“Mi vida es el mayor regalo que Dios me ha dado y por mi vida Jesús se nos da como el mayor tesoro”
Enviado por Rimma • 13 de Noviembre de 2018 • 2.482 Palabras (10 Páginas) • 468 Visitas
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Dios nos quiere de pie, nos creó para estar de pie y cuando caemos, nos repite ¡levantarte! .
Y termino con esto: siempre estar agradecidos, nunca olvidemos en dar gracias, pero gracias a que, a tanto bien recibido
Robert Louis Stevenson (escritor escosés) dice que, a veces en sus viajes, después de echar un sueño reparador cercano a un cerco, antes de marcharse, solía dejar unas pocas monedas al borde del camino. Pensaba que estaba en deuda con alguien por la hospitalidad que le había brindado la Naturaleza. Era consciente de que unas pocas monedas nunca podrían pagar su deuda, pero sí suponían un gesto.
Digno eres, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque creaste el universo. Por tu voluntad fue creado y existió. Apocalipsis 4, 11
Por tu voluntad estoy acá y a todo esto solo digo Gracias Señor por tanto bien recibido.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio por los siglos de los siglos AMEN.
Evangelio según San Juan, 6
1.Después Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberíades.
2.Le seguía un enorme gentío, a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos.
3.Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
4.Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
5.Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: «¿Dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?»
6.Se lo preguntaba para ponerlo a prueba, pues él sabía bien lo que iba a hacer.
7.Felipe le respondió: «Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo.»
8.Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo:
9.«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?»
10.Jesús les dijo: «Hagan que se sienta la gente.» Había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil.
11.Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron cuanto quisieron.
12.Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.»
13.Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada.
14.Al ver esta señal que Jesús había hecho, los hombres decían: «Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo.»
15.Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte él solo.
16.Al llegar la noche, sus discípulos bajaron a la orilla
17.y, subiendo a una barca, cruzaron el lago rumbo a Cafarnaún. Habían visto caer la noche sin que Jesús se hubiera reunido con ellos,
18.y empezaban a formarse grandes olas debido al fuerte viento que soplaba.
19.Habían remado como unos cinco kilómetros cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y se llenaron de espanto.
20.Pero él les dijo: «Soy Yo, no tengan miedo.»
21.Quisieron subirlo a la barca, pero la barca se encontró en seguida en la orilla adonde se dirigían.
22.Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago se dio cuenta que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había subido con sus discípulos en la barca, sino que éstos se habían ido solos.
23.Mientras tanto algunas lanchas de Tiberíades habían atracado muy cerca del lugar donde todos habían comido el pan.
24.Al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió a las lanchas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús.
25.Al encontrarlo al otro lado del lago, le preguntaron: «Rabbí (Maestro), ¿cómo has venido aquí?»
26.Jesús les contestó: «En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
27.Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.»
28.Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?»
29.Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.»
30.Le dijeron: «¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?
31.Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.»
32.Jesús contestó: «En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo.
33.El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo.»
34.Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35.Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed.
36.Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aun después de haber visto.
37.Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí,
38.porque yo he bajado
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