La conquista y la Colonia.

...

Ella siempre supo que al lado de Cortés era una mujer completa y una mujer que lo complementaba, y aunque parezca imposible, Cortés jamás hubiera llegado a ser gobernador solo, por lo que tuvo que apoyarse en alguien como Doña Marina, no por el simple hecho de ser la traductora, sino por sus virtudes antes mencionadas, serie de características que como mujer, era increíble tener para su época y contexto.

Como lo refiere Octavio Paz (1963) en su obra Laberintos de la Soledad, son unos “hijos de la chingada” todos aquellos llegados de España, y aunque es una frase que hiere, ultraja y humilla, es una expresión comúnmente usada en la sociedad actual, al igual que “hijos de puta”, pero con respecto a la anterior, ésta se acerca a la descendencia de la mujer abierta, violada, dada como tributo al conquistador, penetrada por la fuerza y dadora del resultado de la nación mexicana.

Finalmente es por ello que podría decirse que al utilizar la frase de Octavio Paz, nos negamos a abrir los ojos al pasado, un pasado doloroso, violento que al final de cuentas es parte de nuestra historia pero cuya legacía radica en mostrarnos cómo llegamos a trascender de la soledad y cómo no volver a caer en ella, cómo siendo una gran mezcla de culturas, de sociedades, de creencias, de dioses, de contextos históricos, pudimos salir adelante creando una nación independiente.

Bibliografía de apoyo:

- De la Calleja López, M; Salazar López, J. (2014). Literatura Mexicana e Iberoamericana. Segunda edición. México. Santillana. P.p 60-63.

- Delgado de Cantú, G. (2008). Historia de México, legado histórico y pasado reciente. Segunda edición. México. Pearson Prentice Hall. P.p 25-33