EL PADRENUESTRO ACOGIDA

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humana, contra el universo, contra el Señor (…)”.

Tener un padre común nos devuelve la conciencia de la fraternidad universal, y cuestiona directamente la opulencia de una pequeña minoría que dilapida a costa de la miseria de la gran mayoría de la población. El padre desea ver respetada la dignidad de sus hijos, pues son templos de su Espíritu, y a él no le agrada ver la imagen de su hijo destruida por el odio y la violencia de la discriminación social.

La injusticia social asume proporciones de ofensa a Dios, que nos creó a su imagen y semejanza, y se opone al mandamiento del amor fraterno que Jesucristo instituyo como ley de la nueva y eterna alianza.

QUE ESTAS EN EL CIELO

Y entre nosotros. La palabra cielo no se refiere a un lugar o a un espacio, sino a una manera de ser. No puede existir un lugar que contenga a Dios. No existe lugar fuera de Dios. La mención del cielo, o de los cielos, sirve para mostrar la distancia entre el creador y la criatura. Nosotros vivimos en la tierra y él vive en el cielo. Esto es, el mundo visible y el invisible son distintos, pero pueden volverse íntimos gracias a Jesús, que une el cielo y la tierra cuando llama Padre a Dios. La expresión “Que estas en el cielo”, por tanto, designa no un lugar, sino la grandeza de Dios y su presencia en el corazón de los justos y santos. Cada uno de nosotros puede ser el cielo donde Dios está.

PETICIONES

Las tres primeras peticiones se refieren a nuestra relación con Dios: santificar su nombre, pedir su reino y cumplir su voluntad.

1ª petición: santificado sea tu nombre: pedimos que el nombre de Dios sea reconocido y honrado por nosotros y en nosotros, de igual manera que en todas las naciones y en cada ser humano. Sólo él es santo, así que todos deben reconocer esta fuente de santidad.

2ª petición: venga a nosotros tu reino: pedimos la venida del reinado de Dios, del mundo nuevo que él proyectó para todos nosotros, y que nos dio a conocer a través de Jesús. Reino de verdad y de justicia, de perdón y de paz; reino donde sólo el Señor domina con su amor.

3ª petición: hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo: pedimos que sepamos cumplir la voluntad de Dios, así como los ángeles del Cielo viven para agradarlo. Que mirando hacia Jesús, los seres humanos sepamos cumplir lo que el señor desea para todos.

Las otras cuatro peticiones se refieren a la vida humana: rogamos por el sustento, pedimos perdón por las ofensas cometidas, suplicamos estar lejos de las tentaciones, y solicitamos fuerza para combatir el mal. Santo Tomás de Aquino habla de la importancia de rezar el Padrenuestro en nuestra vida cuando dice que “es la más perfecta de las oraciones”. En ella no solo pedimos todo cuanto podemos desear correctamente, sino también el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no solo nos enseña a pedir, sino ordena también todos nuestros afectos.

El catequista comenta con el grupo el resto de las peticiones:

4ª petición: danos hoy nuestro pan de cada día.

5ª petición: perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

6ª petición: no nos dejes caer en la tentación.

7ª petición: y líbranos del mal.

ORACIÓN

(Se entona un canto de comunión, preferentemente alusivo al pan.)

Comentarista: la oración del Padrenuestro nos recuerda que pertenecemos a esa familia divina, ahora reunida en el amor del Padre común a todos. El pan es imagen de la unidad de los hijos de Dios, reunidos en el único cuerpo de cristo, hijo amado del padre.

(Con calma se lee 1 Co 10, 16-17.)

Reflexión participativa: somos muchos, pero formamos un sol cuerpo con Cristo.

Nosotros somos hijos en el Hijo.

El Padre nos reúne alrededor de la mesa, como hijos.

Somos invitados a la mesa del reino del Padre.

En la Eucaristía, el Padre nos alimenta con la vida de su Hijo.

Nota: no se nos olvide que tenemos que repasar la oración del padre nuestro con los catequizandos de manera personal para ir descubriendo si tienen bien asimilada la oración.