El deseo

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Lo que acabo de decir, se asemeja mucho al grupo familiar, el cual está en gran movimiento alusivo a que como dice en un artículo de la BBC - Por qué el supermoderno Japón sigue usando el fax y el cassette- el 99.7% de las empresas japonesas son pequeñas, la solvencia económica de los japoneses es poca y se sitúa, como se dijo en los documentales estable, es decir aproximadamente todos ganan igual, por ende todos se esfuerzan por hacer todo lo mejor posible, por tener los más y cualificados estudios, el mejor trabajo, y por supuesto la mejor y estable solvencia económica, hay que recalcar que en Japón existen trabajos como el de carnicero que por el hecho de tocar sangre, o el de los aseadores, por el hecho de realizar su trabajo “pueden” ser vulnerados, puesto que se los considera poco dignos, y el realizarlo ya los expone dentro de un margen pequeño pero mortificante de superarse y de este modo, presionar a su descendencia.

El rango familiar, así como los estudios y otras características hacen que las familias “tengan” que presionar a sus hijos, puesto que ellos ya lo están.

Considero que debo hacer una precisión en cómo se mostraron los casos del grupo familiar, puesto que pesa más el ¿qué dirán? de su comunidad, este hecho se puede ver en los casos de Hikikomori, en la tasa de divorcios, e incluso en la pareja, como lo decía uno de los entrevistados: yo practico diferentes actos sexuales, que nunca le diré a mi novia. Hechos como esos son que conlleva al individuo a no querer formar parte del grupo, y hacer todo por sí mismo, una de sus repercusiones es el apetito sexual, pero que se satisface en solitario tanto en hombres como en mujeres; por ello y con la tendencia en alta el comercio ha ido mejorando, y cada vez van a estar más enganchados a los juegos, a las muñecas, a la pornografía, y diferentes elementos.

En otros casos se quiere satisfacer el deseo de pertenecer a un grupo, de crear relación y sentimiento, y estas personas recuren a otros establecimientos como el de alimentar a los gatos y así como en el apetito sexual, pagar por estar solo.