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LA DESTRUCCIÓN DE INSTITUCIONES COMUNITARIAS Y EL DETERIORO DE LOS BOSQUES EN LA RESERVA DE LA BIOSFERA MARIPOSA MONARCA, MICHOACÁN, MEXICO

Enviado por   •  30 de Mayo de 2018  •  13.097 Palabras (53 Páginas)  •  346 Visitas

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2. Las condiciones locales

El ejido de Cerro Prieto

El ejido de Cerro Prieto se encuentra al Norte de la RBMM, en el santuario de Sierra Chincua, que hasta el año 2000 era el mejor conservado de la reserva. La RBMM afecta la totalidad de las tierras ejidales, hasta el año 2000, 47% se encontraban en la zona núcleo y 53% en la de amortiguamiento. Los límites de estas zonas han sido claramente delimitados y son conocidos por los miembros del ejido. El bosque tiene una superficie de 330 hectáreas, en las que el Abies religiosa (oyamel) es la especie dominante. El poblado de Cerro Prieto se encuentra a 30 Km del bosque y cuenta con una extensión territorial de poco menos de 72 has. que han sido totalmente desmontadas.

En 1928, los terrenos del poblado fueron ocupados por 7 familias. Al iniciarse el año 2000, la población del ejido de Cerro Prieto era de 850 habitantes. La densidad de población, considerando las tierras del bosque es de 213 hab/km2. Aunque hasta los años 30 la población del ejido hablaba mazahua, actualmente la población se considera mestiza.

Las distintas áreas del territorio del ejido están y han estado sujetas ha distintos patrones de uso de los recursos. Desde 1928 se fundó el pueblo de Cerro Prieto, en tierras que habían pertenecido a la hacienda de Jesús de Nazareno. Durante el tiempo de la hacienda estas tierras de fuerte pendiente y suelos someros, estaban cubiertas por bosques. Por muchos años los habitantes del poblado se ocuparon en la elaboración de durmientes, con los recursos forestales de los bosques cercanos. A partir de la década de los 60 al extenderse el uso de agroquímicos en el país, se inició la apertura de tierras de ladera al cultivo. Actualmente acerca del 95% de las tierras del poblado han sido completamente desmontadas y se ocupa en la siembra de maíz que se utiliza para el consumo familiar y como pastura para los animales. La productividad es mínima y las tierras presentan procesos de erosión avanzado. Las tierras del poblado están parceladas, los derechos particulares sobre las parcelas son reconocidos por el ejido.

El bosque de Cerro Prieto fue propiedad de la hacienda de Chincua hasta 1969, cuando fue entregado al ejido. Desde entonces a la fecha los terrenos forestales de Cerro Prieto son objeto de propiedad común. Poco después de la dotación el ejido de Cerro Prieto se integró a la Unión de Ejidos Melchor Ocampo (UEMO). Esta agrupación de ejidos había sido integrada a instancias del gobierno estatal, y recibió la concesión para la extracción forestal, de gran parte de los bosques ejidales del Oriente de Michoacán. Cerro Prieto participó en esa agrupación desde su fundación hasta su desaparición en 1991. Es así que desde la fundación de la UEMO en los años 1970 hasta el año 2000 en Cerro Prieto se desarrollaron operaciones de extracción forestal regulada por el propio ejido a partir de los lineamientos establecidos por la legislación forestal. Esta actividad permitió a los ejidatarios obtener ingresos a partir del uso y preservación del bosque. A partir de la creación de la RBMM las extracciones se restringieron a las áreas correspondientes a la zona de amortiguamiento de la reserva. Desde 1996, al permitirse las visitas de turistas al santuario de Sierra Chincua, esta actividad ha sido también fuente de ingresos para el ejido.

Solamente 36 hombres, la mayoría de avanzada edad, poseen la categoría de “ejidatarios”, que les confiere el derecho a participar en los beneficios de los recursos comunes. Entre sus familias y las que carecen de estos derechos existen diferencias importantes, las condiciones de pobreza se agudizan entre los hijos de ejidatarios, que viven en el pueblo en calidad de avecindados sin derechos. Durante los meses de invierno, cuando en el bosque hay presencia de monarcas y turistas, muchos hijos de ejidatarios, rentan caballos a los visitantes. Las mujeres obtienen algún dinero vendiéndoles artesanías y alimentos.

Los ejidatarios y sus familiares tienen una fuerte dependencia de los recursos forestales. Los beneficios que obtienen de estos recursos han generado una alta apreciación del bosque entre sus dueños. Los habitantes de C.P llevan a cabo distintos tipos de uso de los bienes del bosque, que se utilizan con fines domésticos (leña, material de construcción, hongos, pastura) y comerciales a los ya que nos hemos referido. En la anualidad 1997 la extracción forestal generó ganancias de $598,000[8] pesos. Estos ingresos generalmente se reparten entre los ejidatarios. En ese año a cada uno de ellos correspondieron $16,163 pesos, que equivale casi al salario mínimo de un año. En algunas ocasiones los ingresos forestales se han invertido en la construcción de obras de beneficio público. Con estos recursos se han restaurado las aulas de la escuela primaria del pueblo, se construyó una cancha deportiva y la iglesia católica en el poblado. El ejido también ha aportado madera para el mantenimiento de las iglesias de las pequeñas ciudades vecinas.

El ejido cobra $15 pesos a cada visitante por entrar al santuario. Durante la temporada 98-99 visitaron el santuario 30,092 personas, lo que produjo una ganancia de $451,380 pesos durante la temporada. Cada ejidatario recibió $12,538.33 pesos al realizarse el reparto. Durante la temporada los ejidatarios se ocupan en la organización de los recorridos, el mantenimiento y cuidado de las áreas de visita, otros mas participan en la vigilancia y cobro de las entradas. El conjunto de los distintas ganancias forestales genera a los ejidatarios ingresos muy superiores a los que obtienen la mayoría de los campesinos mexicanos.

La comunidad de Donaciano Ojeda

La comunidad de Donaciano Ojeda tiene una extensión de 2,387 hectáreas. En 1986 al decretarse la creación de la RBMM se afectaron 672 has. de las tierras de esta comunidad, 445 has. se definieron como zona núcleo y 227 como zona de amortiguamiento del santuario de Chivatí Huacal. Sin embargo los límites de los terrenos incluidos en la RBMM representaban solamente una vaga referencia para los comuneros. Se trata de terrenos forestales, que presentan un fuerte deterioro. En el resto del territorio comunal, además de áreas de bosques existen zonas urbanas y de cultivo. En el bosque de la comunidad predominan las coníferas, aunque es común encontrar varias especies arbóreas de latifoliadas, en zonas de altura de 2,220 a los 2,600 m s.n.m.

Los pobladores de la comunidad son indígenas otomí-mazahuas que por generaciones han subsistido de la agricultura y de la recolección de distintos bienes forestales, conviviendo durante el invierno con las “palomas

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