta el riesgo de suicidio en el futuro. Alrededor de un tercio de las personas que consumaron el suicidio lo habían intentado antes (Freemann y Reinecke, 1995). En muchos casos, estos intentos son una forma de conseguir ayuda, de ser tenidos en cuenta, más que un intento real de terminar con su vida. No obstante, siempre hay que prestarles atención puesto que muchas de estas personas terminan muriendo.

En relación con el tema, habría que señalar que en la población mayor el suicidio se consigue con mayor frecuencia en un primer y único intento, lo que hace imposible detectar y prevenir a partir de un intento la conducta suicida. Con lo que sí podrían trabajar es con la ideación que estuvo antes del intento.

Se cree que las tentativas disminuyen con la edad porque la persona utiliza métodos más letales, es más vulnerable físicamente a las auto-agresiones, comunica menos su intenciones suicidas y sobretodo porque vive el suicidio como una alternativa final frente a las situaciones de pérdida vital. Ven el suicidio como la única solución.

Quejas persistentes de insomnio y síntomas físicos sin causa orgánica

Quejas continuas de insomnio, pérdida de peso, anhedonía y especialmente, ideas hipocondriacas son síntomas frecuentes en los mayores suicidas. De Alarcón (1964) encontró un riesgo de suicido tres veces mayor en los mayores deprimidos que tenían trastornos hipocondriacos de los que no lo tenían.

Enfermedad crónica. Enfermedad terminal con dolor no tratable

Sufrir una enfermedad crónica y más si supone incapacidad para el mayor es un factor de riesgo para el suicidio. Alrededor el 65% de los mayores que se suicidan padecen alguna enfermedad somática (Catell y Jolley, 1995)

Alcoholismo

En la población general, el alcoholismo es el segundo factor de riesgo en importancia para conducta suicida. El alcoholismo puede facilitar el suicidio o puede convertirse en una forma de conducta suicida crónica. Independientemente de que exista dependencia, el consumo de alcohol incrementa el riesgo de suicidio. Se han encontrado que entre el 20-64% de los suicidas tienen alcohol en la sangre.

En los mayores, sobre todo en los hombres, el consumo de alcohol es un problema importante, las razones que suelen explicar este consumo son la situación personal: problemas en el estado de ánimo, soledad, su estado de salud, dolor y escasez de recursos económicos.

Cogniciones depresivas como culpa, indefensión, etc.

Al igual que la ideación suicida, las ideas de culpa, de incapacidad personal, merecimiento de la situación de malestar, de retraimiento social son características de la conducta suicida en el mayor.

1.2-Indicadores que anteceden al intento de suicidio en el adulto mayor

Aunque el suicidio en las personas mayores puede parecer un acto impulsivo, normalmente está premeditado y planificado. Aun así, es muy difícil prevenir el momento concreto en el que se va a realizar. Los familiares suelen comentar que el sujeto no se mostraba de forma diferente el día del intento, ni tenía comentarios sobre su futuro o estado de ánimo distinto a los habituales. La situación final que lo

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