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Paola Gutkowski: En este Seminario de “Conceptos psicoanalíticos”

Enviado por   •  20 de Diciembre de 2018  •  11.102 Palabras (45 Páginas)  •  419 Visitas

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Entonces Alfredo, en esa novena definición[3], lo que propone justamente es al sujeto como “immixtion de otredad”. El desgrabador puso: “inmixión”. Esa palabra no existe en ninguna lengua, así escrita no existe. Y, a renglón seguido, después de hacer esta afirmación fuerte, él dice una frasecita larga, un parrafito largo, que es el que yo cito en mi artículo –el de la revista-, y es la siguiente: “Tienen que tener en cuenta para “sujeto”, cuál es la dimensión de Otredad que les permita a ustedes acceder al sujeto. Pero si les permite acceder al sujeto, no acceden nunca al sujeto como tal –siempre es en este prerrequisito, en esta condición sine qua non que es “immixturado” con “Otredad.”[4]

“Immixturado” también fue transcripto como “i-n-m”, y no existe ni la palabra “inmixturado”, que es un neologismo de Alfredo, ni esa posibilidad de escribir “i-n-m”: siempre es “m-m”, tanto en inglés, como en francés.

La ética que yo propongo desarrollar es exactamente esa, una ética que dice que no a considerar en psicoanálisis al sujeto sin Otredad. El sujeto sin Otredad se llama “individuo” y el “individuo” es el máximo ideal, el ideal fundamental de Occidente. Piensen en los ideales occidentales, los más radicales: “libertad”, “sí mismo”, “responsabilidad”. Todos ellos tienden al individuo. Y lo que yo proponía en el artículo es que debía ser leído como si acá hubiera una llamada y todo lo que yo puse en el artículo estuviera a pie de página. Lo cual generó entre Alfredo y yo una relación rara porque a partir de ese momento yo me autoricé a escribir notas a pie de página de lo que él dice. Me parece muy divertido, como una manera de trabajo en conjunto con otro.

X: Te immixturaste.

P.P.: No, si las notas son a pie de página no es immixturado. Porque si las notas son a pie de página se sabe bien qué escribió Alfredo y qué dije yo. Ahí sería “tomate y lechuga”: vos sacás el tomate... o sea, vos podrías leer un libro, desconociendo totalmente todas las notas a pie de página, de hecho muchas veces uno lo hace.

X: No es salsa golf.

P.P.: Claro, en la salsa golf se complica un poco más.

Bueno, y el artículo... ¿Ustedes vieron que tiene un nombre compuesto? Dice: “Acerca de la entrada del término “immixtion” –con ‘t’-, en la obra de Lacan. Nota filológica.” ¿Porqué “nota filológica”? Yo creo que la nota tiene que ser filológica por los terribles problemas que tenemos con los textos de Lacan, el modo en que nos llegan. Y en ese sentido, eso supone trabajar como un filólogo. Los filólogos son los que trabajan específicamente con textos clásicos, antiguos, papiros, códices, que tienen un trabajo complicado, porque muchas veces esos textos están incompletos, tienen partes faltantes, se estropearon, alguna rata se comió una punta, el agua diluyó las letras y, entonces, el trabajo que tienen que hacer es componer, casi como si fueran analistas, el pedazo de texto que falta, en concordancia con lo anterior, con lo posterior, y con el resto de la obra del mismo autor. Y si uno tiene por lengua el español y está intentando estudiar Lacan, está en un lío enorme.

Bueno, mis preguntas, que motivaron que la nota se llamara “filológica”, eran estas:

Primero, si acaso el término “immixtion” –con doble “m” y con “t”, en francés -, o “immixing” –es decir, con doble “m”, “x”, sin “t”, en inglés-, podían prestar mejores servicios a la definición de “sujeto”. Como verán, mi problema seguía siendo el sujeto y el problema de las dos lenguas –inglés y francés -, es porque en Baltimore, Lacan pretendió hablar inglés. Y fue de terror, hizo una melange tremenda, constantemente estaba metiendo palabras en francés mientras hablaba en inglés. Constantemente, le preguntaba a un traductor que le habían asignado, cómo se decía tal o cual cosa. Por eso jugué con las dos lenguas. De hecho, las actas de ese congreso están publicadas por la prensa de la Universidad “John Hopkins”, en inglés.

Después me pregunté si se trataba de un hápax. Todos saben lo que es un “hápax”, ¿se acuerdan? Alfredo lo propuso la vez pasada, creo. Un “hápax” es un término que se usa con un valor importante en una obra, una sola vez. Entonces me pregunté: ¿será la única vez que Lacan dijo esto? Y ¿tendrá tanto valor por eso, a lo mejor? Después me empecé a preguntar cómo había sido tratada la traducción de ese término al español, porque muchos de nosotros nos hemos formado leyendo a Lacan en español, y yo suponía, más que suponía, sospechaba, que seguramente algún lío habría en la traducción de un término como ese. Y después me pregunté si había, tal vez, una historia del término, y sino del término, de la idea que ese término quería introducir, en los textos de Lacan.

Y acá viene el backstage. ¿Por qué les cuento esto? Porque para trabajar en esto, o sea, para tratar de despejar estas cuatro preguntas, había que considerar la gran corrección que Lacan hizo de los Escritos en el ’66. Ustedes saben la historia, pero vale la pena que yo se las recuerde y es que los Escritos de Lacan fueron publicados en 1966, cuando Lacan ya hacía 30 años que venía publicando cosas. Y que muchísimas de esas cosas estaban publicadas en revistas de distintos organismos de sociedades. Y que, cuando Lacan publica en el ’66 los Escritos se pasó un mes encerrado en la quinta que él tenía corrigiéndolos. Un laburo de órdago y con unas diferencias notables en los textos.

La única manera de acceder a este problema es, primero, en francés. Porque las traducciones españolas, todas, se hicieron a partir de los Escritos publicados en el ’66. Es decir que nadie tradujo un escrito de Lacan con la versión original. ¿Me van siguiendo?

Y en español, por suerte, hay un libro que rescató este problema. Se llama: “Los Escritos de Jacques Lacan. Variantes textuales”. Es un libro de Angel de Frutos Salvador, publicado por Siglo XXI, en donde están todos los párrafos originales en francés y, al lado, el mismo párrafo después de la corrección. Y en la otra hoja -en la hoja impar- el mismo párrafo en español –la traducción de la primer versión- y el mismo párrafo en español de la nueva traducción.

Con lo cual, las únicas traducciones que existen de Lacan, previo al ’66, son los parrafitos que tradujo Angel de Frutos Salvador y la discusión de la cual hicimos la traducción acá en Apertura, Luciano, Paola y yo. No hay nada más

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