LA RAMA DORADA (Sir James George Frazer)

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Desde las más primitivas épocas, el hombre se ha enfrascado en la búsqueda de leyes generales para aprovecharse del orden fenoménico natural, y en esta interminable búsqueda ha rastrillado junto a un gran cúmulo de máximas, algunas de las cuales son de oro y otras simple escoria. Las verdaderas reglas de oro constituyen el cuerpo de ciencia aplicada que denominamos arte; las falsas son la magia.

Ahora bien, si la magia es tan afín de la ciencia, ahora nos queda inferir cual es la relación con la religión.

La religión, como lo define el autor, se entiende por una propiciación o conciliación de los poderes superiores al hombre, que se cree dirigen y gobiernan el curso de la naturaleza y de la vida humana .De esta manera supone que todos los seres personales, sean humanos o divinos, están en última instancia sujetos a aquellas fuerzas impersonales que todo lo dirigen, pero que no obstante pueden ser aprovechadas por quien sepa cómo manejarlas con las ceremonias y conjuros apropiados.

De ahí se deriva el radical conflicto de principios entre la magia y la religión, pues el sacerdote ha perseguido con frecuencia al mago. Pero anteriormente, las funciones del sacerdote y el hechicero estaban combinadas, pues simultáneamente se practicaba ritos religiosos y mágicos; se pronunciaban las oraciones y los conjuros casi en la misma frase. La misma confusión de magia y religión, menciona el autor, ha sobrevivido entre los pueblos que se elevaron a niveles de cultura más altos.

La magia esta deducida directamente de los procesos elementales del razonamiento y es en realidad un error en el que la mente cae casi espontáneamente, mientras la religión descansa sobre conceptos que difícilmente puede suponerse que alcance la simple inteligencia animal. Es probable que la magia apareciera antes que la religión en la evolución de nuestra raza (Frazer, 1944).