Teología de los Sacramentos.
Enviado por Rimma • 6 de Abril de 2018 • 59.532 Palabras (239 Páginas) • 318 Visitas
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"Hermanos, no quiero que ignoréis que nuestros padres: estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar: y todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía, y la roca era Cristo.[pic 9][pic 10][pic 11][pic 12]
Pero la mayoría de ellos no fueron del agrado de Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura (tauta dé tvpoi) para nosotros" (l Cor 10,1-6a).
Cuando bautismo y eucaristía son comprendidos unitariamente en esta clave, quedan protegidos de cualquier intento de reducción individualista o pietista. La comunidad cristiana está, según Pablo, comprometida en el acontecimiento liberador de los últimos tiempos. En ICor Pablo piensa en clave de escatología presente 2 . Jesús, el Señor muerto y resucitado, está sometiendo a sí mismo todas las cosas, hasta que, una vez conseguido el aniquilamiento completo de todos los poderes activos en este mundo, incluida la muerte, todos resuciten o sean transformados y entregue al fin el reino y a sí mismo a Dios Padre. En esta función mesiánica de Cristo "consiste propiamente para Pablo la escatología presente y la misma escatología futura" 3 . Se trata de la lucha escatológica del Kyrios, presente activamente en este mundo y su historia,
[pic 13]
Cf M. ORGF, El propósito temático de I Cor 7. en "Claretianum" 28 ( 1988)[pic 14]
4 1 —42.
ID. a.c.. 42.[pic 15]
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como primicia constitutiva del gran acontecimiento escatológico final contra el maligno. La figura de este mundo pasa ( l Cor 7,31). El impacto del éschaton es total y definitivo: se manifiesta en las tribulaciones, en la necesidad.
Este es el nuevo éxodo. Bautismo y eucaristía son sus dos grandes símbolos. Nuestros padres "fueron bautizados en Moisés", nosotros "somos bautizados en Cristo". Ellos comieron el alimento y la bebida espiritual, procedente de la roca símbolo de Cristo nosotros "participamos de un solo pan... de la mesa del Señor" (l Cor 10,17.21) y "bebemos la copa del Señor" (ICor 10,21).[pic 16]
Bautismo y eucaristía son las marcas, las mediaciones, las señales del nuevo éxodo, del éschaton, que se realiza en Jesucristo.
I .2. Mediaciones de la incorporación a Cristo en su muerte
- Incorporados a su muerte. Para Pablo es la persona del Kyrios, la que da entidad a la realidad escatológica que constituye el nuevo éxodo. En la muerte del Señor comienza el éschaton. Quienes quedan implantados en la muerte del Señor pueden participar en la resurrección escatológica. La fe acoge la gracia de la justificación y por medio de ella uno es acogido en el acontecimiento salvador.
En este contexto entiende Pablo que el bautismo y la eucaristía son las dos mediaciones que nos permiten participar en la muerte del Señor y nos hacen morir con él al mundo del pecado y la muerte. Por medio del bautismo somos bautizados en la muerte de Cristo: "Nos hemos hecho una cosa con él por una muerte semejante (homoiomati) a la suya... , hemos muerto con Cristo..., muertos al pecado" (Rom 6,3.5.8.1 1).
Por medio de la eucaristía comulgamos el cuerpo de Jesús que se entrega a la muerte: "Cada vez que comemos el pan y bebemos el cáliz anunciamos la muerte del Señor hasta que venga" ( l Cor 1 1,24.26).
Bautismo y eucaristía son las dos mediaciones a través de las cuales los que hemos creído en Jesús nos incorporamos a él en su muerte y nos hacemos coagentes del nuevo eón que se inaugura. Ambas mediaciones nos sitúan de cara a la resurrección que ind udablemente llegará, tras participar en la muerte y en la sepultura del Señor.
- ¿Podéis ser bautizados..., beber el cáliz? Con una perspectiva de anticipación, el Jesús de los sinópticos une el simbolismo bautismal y eucarístico en el contexto de su pasión y muerte mesiánica. He aquí la perspectiva que nos ofrece el evangelio de Marcos:
"Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los doce y comenzó a decirles lo que iba a suceder: Subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado... , le condenarán a muerte... ¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado? La copa que yo voy a beber sí la beberéis, y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado. El que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos" (Mc 10,32-33.38-39.43-45).
Jesús interpela a Santiago y a Juan. Los invita a participar de su cáliz y de su bautismo. El cáliz que Jesús bebe es un símbolo del sufrimiento mesiánico redentor, tal como aparece en los relatos de la última cena (Mc 14,24) y en Getsemaní (Mc 14,36). La imagen del bautismo expresa la misma idea: verse sumido en la calamidad (Cf LC 12,50). "Quizá pensase el evangelista en la importancia de los sacramentos del bautismo y de la eucaristía" [1] . El texto demuestra que los dos discípulos participarán en el sufrimiento mesiánico: que "serán bautizados" y "beberán el cáliz". No sólo ellos; también los demás discípulos; de hecho, el relato de la cena constata que "bebieron de él todos" (Mc 14,23).[pic 17]
Bautismo y eucaristía hacen que los discípulos entren simbólicamente en la diakonía de Jesús, que no excluye ni siquiera la muerte por los demás. Bautismo y eucaristía los configuran con el Jesús-siervo, con las tribulaciones del tiempo último.
Es significativo, por otra parte, que Marcos inicie el ministerio de Jesús con el relato del bautismo y lo concluya con la narración de la última cena. El bautismo aparece como inicio. La eucaristía, como culminación del seguimiento. En el bautismo se anticipa la eucaristía. En la eucaristía llega a plenitud el bautismo. No se trata de dos ritos, sino de dos símbolos que expresan la disponibilidad para compartir la muerte del Señor y participar en el acontecimiento escatológico.
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