EL JOVEN DE CARÁCTER
Enviado por poland6525 • 26 de Enero de 2018 • 929 Palabras (4 Páginas) • 295 Visitas
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Bien, ¡todo esto es muy hermoso! ¡Tener carácter! ¡Llevar una vida ideal! También yo quiero tenerlo. Pero ¿no habría para esto un camino más fácil? ¿No hay de veras más que este único camino para llegar a tener carácter? ¿No sería posible alcanzarlo más barato, sin sacrificios? No; aquí no se puede regatear. “Quien quiera venir en pos de Mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”, dice Nuestro Señor Jesucristo.
Por lo anterior, ahora les comunicare los medios para la formación de este. Son sencillos, pero requieren mucha fuerza de voluntad. En primer lugar esta una palabra que todos repetimos muchas veces, pero que no vamos al fondo de esta, y es el ¡Quiero! Tiene una fuerza de maravilla esta palabra, que por ella podemos lograr lo que de verdad queremos.
Otro medio de primer orden en la escuela de la voluntad y del desarrollo del carácter es el trabajo, el deber diario cumplido con alegría. Tan solo el trabajo que es verdadero, triunfa sobre nuestros caprichos, sobre nuestra inconstancia y comodidad.
Como último medio y el más importante es el apoyo en Dios Nuestro Señor, no nos podemos olvidar después de todo lo que recibimos de Él. Ánimo seamos humildes y reconozcámonos creaturas de ese Dios que solo nos quiere ver felices.
¿Qué quieres ser? Así, de momento tal vez te parezca que me interesa saber la carrera que piensas elegir, No. No pregunto si serás medico o comerciante, ingeniero o sacerdote, abogado o industrial. Adonde quiera que vayas, en cualquier dirección que te empujen tus inclinaciones, tu vocación, las circunstancias, para la sociedad casi viene a ser igual. Pero lo que no es igual es que adonde quiera que vayas, allí seas hombre íntegro y cumplas tu deber. Por lo tanto, al preguntarte ¿qué quieres ser?, te pregunto propiamente si has meditado ya cuál sea el fin, el deber del hombre en este mundo. Porque hasta los animales más pequeños, aun el último granito de arena tiene un fin, un significado. Pues bien, ¿sólo el hombre se quedaría sin un fin determinado? No; de ninguna manera; tiene uno muy específico. Y ¿cuál es éste? ¿Cuál es nuestra meta? La gloria de Dios y nuestra felicidad. ¿Qué significa esto? Significa que hemos de poner en juego todas nuestras fuerzas, dar lo mejor de nosotros mismos a Dios en primer lugar, y a los demás. En otras palabras, hemos de ser hombres de carácter.
Adelante, pues, no perdamos el tiempo, trabajemos confiando en nuestras fuerzas y en Dios. Seamos desde ahora mismo un joven de carácter.
MAURICIO GONZÀLEZ RAMÌREZ
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