ME QUITARON LA VENDA DE LOS OJOS
Enviado por Antonio • 4 de Octubre de 2018 • 928 Palabras (4 Páginas) • 374 Visitas
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El Presidente Hugh B. Brown quien fue miembro de los Doce Apóstoles y consejero de la Primera Presidencia, compartió una experiencia personal. Él contó que compró una granja muy descuidada en Canadá hace muchos años. Mientras limpiaba y reparaba su propiedad se encontró con un grosellero que había crecido unos dos metros de alto y que no producía grosellas, así que lo podó radicalmente dejando solo pequeños tallos. Entonces observó una gota parecida a una lágrima en la punta de cada uno de los tallos como si el grosellero estuviese llorando y se imaginó que decía:
“¿Cómo pudiste hacerme esto? Estaba creciendo maravillosamente…. Y ahora me has talado. Todas las plantas me mirarán con desprecio… ¿Cómo pudiste hacerme esto? Creí que tú eras el jardinero aquí”.
El presidente Brown respondió: “mira, pequeño grosellero, yo soy el jardinero aquí y sé lo que quiero que seas. No quería que fueras un árbol frutal ni un árbol de sombra; quiero que seas un grosellero, y algún día pequeño arbusto, cuando estés cargado de fruta me dirás: Gracias Señor Jardinero por quererme lo suficiente como para talarme”.
Años más tarde el presidente Brown servía de oficial de campo del ejército canadiense en Inglaterra. Cuando un oficial cayó en combate, el presidente Brown estaba en línea para ser ascendido a general y fue enviado a Londres. Pero a pesar de que estaba plenamente calificado para el ascenso, se lo negaron porque era mormón. El general en jefe dijo básicamente: “Usted merece el nombramiento, pero no puedo otorgárselo”. Lo que el presidente Brown había añorado, por lo que había orado y se había preparado por diez años, se le escurrió de las manos debido a una flagrante discriminación.
Posteriormente el presidente Brown abordó el tren y regresó a su pueblo… con un corazón entristecido y con amargura en el alma… Cuando volvió a su tienda… tiró la capa y el cinto sobre el catre. Elevó los puños hacia el cielo y dijo: “¿Cómo pudiste hacerme esto Dios? He hecho todo lo que estaba de mi parte para prepararme; no hay nada que se pudiera haber hecho que no hubiera hecho ya. ¿Cómo pudiste hacerme esto? Estaba tan amargado como la hiel.
“Luego escuchó una voz y reconocí su tono. Era su propia voz que decía: “yo soy el jardinero aquí y sé lo que quiero que hagas”. La amargura abandonó su alma y cayó de rodillas cerca del catre para pedir perdón por su ingratitud y su amargura…
“Y ahora casi cincuenta años después mira hacia arriba y dice: Gracias, Señor Jardinero por talarme, por quererme lo suficiente para herirme”
Dios sabía lo que Hugh B. Brown tenía que llegar a ser y lo que se necesitaba para que eso sucediera, y Él redirigió su curso a fin de prepararlo para el santo apostolado.
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