El estereotipo femenino

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El hecho de que ellas pensaran de una forma más independiente, más allá de los límites que se les imponían, era considerado como abominación ya que el papel de esta era estar al lado de su esposo, el cual podía tener relaciones extramatrimoniales y no recibir reproche alguno, siendo este ejemplo una marca de la diferencia entre ambos sexos.

Una mujer casada, era una mujer respetable, era alguien con un estatus más elevado que alguna soltera. Este era considerado uno de los objetivos primordiales para las damas. Y el casarse por amor era considerado como algo meramente sin importancia para algunos, porque claro, se sabe que lo importante es el dinero y la belleza.

Pero ¿quién determinaba las características que debían definir a la mujer en épocas pasadas? Según afirman Serret y Méndez Mercado “Las características que se consideran femeninas por naturaleza no son sino resultado de la sociedad.”[5] (Serret y Méndez Mercado, 2011, p.16)

Si nos adelantamos años más tarde, en la obra que transcurría a principios del siglo XX, podemos ver, en gran medida, cómo el matrimonio seguía siendo algo con un protagonismo en muchos ámbitos para la vida de estas aunque la mente liberal en las féminas, a pesar de que seguía siendo algo extraño para esos años, se iba apreciando cada vez más. El hecho de escuchar a su corazón e ideales mayormente, que a la gente y a lo que esta dictaminaba, comenzaba a ser relevante. Sin embargo, su rol seguía estando definido por un papel que la sociedad misma le daba, además de actuar como sumisas sin replicar nada de ello, y siendo juzgadas por determinados accionares, incluso siendo criticadas hasta por sus propios familiares.

Como se ejemplifica en La casa de Bernarda Alba “Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. ”[6] (García Lorca, 1946, p.75)

“¿Es decente que una mujer de tu clase vaya con el anzuelo detrás de un hombre el día de la misa de su padre?”[7] (García Lorca, 1946, p.76)

En relación con ambos escritos, las dos mujeres de los relatos descritos previamente tienen un pensamiento más allá de los estándares dictaminados por la sociedad y no poseen miedo alguno de sobre pasar las barreras que se les imponían por su sexo. Y esto lo deja bien claro la doncella de la primera obra mencionada “No maldigáis a mi madre, que a la guerra me iré yo; me daréis las vuestras armas, vuestro caballo trotón.”[8] No poseía miedo alguno de dejar la elegancia de su figura y de su actuar por ir a la guerra en nombre de su padre sabiendo lo que esto conllevaba.

He de mencionar que cuando en un escrito antiguo se captaba la aparición de alguna mujer valiente, sacada totalmente del contexto sumiso, lograba y lo hace hasta el día de hoy, asombrar a quien lo leyera, mencionando como ejemplo a Juana de Arco.

En la actualidad el romper con el modelo de mujer ideal sigue siendo un tema complicado hasta el día de hoy, diferencia el hecho de que se posee un poco más de libertad que en épocas pasadas pero que, sin embargo, ciertas mentalidades continúan con esa idea de un canon femenino.

Por otro lado, la igualdad de géneros es uno de los temas más tratados social y mundialmente en nuestro siglo. Se han aplicado políticas a favor de las mujeres, mencionando como ejemplo y una de las más importantes, el voto femenino o la Ley Nº 26.485 “Violencia contra la mujer”.

Ahora hay donde recurrir y sabemos perfectamente que si no se es femenina nadie va a condenar por ello, ni va a hacer de lado por lo mismo.

También cabe mencionar que en otros países la situación es totalmente diferente pero por ello mismo se continúa con el intento de romper con todo esto.

Además he de recalcar que siempre se busca lograr la igualdad para con el otro sexo, no el hacerlo inferior. Uno puede practicar el feminismo para lograr tal objetivo, pero alguien que promueve el odio hacia el lado masculino y se autodenomina “feminista” no lo es, sino que hace una clara práctica del hembrismo, pero ese es otro tema para otra ocasión.

He abarcado tres épocas diferentes, Edad Media, siglo XX y la actualidad.

Puedo decir que los estereotipos femeninos aún siguen así como en épocas antiguas, pero con unas notorias diferencias, las cuales son la independización del hombre y la libertad de expresión en gran parte del mundo, mencionando las susodichas a grandes rasgos.

Luego de todo lo abordado, no puedo colocarme en la situación de dar una conclusión al tema tratado en lo amplio de la palabra como tal, ya que es algo que aún se vive, pero he de limitarme a finalizar mi escrito.

Es una problemática que por medio de costumbres, acciones y pensamientos está buscando ser solucionada, pero los estereotipos, los “modelos de” y los cánones siempre van a estar presentes, de un modo u otro aún somos condicionados/as a ser de tal o cual manera para lograr “adaptarnos” y “ser aceptados”

Pero se dan muchos quiebres con respecto a ellos. Desde modelos tallas grandes, hasta mujeres que juegan deportes o realizan trabajos de hombres.

Para finalizar este ensayo, haré propias las palabras de la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie “La historia única crea estereotipos, y el problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos […]”[9] (Ngozi Adichie, conferencia de la Universidad de TED, Julio 2009)

Los estereotipos jamás serán dueños de toda la verdad, ni estarán completos.

La gran pregunta es ¿se llegará a dar el quiebre total del estereotipo femenino, en un futuro, sin prejuicios de por medio?

Bibliografía:

-Ana Molina Reguilón, La mujer en la Edad Media [en línea]. Disponible en: http://www.arteguias.com/mujeredadmedia.htm>,

- Adeline Rucquoi , Historia de un tópico: La mujer en la Edad media, Biblioteca Gonzalo de Berceo, Francia, 1978.

- Norberto Firpo, Mujer, abnegación y destino [en línea], La nación, Buenos aires, 2004. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/578922-mujer-abnegacion-y-destino>,

-Ricardo Walter Corleto, OAR, La mujer en la Edad Media [en línea]. Revista Teología-Tomo XLIII- Nº 91, Buenos Aires: Universidad Católica Argentina, diciembre 2006 [Fecha de consulta/actualización 30 julio