TERAPIA EN ADOLESCENTES.

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Cuando la familia entiende que todas sus acciones repercutirán en el desarrollo de la etapa del adolescente empiezan a hacer cambios y ajustes positivos llegando todos a acuerdos para conveniencia de todos los miembros. Esta es una parte muy positiva de esta terapia ya que al ver resultados positivos, los cambios tienden a mantenerse y así mismo se extingue o se aprende a manejar la situación y la etapa de la adolescencia pasa a ser más llevadera.

Si bien es cierto que el adolescente tiene más “roces” con algunos miembros de la familia que con otros, el trabajo debe hacerse con todos. Es lógico que con la persona con la que hay más conflictos se trabaje más ya que se debe trabajar con la mayor fuerza que mantiene la conducta problema, pero nunca se debe dejar de lado a ningún miembro de la familia.

En esta terapia se trabaja con ciertos temas que suelen ser los más comunes desencadenantes de problemas en esta etapa de adolescencia. La búsqueda de identidad, la competencia social, el narcisismo adolescente y la separación.

El adolescente busca conseguir cierto grado de autonomía, pero así mismo teme que sus padres lo abandonen o dejen a un lado. Por eso es tan vital el acompañamiento de los padres en esta etapa y que comprendan que su hijo posiblemente ya no los vea como “héroes” sino como un ejemplo o alguien a quien acudir en problemas. El adolescente debe sentir el apoyo de sus padres, sino es muy posible que este recurra a las drogas, a los malos consejos de los amigos y que tenga ciertas consecuencias como un embarazo a temprana edad.

Además de las ventajas ya mencionadas anteriormente, la terapia familiar no requiere de tantos instrumentos, tiene un solo costo grupal más no individual y por lo tanto es menos costosa y más productiva.

Esta terapia es muy recomendada para tratar la etapa de la adolescencia y buscar una solución que permanezca aun cuando la terapia ya haya finalizado. Que los integrantes de la familia sientan que, aun después del proceso de la terapia, quieren seguir con las conductas que adquirieron con ayuda del terapeuta y mantener los acuerdos familiares a los que llegaron. Así aprenden que quizás la adolescencia no es una etapa tan difícil de llevar si existe apoyo del núcleo familiar.

REFERENCIAS:

Estremero. J . & Bianchi, X. G. (2003). Familia y ciclo vital familiar. Manual para la salud de la mujer.

María Alejandra Caballero Villate

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