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Caida de roma capitulo I,II

Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  2.349 Palabras (10 Páginas)  •  326 Visitas

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En este lapso también se puso en marcha la “Constitutio Antoniniana” que convirtió en ciudadanos romanos a los peregrinos con esto fue evidente que lo que se buscaba era humillar a las clases altas y halagara las clases humildes, ya que si todos los habitantes del Imperio eran ciudadanos romanos, serlo ya no tendría gran relevancia o importancia.

Pero como toda dinastía, esta tenía que terminar con un asesinato dejando un sueño frustrado por parte de uno de los Severos que era lograr un Imperio unificado y absoluto como el de Alejandro Magno, con esto se suscitó algo llamado “la anarquía militar”, que iba a dar en 49 años 22 emperadores. Pero pese a las variables que se presentaron, las reformas de los Severos sobrevivieron en el desorden. Los emperadores de la anarquía militar intentaron la restauración de la disciplina en las legiones. Aquí se completó la obra de militarización de la sociedad romana que los Severos habían iniciado. Fue una verdadera revolución, de consecuencias trascendentales, realizada sin una planificación, por medio de recursos desesperados, adoptados a medida que surgían problemas de resolución inaplazable.

Papiniano, Julio Paulo y Ulpiano que habían sido consejeros de los Severos y teóricos del absolutismo político aplicaron su conocimiento jurídico en las liturgias, estas implicaban la prestación personal del individuo al estado, con su trabajo y con su hacienda, así es como el emperador hizo responsables a las clases superiores del cumplimiento de las liturgias y a los funcionarios imperiales delos resultados de la requisa.

Capitulo II

Diocleciano fue un empírico de la política quien consideró su misión como un servicio a Roma, él estaba asistido por un Consejo de Estado, que preparaba la copiosa legislación imperial. Esta dejaba al Imperio dividido administrativamente en doce diócesis, regidas por un vicario y jerárquicamente subordinado a los augustos, césares y prefectos de los pretorios, esta máquina administrativa funcionó con una regularidad implacable. Diocleciano en su intento de querer devolver al Estado romano la ordenación política que la crisis había destruido le arrebató a Roma la capitalidad que este tenía. Pese a su reorganización administrativa fue un episodio intrascendente que no corrigió la debilidad de la superestructura colonial urbana, además la tarifa establecida para contener la subida de los precios enumera gran variedad de productos de lujo, la mayoría elaborados por los industriales de Oriente, que los ricos terratenientes de las provincias occidentales consumían no contuvieron el alza de los precios. Mientras que Augusto y los Antoninos habían favorecido a los ricos, los Severos quisieron nivelar las diferencias entre ricos y pobres, pero Diocleciano sometió a ricos y pobres al interés supremo del Estado

La vida económica del mundo romano fue organizada con arreglo a las necesidades del Imperio por Diocleciano, Constantino y Valentiniano

Constantino llegó a ser emperador por la amalgama de la fuerza y del prestigio familiar, fue un político sin escrúpulos que dio nuevas soluciones a una situación nueva. Ordenaba encadenar como esclavos a los colonos que intentaran huir de los fundos, y obligaba los propietarios a devolver los colonos de otro terrateniente, pagando la capitación por todo el tiempo que los hubieran retenido. Creó una nueva moneda de oro, el “Solidus”, mantuvo la “jugatio-capitatio” y creó nuevos impuestos: la “gleba senatorial” carga que gravaba las rentas de las grandes propiedades; el “crisárgiro”, que tributaban los mercaderes; el “oro coronario”, este adjudicado a los curiones municipales, que además ya eran responsables de la percepción de la “yugatio-capitatio” fijada a su ciudad. Además Constantino deshizo las tentativas de igualdad social, después de sus reformas las clases sociales eran verdaderas castas hereditarias promulgadas por innumerables leyes restableciendo el principio de la unidad dinástica. Quiso contener la corrupción de costumbres. Los habitantes del Imperio sólo eran iguales en lo que ha prohibiciones se refería como la libertad de reunión, de asociación, de pensamiento, de religión, sobre todo, después de la adopción del cristianismo como religión de Estado. Constantino unificó el Estado, pero descentralizó la Administración, aunque sometiéndola a una ordenación minuciosa, intervenida por tres prefectos del pretorio.

Los edictos de Constantino se inspiraron tanto en las doctrinas helenísticas como en el espíritu del cristianismo, dando como resultado relaciones de Constantino con la Iglesia cristiana teniendo una importancia decisiva para el Imperio y para el cristianismo. Su influencia sobre el destino del Estado romano fue concluyente. Para la Iglesia el cambio fue trascendental, la mayor de las revoluciones de su historia.

El poder de Constantino fue tal que como hecho sucesorio se dio la consagración de Constantinopla, esta como gran ciudad tuvo un foro, un capitolio y un Senado. Se concedió a su territorio el “jus italicum” (derecho itálico, era un honor conferido a determinadas ciudades del Imperio romano) y la exención de impuestos. Además Constantino se hizo erigir su sepulcro, cerca de la nueva iglesia de los Santos Apóstoles siendo la primera tumba de un emperador cristiano, rodeada de las estelas de los doce apóstoles para significar que él era “el decimotercer anunciador de la verdadera fe” y el «igual de los apóstoles», como era llamado entre los cristianos de Occidente

El trigo egipcio aseguró el abastecimiento

Constantino fortaleció el poder civil y debilita el militar en Oriente, pero en Occidente la divide en dos prefecturas del pretorio, Italia y las Galias, quedando unificado el poder militar y se debilitado el poder civil. Cuando el ejército Occidental esté totalmente barbarizado, estas decisiones trascendentales facilitarían el hundimiento del Imperio de Occidente

En el ejército romano había muchos soldados cristianos que excluían de la comunidad a los fieles que se negaban al servicio militar. Así mismo se encaja a la Iglesia en el aparato del Estado: los sacerdotes son exentos de obligaciones fiscales, y el servicio de la Iglesia queda equiparado al servicio del emperador; como la legislación imperial contra el celibato era inconciliable con el ideal de castidad de muchos cristianos. El poder y la riqueza de los obispados despertaron ambiciones y codicias, que estallaban con ocasión dela designación de obispos. Aunque lo que se buscaba era que la clase sacerdotal fuese reclutada entre los pobres, la posición social y económica

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