Uenidades productivas campesinas en Uruguay en el periodo histórico del 2000 hasta el presente.
Enviado por tomas • 24 de Enero de 2018 • 2.036 Palabras (9 Páginas) • 414 Visitas
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En este territorio, tal como ya lo mencionamos, los campesinos combinan la unidad de reproducción con la de producción en un mismo territorio, por lo que los conflictos con el capital están centrados en la disputa por el territorio ya que en estos se realiza la vida y el trabajo de los campesinos. Como una clase social no se realiza en el territorio de otra clase, los territorios del agronegocio y de los campesinos son diferentes: el agronegocio organiza el territorio para la producción de mercancías, para la valorización del capital, mientras que los campesinos organizan el territorio para la vida, para su existencia. En esta disputa de diferentes formas de propiedad por el territorio nacional, ambas clases luchan por territorializarse y tienen por tanto intereses antagónicos a la hora de producir territorio, lo que configura modelos opuestos de desarrollo (Oyhantcabal, 2013:4)
Es necesario, en este punto, recalcar que cuando hablamos de unidades campesinas en Uruguay, esta categoría no constituye un grupo social homogéneo. Piñeiro (s/f:5) distingue tres tipos de productores: productor capitalizado, el productor semi-asalariado y finalmente el productor familiar. El productor capitalizado es el más parecido al “farmer” norteamericano y se caracteriza por pasar por períodos de reproducción ampliada que le permiten generar y guardar excedentes de un ciclo agrícola a otro. Dicha riqueza acumulada suele ser invertida en mejoras tecnológicas que ahorran fuerza de trabajo y permiten a la explotación crecer en tamaño y producción manteniendo trabajo familiar. Cuando la acumulación de riqueza es sostenida es muy factible que la explotación termine recurriendo a más trabajo asalariado que familiar convirtiéndose en una unidad capitalista (Oyhantcabal, 2007: Piñeiro, s/f). En el otro extremo de estos productores está el semi-asalariado, donde uno o varios miembros de la familia venden parte de su fuerza de trabajo fuera del predio para facilitar la reproducción de la familia. Los motivos que llevan a esta situación van desde la falta de ingresos, la seguridad que da un salario fijo hasta los beneficios sociales que se obtienen en la órbita del trabajo asalariado. Esta semi-proletarización implica una reducción en la fuerza de trabajo disponible para la reproducción de la unidad productiva, lo que reduce los ingresos prediales y por tanto obliga a vender aún más fuerza de trabajo fuera del predio, entrando así en una fase de reproducción simple impedida o de descapitalización que puede terminar con la proletarización total de la familia y el abandono del predio (Oyhantcabal, 2007: Piñeiro, s/f). Por último, el productor familiar por su parte está entre estos dos tipos antes mencionados, y se caracteriza por utilizar, prácticamente, solo trabajo familiar sin vender ni comprar fuerza de trabajo. En general se encuentra en una fase de reproducción simple que le impide la acumulación de riqueza. Para Piñeiro (s/f:7) esta es la categoría más común en el campo uruguayo.
En cuanto al comportamiento económico de las unidades de producción campesina, podemos señalar que en el caso de ocurrida la fisión de la unidad –es decir la etapa que comienza con el matrimonio del primer hijo y continúa hasta que el último de ellos se casa y se desvincula de la unidad- y el posterior remplazo –en referencia a la muerte de los padres y en consecuencia la reasignación del territorio- tiene gran relevancia el sexo de la persona que queda acargo. La continuidad de la unidad productiva es más factible –en términos estadísticos- si queda en manos de un hijo varón de la familia (Piñeiro, s/f:11)
Conclusiones
Debido a problemas de extensión de este trabajo, no hemos podido profundizar en algunas temáticas importantes acerca del modo de vida campesino en Uruguay. Solamente hemos dado cuenta de un trozo de nuestro presente que no conocemos, o que no hemos querido conocer o que simplemente, se nos ha negado. La cantidad de población que lleva un modo de vida campesina en Uruguay es bastante inferior si lo comparamos con el resto de los países de Latinoamérica, no deja de ser importante su existencia, ya que, de alguna u otra forma nos permite reflexionar no solo entorno a la mera existencia de un modo de producción campesino, sino que además plantea un desafío en la comprensión del avance del capitalismo no solo en América Latina, sino que en todo el mundo. Queremos afirmar lo siguiente: el modelo capitalista no es capaz de proletarizar toda la fuerza de trabajo, no solo por el hecho que no sea materialmente capaz, sino que, le es necesaria –malditamente necesaria para el modelo- para el mantenimiento del orden. En otras palabras, el sentido requiere el sin sentido para existir, y llevando este precepto al caso: la producción capitalista requiere de una producción no netamente capitalista para poder existir. Es por ello que el mundo agrícola siempre representará, debido a sus condiciones, una parte marginal del mundo capitalista. El modelo capitalista proclama la desaparición de las formas atrasadas y es ahí donde se pisa los talones. Uruguay no es la excepción: 32 mil campesinos que ocupan apenas el 24% de las tierras productivas. Más allá de que sus reivindicaciones políticas solo apunten a modificaciones en el valor de cambio de sus productos y no en contra de la apropiación de las tierras por parte del sector industrial (Piñeiro, s/f:6), no dejan de ser una clase explotada que se ha perpetuado, que seguirá existiendo y que vive en la tensión de constituir el mal necesario para el modelo.
Tal como ya lo mencionamos, quienes construyen la historia le han negado el calificativo “campesino” a este grupo y lo ha remplazado por términos como: “pequeño productor”, “producción agrícola familiar” etc. A estas alturas cabe preguntarse: más allá de las denominaciones que ha impuesto la historia, ¿los protagonistas de esta historia cómo se hacen llamar a sí mismos? ¿Campesinos, farmers, pequeños productores, productores familiares? Es aquí donde debe tomar un rol preponderante la antropología, no solo debe centrarse en los aspectos productivos, sino que también en los aspectos culturales e identitarios de estos grupos.
Referencias Bibliográficas
Oyhantçabal G. (2013) Los tres campos de la cuestión agraria en Uruguay. Revista Nera. Uruguay. Pp. 82-95
Oyhantcabal G (2007) Agricultura familiar y campesinado. Universidad de la República. Uruguay.
Piñeiro, D. (s/f). Caracterización de la producción familiar. Disponible en www.fagro.edu.uy.
Rossi
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