¿PREDICHO O ERRONEO? El injusto proceso de Jesucristo
Enviado por tomas • 4 de Abril de 2018 • 899 Palabras (4 Páginas) • 319 Visitas
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Del anterior párrafo se vislumbra otra injusticia, aun cuando Jesús afirma ser el hijo de Dios Nicodemo hace referencia a los siguiente “Jueces que habéis querido condenar a un israelita por una frase justísima y perfectamente aplicada, decidme ¿El hombre no llama justamente padre al que lo hizo de la nada?” Bajo el concepto de que todos somos hijos de Dios la afirmación de serlo, no tendría nada de malo dentro de un tribunal que supuestamente hace respetar la superioridad de las leyes de Dios, por la condición de sabiduría que se les atribuye.
Para los últimos párrafos de este ensayo tengo por pertinente mencionar a Poncio Pilatos como la parte Romano juzgadora que determina finalmente la muerte de Jesús, bajo la más salvaje modalidad: la crucifixión. El gobernador Romano mencionado, bajo la influencia de su esposa hace un vago esfuerzo por no condenar a Jesús en primer lugar, manifiesta no encontrar culpa en él, luego manda a Herodes a revisar el caso, y este lo considera más bien demente, con lo que Pilatos atribuye un juicio igual de ambos. Por ultimo sopesa el derecho a vivir entre Jesús y Barrabas, este último era un vil ladrón y condenado. Y contra todo esfuerzo, el pueblo exige la muerte del salvador.
Por último, se menciona que el delito por el que se crucificaba a la gente es el de sedición, que representa una rebelión a conspiración contra el gobierno. Este es el último fatal error jurídico cometido en el proceso de Jesucristo, condenarlo en una modalidad salvaje por un delito que no cometió, solo por la carente de lógica, voluntad del pueblo.
Podemos concluir de esta interesante lectura que Jesucristo vivió un proceso injusto por donde lo analicemos jurídicamente, volver a la pregunta de los hechos divinamente predestinados o enmarcados dentro de lo que el hombre es capaz de hacer cegado por un afán de venganza, o por ideas tradicionalistas que no es capaz de entender por más evidentes que estas puedan resultar. Queda a juicio del lector reflexionar sobre ello. ¿Pueden realmente los hombres administrar justicia?
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