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Estado y sociedad civil en América Latina

Enviado por   •  29 de Noviembre de 2018  •  5.180 Palabras (21 Páginas)  •  375 Visitas

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El libre comercio comenzó a reinar en Latinoamérica luego de su emancipación, “[…] Ello se explica por las pretensiones de los comerciantes locales y los de origen extranjeros, sobretodo ingleses, que se establecieron desde comienzos de la Independencia en varias ciudades”[5]. Y tenía como bases la exportación de bienes, procedentes principalmente de Gran Bretaña, que venían de forma directa, sin mayores intermediarios, libre de impuestos, por lo tanto más baratos. Asimismo, la importación se hacía sin mayores problemas y podían ser toda clase de mercancías. A pesar de lo espectacular que sonaba el libre comercio, había otros que apostaban por el proteccionismo (como se menciona arriba, Brasil y Paraguay), ya que se tenía un cierto temor a “[…] la ruina ante la llegada indiscriminada de mercancía europea”[6]. Los políticos, respecto a este tema, no consideraban necesario suprimir el libre comercio; los empresarios tampoco, ya que consideraban que el invertir en la industria no era rentable, lo que sí lo era en la producción agrícola y en la minería. Además, el mercado interno era tan pequeño, que dificultaba el desarrollo de la industria.

La demanda externa se impuso ante las actividades productivas americanas. Con ello también aumentó la exportación de bienes y los principales consumidores era Chile, Argentina, Brasil, Perú, México (en ese orden).

En cuanto a la operación comercial, se puede decir que es controlada mayoritariamente por extranjeros, especialmente por ingleses y su influencia se puede visualizar tanto en las inversiones –que iban directamente hacia las actividades mineras y para la construcción de ferrocarriles–, como en los empréstitos. En esto últimos, la mayoría de los Estado Americanos que pidieron préstamos, tuvieron problemas en la devolución del dinero, por lo tanto esto dificulta la entrada de capitales exteriores, traducidas en préstamos y/o inversiones.

En cuanto a la construcción de ferrocarriles en Latinoamérica, se puede decir que esta permite la ampliación de los mercados locales y por sobre todo el comercio exterior. Hacia 1850, países como Perú, Chile, México, Brasil, Argentina, ya contaban con grandes redes ferroviarias para el desarrollo del comercio y mejorar las comunicaciones dentro del territorio: “fueron los ferrocarriles que a partir de la década del ’50, comienzan a recorrer el espacio americano venciendo las limitaciones geográficas, enlazando las comunicaciones, y facilitando la extracción de productos sobre todo de la minería. A través del trazado de ferrocarriles y la obtención de préstamos de procedencia inglesa, […], aparece la posibilidad de los Estados constituyan su economía sobre la base de una modernización de la estructura económica”[7]. También, en cuanto al área financiera, la creación de bancos es un hecho a partir de 1830, en Brasil y en México (creación del primer banco de carácter estatal, en un país donde gobernaba el conservadurismo). Asimismo, aparecen bancos ya sean de carácter particular o privado (en Chile por ejemplo, con Agustín Edwards, hacia 1870 ya había creado el Banco Edwards) o extranjeros (bancos ingleses, como el South American Bank)

En resumen, las nuevas naciones americanas, a pesar de estar independizadas de la corona española, siguen siendo dominadas, pero en este cao es bajo la hegemonía inglesa. Esta potencia inglesa, directa o indirectamente, domina las dimensiones que se dan en una sociedad, en otras palabras, son capaces de interferir en la política y por sobretodo en la economía de un país. Junto con eso, queda claro que los modos de producción, medios de producción y la producción misma, no cambian, ya que Latinoamérica sigue siendo una sociedad agraria, monoproductora y exportadora de materias primas, como en la época colonial.

El auge del neocolonialismo.

Hacia 1850, nos encontramos en una época en donde el sistema capitalista se encontraba en su punto más álgido, es decir, en el “gran boom”[8] o en la segunda fase de industrialización (inglesa). Por lo tanto podemos decir, que el Imperio Inglés necesitaba como nunca antes producir y para ello necesitaba tanto un mercado estable o disponible para comercializar sus mercancías, como también grandes volúmenes de materias primas. Por lo tanto el capitalismo comercial se hace internacional: “este fue el periodo en el que el mundo se hizo capitalista y una significativa minoría de países “desarrollados” se convirtieron en economías industriales”[9]. Asimismo, en el contexto local, se puede mencionar que, las relativamente nuevas naciones americanas, necesitaban aliados, sobre todo económicos, ya que las arcas fiscales no eran lo suficiente como para dirigir un país de buena forma. Junto con ello, se puede decir, que al igual que en la época colonial, el poder sigue en manos de unos pocos, en este caso no en manos de la corona, sino en manos de las elites u oligarquías de los diferentes países americanos. Es por ello que podemos decir que aún no existe un Estado fuerte. Esto como consecuencia del mismo sistema económico, tal como lo reseña M. Carnoy: “[…] en el siglo XIX, el papel del Estado en las sociedades capitalistas, aunque importante, era, por lo general, relativamente limitado. Esto fue, en parte, una reacción al poderoso Estado mercantilista que precedió a la revolución industrial, pero también se debió al gran dinamismo del capitalismo privado”[10], esto debido a que “la energía motora de las sociedades capitalistas residían en la producción empresarial privada”[11]. Asimismo podemos decir que en este periodo, las naciones latinoamericanas se enfrentarán a un “[…] proceso que fue decisivo para la orientación de las economías en la mayor parte de Latinoamérica. Los capitales se concentraron en dos áreas: las actividades de exportación y los servicios públicos”[12].

Es así como la oligarquía latinoamericana, a partir de un supuesto orden en sus países, desea progresar, es decir, insertarse en la economía internacional y su principal aliado es el Imperio Británico (esto cambia hacia 1900, ya que ingresa al juego comercial Alemania, Estados Unidos y Francia). Esto trae como consecuencia el aumento de la exportación, el ingreso de nuevos capitales, el dominio comercial extranjero (el inglés), y la producción que fue controlada por la oligarquía. Asimismo se produce el ansiado crecimiento económico, lo que generó dentro de las nacionales americanas el aumento de la burocracia estatal, la ampliación del aparato militar y la extensión de servicios tanto comerciales como financieros. Gracias a esto nace la clase media y el incipiente proletariado y se genera la contraposición ciudad-campo.

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