DESIGUALDAD DE GÉNERO EN EUROPA DE LOS AÑOS 2000-2016

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También menciona que:

Se observa una segregación ocupacional que tiene un doble carácter: 1. La segregación horizontal, o concentración en determinadas ramas profesionales y de producción, especialmente en el sector servicios en general, en salud, educación, administración pública. 2. La segregación vertical o concentración en los escalones profesionales más bajos dentro de cada sector. (El clarión, 2016: 1)

A toda esta problemática también se le añade el problema de recesión económica mundial. Desde el año 2010 hasta el 2012 la Eurozona ha reducido su PIB de 3,8% a 3,6%, por lo cual se estima una pérdida de unos 2,5 millones de empleos anualmente (OIT, 2012: 1).

En cuanto a temas de desempleo existe una diferencia de 0,7%, donde las mujeres tienen un nivel de desempleo de 5,8% (1.2 mil millones de personas desempleadas) ante un 5,3% (98 millones) de desempleo masculino (OIT, 2012: 1)

Es de esta forma que en la última década la brecha de géneros ha empeorado según estudios de la organización mundial del trabajo, y dicha organización menciona que con la creciente crisis económica, esta brecha podría ser cada vez más ancha (OIT, 2013: 4).

Los compromisos familiares son una de las razones principales para explicar esta diferencia entre hombre y mujeres en el campo laboral. Hay una mayor probabilidad de que una mujer salga del mercado laboral por embarazos, cuidados hacia los hijos y mantenimiento del hogar a que salga un hombre por las dos últimas razones (OMT, 2013: 5). Se prefiere elegir un hombre para un cargo laboral, puesto que con ello se aseguran de que este trabajador se mantendrá en la empresa por largo tiempo y puede tener más adaptabilidad al mismo (OMT, 2013: 6). La OCDE se pronuncia sobre este tema de la siguiente manera:

La brecha de actividad entre hombres y mujeres es menor durante la juventud, pero en el intervalo de edad siguiente la discriminación laboral hacia las mujeres aumenta y se mantiene durante el resto de su vida laboral. De igual manera, vuelven a ser ellas las que concentran el desempleo de larga y muy larga duración, y lo mismo ocurre con toda una serie de indicadores utilizados habitualmente que miden el trabajo considerado dentro del mercado (temporalidad, parcialidad, peores condiciones y menores derechos laborales). (OCDE, 2014: 1)

Por todas estas razones se lucha por la igualdad de género en este ámbito arduamente para tener una igualdad en oportunidades

- El acceso y la enseñanza educativa siguen siendo un problema

En el tema educativo hay varios puntos a tocar, siendo uno de los más primordiales el acceso a un centro de educación primaria.

El 99,1% de los hombres tienen un acceso garantizado a la escuela, mientras que las mujeres solo tienen un 97,6% de acceso a una educación primaria. Esta diferencia se da especialmente en las partes rurales de cada país, puesto que sigue habiendo una mentalidad machista en estas zonas (Lippel, 2015: 1).

Es así que a pesar de estos inconvenientes las mujeres cuenten con un mayor nivel educativo: el 85,5% de mujeres termina su educación secundaria a comparación del 70,5% de hombres; en cuanto a nivel de educación superior el 15,7% de mujeres accede a esta educación contra un 9,3%, esto se da en razón de que en su mayor parte, los hombres tienen una inasistencia de alrededor del 65% en todo el año escolar (Lippel, 2015: 1)

En otro tema de suma importancia, los currículos escolares aún no demuestran igualdad, según menciona Vassiliou, comisaria responsable de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud de la Comisión Europea:

Los problemas relacionados con la escolarización de las niñas no se encuentran desligados del contenido de la educación. Por el contrario, los estereotipos de género, las amenazas a la seguridad emocional de las niñas y el currículo insensible a las cuestiones de género conspiran directamente contra la realización del derecho a la educación (Vassiliou, 2015: 19)

Es así como el lenguaje hace diferencias de género en los resultados educativos 26 ejerce una fuerte influencia (especialmente en los niños pequeños), y en el pasado ha sido criticado por excluir o hacer de menos a las niñas y a las mujeres y favorecer los roles de género estereotipados; dos ejemplos en inglés serían la utilización de fireman en lugar de fire fighter; o el uso de laugh para referirse a la risa de los chicos mientras que para las chicas se utiliza giggle. Las investigaciones referentes al lenguaje han analizado la frecuencia y la forma en los que aparece representado cada sexo, y encontraron que los hombres aparecen con más frecuencia y en una mayor variedad de trabajos, mientras que a las mujeres se las muestra fundamentalmente en papeles domésticos. (Vassiliou, 2015: 22).

De la misma manera, los libros de texto educativos están muy estereotipados, especialmente los libros de secundaria, reproduciendo las creencias tradicionales y religiosas e “ignoran a las figuras femeninas importantes, así como las metas y los logros de las organizaciones feministas y de mujeres” (Środa & Rutkowska, 2007: 1)

Y a pesar de los ligeros cambios que se han logrado a través de los años, los textos revisados siguen representando a hombres y mujeres “en roles acordes con los estereotipos de género” (Magno & Silova 2007, p. 651).

De esta forma, la Comisión Europea impulsó un trabajo, que es la composición por sexo de los equipos editoriales que elaboraron los textos influía poco en los estereotipos sexistas que quedaban reflejados en ellos (Luengo & Blázquez, 2004: 1).

En cuanto a las asignaturas se han producido algunos avances, la persistencia de las diferencias de género en el interés por la ciencia ha llevado a feministas del ámbito universitario y a formadores en el campo científico a desarrollar nuevas formas de “hacer” ciencia y de plantearse y buscar respuesta a las cuestiones científicas. Estos avances se consideran necesarios, puesto que, de no existir, el conocimiento científico y los métodos para generarlo se convierten en meros reproductores de las ideologías y las relaciones de poder pre-existentes en la sociedad (Brickhouse, 2001: 1). Por ejemplo, el tipo de cualidades que requiere la investigación científica, como la “racionalidad”, suelen asociarse a la masculinidad y a la forma “masculina” de pensar. Este tipo de argumentos ha llevado a desarrollar currículos alternativos que permitan ”responsabilizar” a los estudiantes, especialmente a las chicas, para contribuir