Ataques de Pánico.

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- Palpitaciones o ritmo acelerado (Taquicardia).

- Sudoración.

- Temblor o sacudidas.

- Falta de aliento (Disnea, sensación de ahogo).

- Sofocación.

- Dolor o molestias precordiales.

- Náuseas o molestias abdominales.

- Mareo, sensación de inestabilidad, sensación de pérdida de conciencia.

- Despersonalización o des realización.

- Miedo a volverse loco o perder el control.

- Miedo a morir.

- Parestesias (adormecimiento o sensaciones de cosquilleo).

- Escalofríos.

La aparición de por lo menos cuatro síntomas de forma abrupta sirve para hacer el diagnóstico de ataques de pánico. En los primeros puestos aparecen los síntomas cardiovasculares (taquicardia), neurovegetativos (sudoración y temblor) y respiratorios (disnea e hiperventilación). Debe haber cuatro ataques en un mes para que sea considerado un trastorno de pánico.

En muchos casos, los síntomas surgen sin ninguna razón clara para quienes lo sufren: “Sin más empecé a sentirme fatal…”

Las posibles causas pueden ser:

- Niveles de ansiedad cotidiana especialmente altos.

- Tendencia hereditaria y aprendizaje para reaccionar de forma exagerada a la amenaza.

- Interpretación catastrófica de las sensaciones corporales normales.

- La percepción de falta de control.

- Padres sobreprotectores (inhabilidad para permitir el crecimiento personal) pero con poco cuidado (Inhabilidad para comunicarse, expresar emociones y promover el acercamiento afectivo).

Una de las consecuencias sobre la que se basará el trabajo, es la frecuencia del deterioro de la capacidad laboral que se refleja en: ausentismo, disminución de la productividad y aumento de desempleo. Quienes lo sufren, se consideran a sí mismos menos eficientes.

Tratamientos de pánico

Evitar la sensación eminente y el desamparo frente a los síntomas somáticos, es posible mediante un conocimiento por parte de paciente-familia del trastorno y una educación psicofarmacológica del tratamiento y la prevención.

Es necesario tener en cuenta los desencadenantes psicológicos: como la sobre exigencia, el estrés. Y los desencadenantes físicos como por ejemplo: el exceso de actividad corporal y el consumo de ciertas bebidas, sustancias adictivas o medicamentos de características ansiogénicas.

Cabe aclarar que es necesario tanto un tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico.

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- Para continuar con el desarrollo de los objetivos específicos, se tratará de indagar y describir como vivencian cotidianamente las personas que padecen de ataques de pánico: