Doctrian social de la iglesia
Enviado por Kate • 26 de Septiembre de 2018 • 14.694 Palabras (59 Páginas) • 334 Visitas
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- El destino universal y el uso de los bienes.
- Los derechos y deberes de los trabajadores y de los empresarios
- La función del Estado en las actividades económicas
- La necesidad de la colaboración internacional para llevar a cabo una mayor justicia y asegurar la paz.
- El restablecimiento del derecho como regla de las relaciones entre las clases y entre los pueblos
- El salario mínimo familiar.
En los años de la guerra y de la posguerra el Magisterio social de Pío XII representó para muchos pueblos de todos los continentes y para millones de creyentes y de no creyentes la voz de la conciencia universal interpretada y proclamada en íntima conexión con la palabra de Dios.
- Juan XXIII y el “aggiornamento” (1958-1963):
Después de la segunda guerra mundial, la Iglesia se encontró ante una situación nueva bajo muchos aspectos: la "cuestión social" restringida inicialmente a la clase obrera, sufrió un proceso de universalización que implicó a todas las clases sociales, a todos los Países y a la misma sociedad internacional, en la que afloraba cada vez más el drama del Tercer Mundo.
Crea la Encíclica Mater et Magistra (1961) en la que:
- Actualizar documentos ya conocidos y da un nuevo paso adelante en el proceso de compromiso de toda la comunidad cristiana.
- Afronta los aspectos más importantes y actuales de la "cuestión social".
- Resalta las desigualdades existentes sea entre los distintos sectores económicos, o entre los Países y regiones.
- Denuncia el fenómeno de la superpoblación y subdesarrollo que, a causa de la falta de entendimiento y de solidaridad entre las naciones, origina situaciones insoportables especialmente en el Tercer Mundo.
Publicó la encíclica Pacem in terris (1963) ante el peligro de una nueva guerra nuclear, que es un llamamiento urgente a construir la paz basada en el respeto de las exigencias éticas que deben regir las relaciones entre los hombres y entre los Estados.
Cuatro años después de la publicación de la Mater et Magistra, aparece la constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual. Se refleja:
- Una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios.
- Un nuevo interés por la doctrina contenida en los documentos anteriores respecto del testimonio y la vida de los cristianos, como medios auténticos para hacer visible la presencia de Dios en el mundo.
- La eliminación de las desigualdades sociales y económicas se puede establecer, en efecto, sólo sobre una justa comprensión humanista del desarrollo.
- Se refuerza en la doctrina social, contra toda discriminación social y económica, una orientación personalista y comunitaria de la economía, en la que quien preside es el hombre, considerado como fin, sujeto y protagonista del desarrollo.
- Pablo VI y el tercer mundo (1963-1978)
Había ido creciendo posteriormente la toma de conciencia de las diferencias que discriminaban y sometían a situaciones de injusticia y marginación a muchos países del Tercer Mundo.
- Populorum Progressio, que ofrece ayuda para comprender todos los aspectos de un desarrollo integral del hombre y de un desarrollo solidario de la humanidad; dos temas éstos que han de considerarse como los ejes en torno a los cuales se estructura todo el entramado de la encíclica. Queriendo convencer a los destinatarios de la urgencia de una acción solidaria, el Papa presenta el desarrollo como "el paso de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas", y señala sus características.
Las situaciones menos humanas se dan cuando hay carencia materiales y morales, y estructuras opresivas. Las condiciones humanas requieren la posesión de lo necesario, la adquisición de conocimientos y cultura, el respeto a la dignidad de los otros, el reconocimiento de los valores supremos y de Dios y, en fin, la vida cristiana de fe, esperanza y caridad.
- Octogessima Adveniens (1971). Era el octogésimo aniversario de la Rerum Novarum, pero el Papa más que al pasado miraba al presente y al futuro. En el mundo occidental industrializado habían surgido nuevos problemas, los de la llamada "sociedad post-industrial", y se precisaba aplicar a ellos la enseñanza social de la Iglesia. La Octogessima Adveniens inicia así una nueva reflexión para la comprensión de la dimensión política de la existencia y del compromiso cristiano, estimulando a la vez el sentido crítico con relación a las ideologías y utopías subyacentes en los sistemas socio-económicos vigentes.
- Juan Pablo II: Cristo y el Hombre (1978-2005)
Su cosmovisión se centra en dos ejes: Cristo y el hombre. El hombre está alienado, desencontrado consigo mismo, y pierde el sentido de la vida. Se refiere al hombre dentro de la familia, en el trabajo, en la cultura y en la sociedad y no como algo separado de todo o algo abstracto.
Todos sus magisterios están orientados a hacer presente al “Cristo encarnado” y a la buena noticia.
Tiene encíclicas sociales (cartas históricas):
- Laborem exercens (1981):
- Se basa en el trabajo y sostiene que es la clave de la cuestión social.
- Relaciona al hombre con el trabajo.
- Hace una relación objetiva y subjetiva del trabajo.
- Analiza el vínculo entre la persona que trabaja con la familia y la nación.
- Analiza los conflictos entre el trabajo y el capital, y afirma la prioridad del trabajo frente al materialismo.
- Defiende a la persona con un argumento particular.
- Habla de los derechos: salario, sindicatos, trabajos agrícolas, de las personas minusválidas, inmigrantes, etc.
- Sollicitudo rei socialis (1987): Retoma la Populorum progressio. Propone nuevos criterios para contemplar el desarrollo humano con una lectura teológica de los problemas modernos.
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