Jesucristo Comparación

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Es importante señalar las múltiples referencias en esta homilía, desde su enfoque en el discurso cristiano apostólico romano por excelencia, y la razón de ser del cristianismo, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que se conjuga en una teología de salvación de las almas como resultado de la cruz. En esta primera parte entendemos a Cristo como aquel cordero que debió ser entregado en sacrificio para la sanación de los pecados del mundo. Pero esta visión salvífica de Jesús no podría ser entendida sin sus propias palabras, que en metáfora explica como la semilla muere al ser plantada para producir sus frutos, de la misma manera la persona que muere en sí misma, será la que con su muerte produzca los frutos de salvación. Esta parábola y el conjunto de sus aclaraciones nos aproximan a ese Jesús de Galilea que con palabras sencillas logra involucrar al oyente de manera tan bella a sus enseñanzas, un Jesús humano que se introduce humanamente en el corazón de los que le escucha, claramente y como lo diría Ratzinger con una “marcada originalidad personal, una claridad y sencillez singular, una inaudita maestría de la forma”

Por otra parte, el sacerdote hace énfasis en el tema del servicio, y desarrolla una alegoría con la muerte que todavía no produce frutos, aquella muerte de Jesucristo que no mueve nuestro corazón hacia el servicio a los demás, a los más necesitados. Este tema fundamental dentro de las comunidades cristianas debe despertar al creyente a la acción de encomendarse a los otros, ciertamente porque Jesús de Nazaret lo enseñó de tal manera, acto revolucionario en su tiempo, y en todos los tiempos, porque según lo explica Papini: “hasta ahora el hombre ama a sí mismo y odia a quien le odia; el hombre futuro, el habitador del Reino de los Cielos, debe odiarse a sí mismo y amar a quién le odia”. Amar por lo tanto es la máxima expresión otorgada por Jesús histórico, un paradigma nuevo introducido en el mundo, y adoptada por los cristianos como instrumento único de relación con Dios.

Para finalizar, diremos que amabas imágenes propuestas de Jesús, la cristiana y la histórica, guardan estrecha relación y si bien el significado de una no concuerda con el significado de la otra, ambas llevan las mismas enseñanzas y logran transformar al individuo que las aplique, cristiano o no, en un ser más entregado a los otros y capaz de amar sinceramente. Jesús de Nazaret y Jesucristo el Hijo de Dios, son el mismo ser con las mismas hermosas parábolas, con aquellas tan sublimes instrucciones, que ciertamente han logrado transformar categóricamente nuestra historia.

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