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Cartas 69,70,71 Freud a Fliess

Enviado por   •  12 de Marzo de 2018  •  3.720 Palabras (15 Páginas)  •  721 Visitas

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Agrega a ello, el hecho “de que en las psicosis más profundas el recuerdo inconsciente no se abre paso, de suerte que el secreto de las vivencias infantiles no se traducen ni en el delirio (Delirium) más confundido. Y viendo así que lo inconsciente nunca supera la resistencia de lo consciente, se hunde la expectativa de que en la cura se podría ir en sentido inverso hasta el completo domeñamiento de lo inconsciente por lo consciente.”.

Cabe explicitar la hipótesis propuesta por Masson en referencia al análisis de este punto de la carta, quien establece que: “Las objeciones que Freud pone en ella a la realidad del abuso sexual de niños suenan como las que anteriormente habían puesto sus colegas, que criticaban la teoría desde un principio.” Y agrega el autor, que esta decisión podría significar una suerte de “reconciliación interna con sus colegas y con la totalidad de la de siquiatría (…). Es como si estuviera diciendo a sus colegas en la Sociedad de Siquiatría: “Tenían ustedes razón, después de todo; lo que yo creía cierto no es nada más que un cuento de hadas científico”.” (p.120).

Y esta carta es fundamental, pues es donde Freud anuncia sus dudas por primera vez acerca de la etiología traumática de las neurosis, sin embargo, las considera resultado de un trabajo muy profundo y honesto, en aras del progreso de su teoría. Más adelante en su Presentación autobiográfica de 1925, reconocerá que el descubrimiento de este error, “pronto se habría vuelto funesto para toda su labor”.

.Freud esboza así a Fliess, una “doble renuncia”, por un lado al conocimiento cierto de la causación de la neurosis en la infancia y simultáneamente, a las posibilidades de la cura según la teoría del trauma. “Ahora no sé donde estoy…., dirá, pues parece aún discutible que vivencias posteriores puedan remontar a fantasías producidas en la infancia y que el factor de la predisposición hereditaria recobra fuerza, aun cuando ya se había propuesto abandonarlo. Mantiene las reservas de estas dudas, pues solo con su amigo Fliess realiza esta confesión, ya que no pretende anunciarlas públicamente aún, más allá de que existe en Freud un sentimiento de triunfo más que de derrota. Aludiendo a ello mediante un pasaje de la Biblia del capítulo de Samuel del versículo 1:20 (no lo anuncies en Gat,(Dan) no lo divulguéis por las calles de Ascalón, ni en la tierra de los filisteos).

A partir de allí comienza a esbozarse que hay algo de aquel recuerdo infantil que fue falseado y que esa escena traumática no correspondería a un hecho real, sino que podría ser un producto de las fantasías infantiles en relación a los deseos hacia el progenitor, encontrando tal vez allí, la causa de los síntomas. Este indicio, le permite considerar que la fantasía infantil tendría igual derivación y consecuencias que la posibilidad de que el hecho traumático real hubiera acontecido, “…las fantasías pueden obrar con toda la fuerza de las vivencias reales” (Carta 70, Freud, 1950, p. 303, nota 192).

Pero esta conceptualización de la segunda teoría de las neurosis aportará un elemento más radical dentro del psicoanálisis, y es el descubrimiento de la existencia de una realidad psíquica, que adquiere mayor relevancia que la realidad fáctica. Lo que comienza a cobrar importancia ya no son los hechos fácticos, sino que la verdad psíquica es lo suficientemente capaz de provocar síntomas.

Carta 70

Si bien en un comienzo afirmaba, en su primera teoría de la neurosis, que los sucesos traumáticos donde se rastreaba las consecuencias patógenas de un abuso del niño o niña por parte de un adulto, generalmente muy allegado, respondían a vivencias reales en la infancia, lentamente comienza a reconocer el papel importante que en estos intervenía la fantasía infantil.

Esta carta del 3 y 4 de octubre de 1897, nos muestra como Freud se valió de sus propios sueños para el descubrimiento que viene planteando. Relata a su amigo los sueños que hace 4 días le han proporcionado ciertas aclaraciones: ..“en mí el viejo (el padre) no desempeña ningún papel activo”, “mi «causante» fue una mujer fea, vieja pero sabia…”, “(entre los 2 y los 2½ años) se despertó mi libido hacia matrem, precisamente con ocasión del viaje… (Jones dirá que Freud tendría allí 4 años) en el cual debe de haber ocurrido que pernoctáramos juntos y tuviera oportunidad de verla nudam…, yo había recibido a mi hermano varón un año menor (muerto de pocos meses) con malos deseos y genuinos celos infantiles, y que desde su muerte ha quedado en mí el germen para hacerme reproches. También hace mucho tiempo que tengo noticia de mi compañero de fechorías entre 1-2 años: es un sobrino un año mayor, ahora en Manchester, que, cuando yo tenía 14 años, nos visitó en Viena. Con la sobrina un año menor parece que los dos a veces nos portábamos cruelmente…”

Freud no logra desentrañar el análisis “de las escenas que están en el fundamento de la historia”, no tiene conocimiento cabal, sin embargo si pudiera resolverlo “se lo debería a aquella vieja mujer…y tendría que honrar su memoria”. Haciendo como un desglose de estos comentarios, y a partir siempre de su autoanálisis, Freud nos aporta ciertos recuerdos desordenados (– el padre; – una figura materna, la niñera; – la madre; – hermano muerto, – el sobrino John y la sobrina Pauline, – “libido hacia matrem… nudam”, – “malos deseos”, – “genuinos celos infantiles”; – la culpa: “reproches” )

Estas preocupaciones y dudas, las que parecen haber contribuido a que, el 4 de octubre según aparece fechada la misma carta, se plasmaran en un sueño, llamado “cabeza de carnero” el que transmite a Fliess de la siguiente forma: “Ella fue mi maestra (refiriendo a la niñera) en cosas sexuales y me regañó porque fui torpe, porque no pude nada… En eso vi un cráneo pequeño de animal, ante el cual, en el sueño, pensé “cerdo”. Y relaciona esto con el deseo de Fliess de 2 años antes, quien se lo transmitió mediante la analogía de que tal como el hallazgo por Goethe del cráneo de un carnero en el Lido, que le permitió descubrir la idea de la “teoría vertebral” del cráneo, Freud pudiera encontrar su descubrimiento a la etiología de las neurosis. Sin embargo, alude a que como él no lo descubrió aparece reflejado como “una pequeña cabeza de carnero”. Freud va comentando y analizando el sueño a Fliess, a fin de poder encontrar respuestas a sus dudas, diciendo que “Todo el sueño rebosaba de las mortificantes alusiones a mi actual impotencia como terapeuta… (y de) “la inclinación a creer en la incurabilidad de

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