EFECTO DE LOS RIESGOS EN LA COLOCACIÒN DE PRODUCTOS FINANCIEROS EN LAS MICROFINANCIERAS DE HONDURAS
Enviado por mondoro • 19 de Diciembre de 2018 • 7.908 Palabras (32 Páginas) • 468 Visitas
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Ahora, el enfoque tradicional de las finanzas empresariales que va de 1920 a 1950, supone que la demanda de fondos, decisiones de inversión y gastos se toman en alguna parte de la organización y le adscribe a la política financiera la mera tarea de determinar la mejor forma posible de obtener los fondos requeridos, de la combinación de las fuentes existentes; Es así como surge una nueva orientación de las finanzas, utilizando las tendencias de la teoría económica, y mirando como central, el problema de la consecución de fondos, las decisiones de inversión y gastos, la liquidez y la solvencia empresarial (Stella Flores, 2008).
En años recientes la participación de las microfinanzas en los sistemas financieros formales de América Latina y el Caribe se ha incrementado notablemente. Esta mayor participación es el resultado de un proceso continuo de integración de entidades de microfinanzas al sistema financiero formal así como una creciente participación de la banca tradicional en esta actividad. Además, debido a que la formalización abre las puertas a la inversión privada, es cada vez más necesario que tanto reguladores como inversionistas estén correctamente informados acerca de los riesgos y retornos de esta actividad.
El sector de microfinanzas Hondureño está conformado por una amplia gama de tipos de instituciones tanto reguladas como no reguladas; entre las cuales se incluyen, Bancos comerciales, Organizaciones Privadas de Desarrollo Financiero (OPDF), Organizaciones Privadas de Desarrollo (OPD), Organizaciones sin Fines de Lucro (ONG), Cooperativas de Ahorro y Crédito y otras instituciones como Bancos de Segundo Piso; que de acuerdo a su naturaleza, tienen diversos objetivos en términos sociales y financieros; así como, del sector de clientes atendidos. (Romero, 2002)
Una de las formas de impulsar estas empresas es el financiamiento, ya que permite ampliar sus operaciones o sostener las ya existentes; sin embargo el acceso al crédito formal otorgado por la banca comercial no es tan fácil para las MIPYMES debido a la misma informalidad en la que operan. Esta informalidad hace que carezcan de estructuras administrativas, registros y controles adecuados lo que contribuye a que se les pueda excluir como clientes, considerando que la banca en Honduras debe dar cumplimiento a la “Normativa de Clasificación de Cartera Crediticia” vigente, emitida por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) como órgano supervisor.
Las microfinanzas constituyen un instrumento poderoso para promover el desarrollo de las sociedades y garantizar la inclusión de una gran porción de la población en la esfera económica y productiva, especialmente en aquellas sociedades donde es pronunciada la polarización en el acceso a activos e ingresos. Aunque las posiciones de los “enfoques-teorías” sobre microfinanzas son divergentes en cuanto a los mecanismos y prioridades de las intervenciones, Por ende, la formulación de políticas públicas se vuelve un tema central para dinamizar las microfinanzas, entendiendo que su enfoque se debe centrar en promover un clima que facilite el funcionamiento del mercado, promueva los servicios de forma integral y aporte al desarrollo. (Binswanger, 1999).
El acuerdo internacional sobre regulación y supervisión bancaria denominado “Nuevo Acuerdo de Capital”, aprobado en 2004 por el Comité de Basilea y conocido como Basilea II, exige a las entidades financieras de los países que se adscriba al mismo una revisión de sus dotaciones de capital para cubrir los riesgos. Por consiguiente, las entidades financieras y de microfinanzas (IMFs) supervisadas y no supervisadas requieren adoptar procesos internos que sean capaces de medir los riesgos. Las entidades financieras que sirven a la industria microfinanciera deberán actuar bajo los parámetros de Basilea II. (Allen, 2004)
En efecto, esta teoría obliga a disponer de herramientas que les permitan establecer modelos de medición (scorings y ratings) con objeto de discriminar a los clientes según su perfil de riesgo, sistemas de seguimiento del riesgo vivo y modelos de evaluación de la exposición y la severidad en el riesgo. Basilea II también obliga a las entidades financieras no solo a adaptar sus sistemas de cálculo del consumo de capital, sino también a modificar los sistemas de reporting (informes financieros) y de análisis de la información. Ambos elementos, es decir los informes financieros y el análisis de los mismos, son la clave de Basilea II que hace necesario gestionar grandes bases de datos, capaces de ofrecer la información exacta para cuantificar los riesgos de cada operación, lo que supone un verdadero reto para los bancos y, especialmente, para las entidades de microfinanzas. (Allen, 2004)
La actividad bancaria como tal tuvo sus orígenes en los tiempos antiguos; sin embargo, no fue sino hasta el último siglo que el desarrollo sistemático de sus actividades se ha convertido en un campo de estudio de la economía. Según Fuentes Quintana E. (1992) los rasgos fundamentales del negocio bancario están ligados a cuatro revoluciones que han transformado la gestión de las instituciones financieras. En el año 1998 se estableció la reglamentación de las operaciones de crédito entre las instituciones financieras y los principales grupos económicos y partes relacionadas. El objetivo principal de este reglamento es establecer límites y condiciones para las operaciones de crédito que realicen las instituciones del Sistema Financiero con los grupos económicos y partes relacionadas, a fin de controlar y disminuir los riesgos del sistema bancario, y asegurar su competitividad. Marlon Ramses Tàbora (CEPAL; Marlon Tabora, 2007).
Según (Sánchez, 2013, pág. 3) las funciones del Mercado Financiero también son desarrolladas por intermediarios, tales como los bancos, financieras, compañías de seguros y otras en el sector social de la economía de los cuales proveen servicios personalizados que no se prestan a la necesaria estandarización que es requerida para apoyar un mercado líquido. La historia nos indica que las personas se han involucrado en transacciones financieras desde los albores de la historia. Documentos Sumerianos revelan el uso sistemático de crédito para la agricultura y otros propósitos en Mesopotamia alrededor del año 3,000 A. C., utilizando cebada y plata como monedas de intercambio.
En países con mercados de capitales más desarrollados, opera un mercado de valores que canaliza recursos a través de instrumentos financieros transferibles, hacia actividades del sector público y del sector privado mediante la compra-venta de valores en los mercados bursátil y extrabursátil con mercados primarios y secundarios muy activos. En este mercado, los inversionistas
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