JESUS Y LA LIBERTAD
Enviado por Ledesma • 1 de Abril de 2018 • 907 Palabras (4 Páginas) • 316 Visitas
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Bueno, es que cada día lo veo con más claridad, la cosa tiene que ir por ahí. Porque no se trata de cambiar cargos, ni en tomar decisiones en esto y lo otro. Lo importante es romper paradigmas. La manera de gobernar. La manera de convivir con la gente, de tratarnos.
Lo que no cabe en mi cabeza es que, a estas alturas y en el momento que vivimos, siga habiendo tantos hombres de Iglesia, profundamente religiosos, que anteponen sus ideas y conveniencias a la Palabra definitiva de Dios en el Evangelio, que nos trasmitió Jesús.
Jesús y la familia
”Lo primero, que hizo Jesús al iniciar su ministerio público, fue abandonar su trabajo, su casa y su familia. A partir de aquella decisión, las relaciones de Jesús con sus parientes fueron tensas, complicadas y hasta difíciles. Su familia más cercana pensaba de él que había perdido la cabeza. Y cuando fue a su pueblo, sin duda para explicar su mensaje, ni los vecinos de Nazaret creyeron en él, se escandalizaron de lo que enseñaba y el propio Jesús se sintió despreciado por los de su casa”
Lo más duro y lo más fuerte, que planteó Jesús, fue el conflicto radical en la institución familiar: “No he venido a sembrar paz, sino espadas”, destrozando las relaciones de parentesco.
Así las cosas, el problema de fondo, que aquí se plantea, solamente se puede comprender si se tiene en cuenta que, la casa – y consiguientemente la familia – era (y sigue siendo) “la estructura básica de la sociedad en que el cristianismo nació y se desarrolló, como en realidad lo es de toda sociedad sedentaria preindustrial” (R. Aguirre). E incluso parece que la casa era la forma básica de organización de la Iglesia en sus inicios.
El sometimiento era total y Jesús era demasiado libre como para aceptarlo. Las “pater-familias”, que era el cabeza, jefe y dueño de la casa y sus componentes. De ahí que lo determinante, en la familia, no eran las relaciones personales, sino el sometimiento al poder. Lo que llevaba consigo una consecuencia que impresiona: “mujeres, esclavos y niños” eran los sujetos que carecían de derechos y tenían que vivir callados y sumisos, es decir, eran seres humanos que tenían siempre sobre ellos a un hombre como dueño.
Por esto, el enfrentamiento revolucionario de Jesús y su Evangelio a este sistema de familia y, en definitiva, de sociedad.
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