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Ética esencial para psicólogos: Una introducción para comprender y manejar temas fundamentales[1]. Pensar Críticamente Sobre la Ética

Enviado por   •  28 de Diciembre de 2017  •  8.377 Palabras (34 Páginas)  •  358 Visitas

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Competencia.

En esta viñeta, una psicóloga experimenta el conflicto entre su motivación hacia una rápida construcción de su práctica y, además, brindar un tratamiento competente a un paciente necesitado.

Un terapeuta que recientemente se ha cambiado hacia un área metropolitana, había estado tratando a una mujer joven por abuso de sustancias y depresión. Después de varias semanas de terapia, la paciente le informó que realmente había “cuatro de ella” viviendo en el mismo cuerpo y que “la otras” querían hablar con ella. La terapeuta hipotetizó que esta paciente podría llegar a obtener un diagnóstico de desorden de identidad disociativa. Ella nunca había encontrado un paciente con este grado de psicopatología tan severo. Sin embargo, debido a que recientemente había abierto su práctica independiente y no quería dejar pacientes nuevos, ella llegó al razonamiento que era competente para continuar tratando a esta mujer. Desafortunadamente, debido a su calendario tan saturado, fracasó ante el argumento de competencia al no consultar con expertos en este desorden, atendiendo talleres, o realizando investigación bibliográfica sobre el desorden disociativo. Después de varias semanas de tratamiento, una de las personalidades violentas de la paciente, realizó un intento de suicidio chocando contra un árbol, y la paciente fue hospitalizada en condición crítica. Esta fue suficiente advertencia para la terapeuta respecto a la inadecuación de sus habilidades al ofrecer terapia a una paciente con este diagnóstico, y de inmediato contactó a un colega que tenía experiencia en el tratamiento de estos desordenes.

Consentimiento Informado.

Esta viñeta presenta a un investigador novato que no ha puesto atención a los elementos importantes del consentimiento informado antes de proceder con un estudio.

Un investigador estaba conduciendo una investigación sobre los efectos del estado de ánimo de adultos sobre la conducta, a partir de jugar juegos violentos en la computadora. No estaba afiliado a la institución, por lo que no requería realizar su investigación bajo los protocolos para una revisión y evaluación de un consejo institucional. Desafortunadamente, fracasó en la descripción exacta de la cantidad de tiempo que requeriría como participante en el estudio, y tampoco reveló que las imágenes vistas por los participantes incluirían extractos de películas que presentaban actos de tortura y brutalidad. Después de haber comenzado el estudio, cuatro participantes decidieron salirse cuando se dieron cuenta que estarían más horas en el estudio de lo que habían planeado. Varios más, entraron en pánico o enfermedad física durante la exposición, y decidieron salirse del estudio en ese mismo momento. Otro participante, un veterano de la guerra de Iraq, experimento un flashback durante una de las escenas y necesitó de intervención terapéutica de emergencia, con medicación, para tratar sus síntomas psicóticos. Resultó claro para el investigador que había fracasado en brindar consentimiento informado adecuado desde el principio, sobre las experiencias objetivo de los participantes y que también había fracasado programar adecuadamente las escenas considerando el desorden de estrés postraumático y otros diagnósticos parecidos.

Privacidad.

Esta viñeta demuestra lo fácil que es romper la privacidad de un paciente al jugare los roles de terapeuta y profesor, a pesar de las mejores intenciones del psicólogo.

Un psicólogo estaba enseñando un curso sobre terapia marital a estudiantes graduados, y utilizaba ejemplos de su práctica clínica para ilustrar la variedad de aproximaciones teóricas. Para proteger su anonimato, cambiaba los nombres y edades de los esposos y esposas de sus ejemplos. Desafortunadamente, al describir a uno de los esposos como “un conocido abogado” y al revelar accidentalmente su especialidad, propiedad intelectual, ella divulgó demasiada información como para proteger el anonimato. Es más, también sucedió que uno de los alumnos conocía a este hombre en particular porque su pareja se había graduado de la misma escuela de leyes. Algunos otros en la clase simplemente sabían de él por reputación local, porque tan solo existía un abogado en el pueblo, que se especializaba en asuntos de propiedad intelectual.

Intencionalidad en Conducta ética.

Como puede verse, en cada una de estas viñetas de ética, el psicólogo tomo una decisión, o una serie de decisiones, que podrían considerarse con una base no-ética, basada en la ignorancia o falta de experiencia del psicólogo- un acto no-ético “accidental”. Se tomó una decisión en el curso del trabajo profesional que resultó en el daño, o daño potencial, a otra persona. Ninguno de los psicólogos intentaba explotar a los demás en el escenario; de hecho, cada uno pudo haber considerado que su conducta era irreprochable, y cada uno pudo haberse considerado en alta consideración por su conducta ética en su rol como terapeuta, investigador o instructor. Sin embargo, en cada caso el psicólogo tomo una decisión que finalmente condujo a una infracción ética. ¿Cómo pudo suceder esto, y cómo puede anticipar estas situaciones un código de ética? Antes de entrar directamente a responder estas preguntas, me gustaría examinar la naturaleza de los códigos éticos y dos modelos fundamentales – deontología y teleología- que determinan las bases de la toma de decisiones en ética.

Códigos Éticos: Lo que se debe y lo que no se debe.

Uno podría considerar un código de conducta profesional como un listado de reglas que tanto obliga como prohíbe cierta conducta, en tanto que uno actúa en el rol de psicólogo. Esta es fundamentalmente una forma de ayudar en la toma de decisiones de conductas día-a-día que presumiblemente dañarán a otros e, idealmente, servirán a las tareas posteriores que se presenten, ya sea al llevar a cabo una psicoterapia, supervisión clínica, investigación, consulta administrativa, o enseñanza. Referirse a cualquier código de conducta profesional como una lista de “debería” y “no debería” podría mitigar la naturaleza obligatoria del código a la de lineamientos o recomendaciones. Sin embargo, debe ser más exacto para concebir un código como una listado de “debe” y no “debe”, esto es, reglas absolutas que dejen poco a la imaginación, y aun así, ser suficientemente genéricas como para señalar un amplio rango de situaciones y variables.

Una regla que involucre el consentimiento informado para tratamiento, por ejemplo,

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