EL ABUSO DEL PODER EN BAILADORES. HISTORIA DE LOS VIVOS, HISTORIA DE LOS MUERTOS, HISTORIA DE LOS RESUCITADOS DE CENOBIO SALAS
Enviado por Sara • 15 de Octubre de 2018 • 3.611 Palabras (15 Páginas) • 508 Visitas
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Como lo expresa su autor, lo que ha permitido este abuso de poder son, por una parte, las guerras civiles “que han arraigado allí el tristísimo maridaje del encono y el odio con la codicia y la mala fe” (5) y, por otra, los malos gobernantes que “llevados de la ambición de mando é interesados más en perpetuarse en el poder que en mirar por el bienestar de los pueblos” (5) han hecho que parte de los pobladores se conviertan en “los ciegos instrumentos de refractarios gobernantes” (5). Aunado a esto, se encuentra la impunidad en los delitos y el respaldo y amparo por parte de aquellos que debían frenar tales procederes. Así, se instaura una situación en la que prevalecen como mecanismos de control social y político la violencia, la hipocresía, los engaños, utilizando los malos actos y las malas palabras para dar a entender que se sufrirán daños si no se coopera con los trasgresores de la ley. Se puede inferir que esto se debe a la lejanía del pueblo respecto a la capital y por tal razón las autoridades superiores han descuidado la supervisión del cumplimiento de la ley en los lugares alejados como Bailadores.
Por tener esta obra un propósito testimonial, el autor trata de “describir a la clara luz de la verdad” (22) los hechos ocurridos en uno de los pueblos de Valle del Mocotíes. De esta manera, pone en evidencia las atrocidades cometidas por los sujetos que representan el poder. Nos narra cómo las personas son atacadas “á vista de las autoridades y vecinos y sin causa ninguna” (14) por comisiones armadas que se precipitan con furia dando machetazos, puñaladas, golpes, balazos, escudándose con decir “nosotros somos los que mandamos” (22).
En Bailadores. Historia de los vivos, Historia de los muertos, Historia de los resucitados vemos que los homicidios son perpetrados y apadrinados por las personas encargadas de velar por el cumplimiento de las normas establecidas, como Jefes Civiles, Jefes de Parroquia y Distrito e individuos que poseen rangos militares como Coroneles, Generales. Estos hombres que, en vez de enaltecerse con mejorar la vida del hombre labriego de finales del siglo XIX, se glorificaban con el asesinato de personas honestas, trabajadoras y sobre todo seres que no representan un estorbo en sus labores.
Esta obra se presta para darnos cuenta de cuánto daño hacen las guerras, no sólo daño material o económico, sino daño a las almas, a las conciencias de los seres humanos. Apoyándonos en la narración de Salas, podemos decir que los dirigentes siempre con su ambición de mando, con la sed de más y más poder, no se paran “en los medios”, (6) utilizan a aquellos que también ansían el mando, el domino sobre el más débil, los convierten en las ciegas armas del crimen, favoreciendo especialmente a los sanguinarios. De esta manera, se forjan individuos sin conciencia ni ley que insultan, roban, saquean, amenazan, y hasta matan por codicia. Y las autoridades ¿dónde están?: protegiendo, ocultando y apoyando a los malhechores, muestran su indiferencia ante los sucesos. Y ¿los soldados, las autoridades públicas que son las que se preparan para defender a los ciudadanos?: están haciendo de las suyas pues, al ver que sus superiores cometen errores y no son castigados, siguen su ejemplo sin recordar cuál es su deber.
De allí que en el texto Salas señale que los hombres deshonrados se pasean cual animales, logrando evadir la acción de la justicia y poniendo la ley en contra de quienes la solicitan, con lo que se la convierte en un elemento maleable para cometer grandes injusticias. Esto deja totalmente desprotegidos a quienes recurren a la ley para defenderse y los obligan a intentar tomar justicia por sus propias manos, lo que resulta contraproducente dada la desventaja en que se encuentran respecto a quienes detentan el poder.
Las maneras en que aparece representado el abuso de poder en Bailadores, historia de los vivos, historia de los muertos, historia de los resucitados son variadas. Una de ellas, como se ha venido diciendo a lo largo de este artículo, se pone de manifiesto dentro de la obra cuando las máximas autoridades del pueblo ofenden a los ciudadanos provocándolos e irritándolos con palabras o acciones. Esto lo podemos ver en el pasaje en que el autor - narrador dice:
Ramón Arellano, olvidándose de que era la primera autoridad, dragonea como un patán, y con la necia arrogancia y gesto desdeñoso de un Goliat, se me enfrenta con ánimo de castigarme. (57)
Otra manera de excederse en las atribuciones de los cargos que ejercen es cuando se da a entender con actos o palabras que se quiere hacer algún mal a alguien; por ejemplo, en el momento en que Cenobio Salas ve “la gente emboscada por los alrededores de la casa” (14) y emprende la retirada “un ¡alto ahí! con la detonación de dos fusiles” (15) hacia él, le dieron “á conocer los aprestos que habían” (15) en su contra.
De igual manera, se hace manifiesto en el texto el hecho de que las autoridades pueden manipular a los ciudadanos al punto de hacer que se pongan en contra de los hombres que se consideran honrados como lo denuncia el narrador – autor:
Sale Arellano y sale su turba ¿á dónde van? á denunciarme ante el Juez y el Juez, acucioso como nunca, comienza á instruir el sumario, especialísimo sumario, formado con atestaciones salidas del seno mismo de la turba. ¿Qué mejores testigos? (59)
Vemos, además, que aquellas personas que apoyan tales desmanes son las mismas que proveen los testimonios en contra de los ciudadanos que no están de acuerdo con quienes se aprovechan del poder.
El abuso de autoridad también se refleja cuando los funcionarios quitan o toman para sí con violencia o con fuerza las propiedades o cosechas que con duro trabajo y esfuerzo han logrado los hombres trabajadores del pueblo. Esto lo vemos en el momento en que Obdulio Labrador y Cándido Márquez llegaron a “la casa del Señor Ramón Márquez y la saquearon; arrebatáronle considerable suma de dinero, alhajas y todo cuanto encontraron, hasta las imágenes de los santos” (13). Además, se pone de manifiesto la violencia al apoderarse de todo o la mayor parte de aquello que hay o se guarda en las casas de personas que se consideran nobles, como es el caso del señor E. Demetrio Buitrago cuya casa era “asilo de la honradez y asiento del perenne trabajo, después de saqueada, fué consumida por el fuego” (28). Estas personas dañinas entran en casas ajenas contra la voluntad de sus dueños:
El 12 de diciembre del año próximo pasado una comisión al mando del famoso Obdulio Labrador, se dirigió con propósitos siniestros á casa del honrado ciudadano Epifanio Labrador: llegaron, entraron violentamente solicitándolo
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