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Documento de Informaciones de Tradiciones peruanas

Enviado por   •  26 de Febrero de 2018  •  5.571 Palabras (23 Páginas)  •  264 Visitas

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Ricardo Palma es un escritor transgresor, pero además, el humor supone siempre la transgresión de una norma, que en cada sociedad es diferente y que produce también efectos diferentes. Palma no hace reír solamente, sino que, este recurso, sumado a otros como el uso de un estilo próximo a la oralidad, involucra al lector: lo hace participar con su opinión y, sobre todo, pensar críticamente su propia sociedad, su época y sus propias conductas. La historia constituye al fin un pretexto: se desdibuja en cuanto a su rigurosidad y los límites entre pasado y el presente se diluyen a través del abordaje de temas universales que siempre tienen vigencia. Sin entrar en la discusión teórica acerca de la universalidad de los aspectos trágicos o la particularidad de los cómicos, podemos reconocer que lo cómico siempre delata vicios o connota frustraciones con las que podemos identificarnos individual o colectivamente, con lo cual el humor toma la forma de sátira que trasciende lo textual y nos permite realizar , tal como expresa Leopoldo Marechal: una “catarsis por la risa”. Según el autor, en un análisis comparativo entre la comedia y la tragedia puede reconocerse también un efecto liberador en el humor a través de la catarsis :

“…Tal espectador compadece o ´padece con´ los actores la misma experiencia ridícula, ya que reconoce sus propios defectos y contingencias en los que, bajo formas risibles, desnudan los comediantes en el escenario. Y esa experiencia de su propio ridículo (actual o posible) suscita en él, no ya el ´terror´ como en la tragedia, sino la ´risa´. Por eso Aristóteles define como ´no acompañadas de sufrimiento y no perniciosas ´la privación y la fealdad que se traducen en lo cómico. Y, sin embargo, también se da luego en la comedia una catarsis: una ´catarsis por la risa´; y se da en la ´conformidad riente´ con que acepta el espectador aquella toma de conciencia de sus propios defectos y limitaciones.”[8]

Linda Hutcheon explica la sátira como una forma literaria con las siguientes características:

“…tiene como finalidad corregir, ridiculizándolos, algunos vicios e ineptitudes del comportamiento humano. Las ineptitudes a las que de este modo se apuntan están generalmente consideradas como extratextuales en el sentido en que son, casi siempre, morales o sociales y no literarias.”[9]

Es en este ámbito donde también tiene cabida la parodia como género intertextual que toma como blanco las convenciones literarias y las obras producidas en el seno de la sociedad peruana que constituyen un eslabón con el resto de la literatura.

Podemos observar estos aspectos en la tradición “El latín de una limeña” rastreando a la vez algunas marcas propias del estilo de Palma en cuanto al lenguaje y a la construcción de personajes masculinos y femeninos.

La estrategia de Palma como narrador es la que nos explica Oviedo tan claramente:

“ cuando Palma hace su ´charla de viejo´, nos parece estar escuchando y no leyendo. No es un narrador discreto, ni confía en la marcha autónoma de su historia; le gusta hablarnos al oído, hacer acotaciones, permitirse largos paréntesis explicativos, para que se vea cuánto conoce a sus personajes, salta del pasado y se trae un comentario agudo sobre la época presente, monta una anécdota dentro de otra anécdota como si engastase joyas.”[10]

Para el análisis se tendrán en cuenta las partes en que se divide generalmente la tradición, pero teniendo en cuenta la superestructura que adquiere el relato cuando está inserto en una conversación, como una evidente marca de oralidad. Para el análisis de la tradición se tendrá en cuenta la propuesta de Labov y Fanshell en su obra Discurso Terapéutico de 1977 que traduce y analiza la Dra. Josefa Berenguer en su tesis doctoral denominada: Estrategias del discurso conversacional: algunos casos del relato coloquial en catalán y español.[11] Según la autora:

“…el abstract y la coda marcan los límites del relato en la interacción verbal . El primero indica el pasaje de la conversación a la narración, mientras el segundo lleva nuevamente a los interlocutores al presente de la conversación. La orientación es la proposición que da comienzo al relato y aporta indicaciones sobre las circunstancias de tiempo y lugar, y sobre las personas afectadas(…) la evaluación (evaluation) establece y sostiene el núcleo (point) de la historia, “significación contextual y relatabilidad”, ya que permite a los receptores, teniendo en cuenta la forma en que la información es comunicada, construir el sentido de la historia y descubrir la intención del hablante.”

Teniendo en cuenta esta estructura descripta anteriormente, podemos reconocer los siguientes momentos en la tradición “El latín de una limeña”:

Presentación de la historia ( orientación):

En el relato conversacional siempre hay un resumen (abstract) que marca el pasaje de la conversación al relato, un preanuncio. En este apartado se enmarca o prepara la escenificación del relato.

El narrador parte de un presupuesto: la situación de enunciación compartida por el lector que le permite decir:

”Sabido es que en el sistema de educación antiguo, entraba por mucho el hacer perder a los muchachos tres o cuatro años en el estudio de la lengua de Cicerón y Virgilio, y a la postre se quedaban sin saber a derechas el latín ni el castellano”[12] . Apela a la memoria común para involucrar al lector. Proporciona un marco temporal al relato cuando expresa también: “y como por entonces no se habían inventado los nervios y el spleen, que son dos achaques muy socorridos para hacer o decir una grosería…”[13].

Aparecen también algunas marcas de oralidad como la apelación al lector para introducir el relato: “Ahora, con venia de ustedes, voy a sacar a luz un cuentecito que oí muchas veces cuando era muchacho…”[14]. Esta actitud del narrador es similar a cuando el hablante busca o solicita un turno de habla mayor para contar. El lector aparece involucrado a lo largo de la tradición por medio del uso de la primera persona del plural y la segunda persona del plural. Además dice que a esta historia se la han contado (remitiendo a una fuente oral) y que constituye un “cuentecito”. El diminutivo que aparenta inocencia es irónico, en cuanto a la sátira que representa como tropo. Según Hutcheon: “ la función pragmática de la ironía consiste en un señalamiento evaluativo, casi siempre peyorativo” [15]. Precisamente el “cuentecito” que el narrador

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