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“Implicaciones de los derechos de propiedad sobre el uso óptimo de los Recursos Naturales”

Enviado por   •  26 de Mayo de 2018  •  2.365 Palabras (10 Páginas)  •  401 Visitas

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La implementación de la propiedad de uso común, como ya se señaló anteriormente, se ha visto afectada dada las malas interpretaciones de algunos autores, a lo cual, Aguilera, (1991) menciona que estos argumentos erróneos ocurrieron por tres razones, pues se piensa que esta propiedad representa acceso libre o ausencia de propiedad, también se está ignorando el papel que tuvo y sus aportes en la historia y finalmente se hace una mala interpretación de Smith denominando al uso común como una tragedia. Entonces para nuestros fines, se intentara demostrar que la propiedad común es un sistema rescatable y que puede ayudar a gestionar mejor los recursos.

No es cuestionable que este sistema ha tenido también sus carencias, pues puede presentarse situaciones donde se abuse de los recursos o no se respeten las reglas establecidas por el grupo, lo que evidentemente llevara a este sistema a fracasar y convertirse en una verdadera tragedia de los comunes. Por su parte Martínez, (2004) dice que las formas de propiedad han coevolucionado de acuerdo a las circunstancias sociales y ambientales, o en muchos casos inclusive se han reinventado formas de gestión de los recursos naturales.

Dejando a un lado estos inconvenientes que puede presentar la propiedad común, es evidente que al menos es más eficaz y eficiente que el sistema de propiedad privada, pues en las últimas décadas se ha observado como las empresas privadas son las que más perjudican a los ecosistemas y también denigran la condición humana, pues prácticamente se aprovecha de las necesidades de las persona, esto para conseguir mano de obra barata, a comparación de un sistema de gestión común, donde la mayoría puede gozar de los recursos en cuestión pero así también comparte las responsabilidades con los otros miembros.

Ahora bien, diferenciados los tipos de bienes podemos decir que tanto en los bienes públicos como en los de uso común surgen externalidades, pues se piensa vulgarmente que no hay un control para usarlos y mucho menos hay acuerdos para sancionar las afectaciones externas que pueda ocasionar a terceros el uso inadecuado de estos. En este escenario “los economistas suelen llamar externalidades a los daños causados por una actividad cuyo valor no viene recogido en los costos y precios establecidos en los mercados” (Martínez, Roca, 2001:447).

Sin embargo, para los fines de este ensayo, abordaremos a Labandeira et. al. (2007) cuando define a las externalidades ambientales como “las interacciones que surgen entre consumidores y/o productores en el uso de los bienes que proporciona el medio ambiente”, además, aclara que estas relacionan no pasan por el mercado y que pueden ser positivas si la acción al no pasar por el mercado supone un aumento del bienestar, y negativas si representa una reducción de éste, es así como este autor considera tres tipos de externalidades entre los agentes implicados que son: entre productores, entre consumidores y entre consumidores y productores.

Los costes externos tienen gran importancia en el medio ambiente, pues la contaminación misma esta vista como una externalidad, como dice Pearce, (1995) la eliminación de la contaminación sólo se puede lograr eliminando a su vez, la producción del bien contaminante, porque las leyes de la termodinámica implican que no puede haber tal cosa como un producto no contaminante, de ahí que para lograr una contaminación cero deberíamos tener una actividad económica cero, por lo que el objeto de contaminación cero parece ilógico. Entonces caemos en la cuenta que los términos están mal empleados, pues toda actividad genera residuos en mayor o menor escala, lo cual nos deja como única salida explotar los recursos en manera proporcional a su regeneración, pues incluso un bien renovable puede agotarse si no se respetan estos tiempos.

Así pues, nos enfrentamos ante un escenario donde necesariamente se necesita a un organismo regulador ya sea de la gestión de estos recursos, de su valorización o de sus sanciones; este medio generalmente es el mercado, sin embargo, “el principal problema que tiene la economía para resolver los problemas ambientales está en que no es posible que el mercado funcione eficientemente si existen bienes que no son recogidos en las transacciones económicas” (Labandeira et. al., 2007).

En el mercado se regula la oferta y la demanda tanto de bienes como de servicios, pero aquí nos encontramos con un problema, pues en esta dinámica no hay mecanismos de regulación o supervisión de capital, los procesos se intercambió son fijados por precios y quienes obtienen un bien es evidentemente porque tienen las capacidades de pagar y satisfacer sus necesidades. Es por ello que se dice que la dinámica del mercado es oportunista e injusta pues como se sabe no todos pueden acceder ni igualar el nivel de bienestar que posea otra persona.

Sin embargo, en algunos casos sucede que, “la asignación de recursos a través del mercado lleva a la depredación del medio ambiente ya que el mercado no puede valorar las externalidades” (Naredo, Parra, 1993:45). Mankiw, (2012) para resolver el problema generado de las externalidades propone la creación de un impuesto para internalizar a la externalidad mismo que serviría para igualar los costos tanto de productor como de consumidor, así estos de alguna manera van a considerar los efectos externos de sus acciones.

Discusión y conclusión

Dentro de los diferentes tipos de bienes que existen, la propiedad privada recibe mayor aceptación, pues aún se cree que lo que es de todos no es de nadie, así que por esta razón se espera una mala gestión de estos recursos. Siguiendo esta mecánica, tenemos que “el dominio sobre lo propio hace que los usuarios de la propiedad tomen plena conciencia de todos los costos y beneficios de emplear sus recursos de una determinada manera” (Driscoll, Hoskins, 2006:1).

podríamos suponer que “la cuestión medioambiental es eminentemente política, aunque poseamos los instrumentos científicos para su corrección y gestión, relacionada con el modelo social y planetario que establezcamos… y ahí estamos muy lejos de tomar un acuerdo” (Naredo, Parra, 1993:13). Con esta suposición no quiere decir que no se pueda hacer nada sin el Estado, pues como vemos éste ya no desempeña su papel, sin embargo aún hay dependencia de él en el sentido que es mejor contar con su respaldo que estar en su contra. Así que es necesario impulsar los conocimientos tradicionales, entre ellos, la propiedad común pues ha demostrado ser menos nociva con los ecosistemas y reintegra a los grupos interesados.

Una comunidad raramente acabara todos sus recursos pues practican la

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