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“La fuerte influencia de la Iglesia Católica sobre la mujer española del siglo XX.”

Enviado por   •  3 de Mayo de 2018  •  1.770 Palabras (8 Páginas)  •  401 Visitas

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La obra de Juan Luis Vives, Instrucción de la mujer cristiana, es un claro ejemplo de este tipo de manuales. La versión utilizada fue la de Juan Justiniano, quien la tradujo del latín al castellano. Aparecen tres partes claramente diferenciadas correspondientes a tres estados “civiles” de la mujer, la mujer virgen, la mujer casada y la mujer viuda. En dichas partes se explica a la perfección los valores impuestos por la sociedad de la época, cómo se ha de actuar y comportarse en cada caso para seguir las normas sociales. Va desde “De cómo se ha de criar a la virgen desde su niñez” a “De cómo se ha de buscar al esposo y qué tal ha de ser”, en el caso de las vírgenes, desde el matrimonio a “La madre de familia ya avanzada en edad” en el caso de las casadas y por último en el caso de las viudas desde “el luto o llanto de las viudas” las posibles segundas bodas.

VIVES, JUAN LUIS.( 1524) traducción Juan Justiniano(1995) Instrucción de la mujer cristiana. Editores Fundación universitaria española, Universidad Pontificia de Salamanca.

En el ámbito urbano, concretamente en las élites, aparte de cumplir con los valores descritos anteriormente, debían convertirse en “misioneras sociales” para moralizar a su vez a las mujeres y niños de los sectores más pobres de la sociedad. Debían instruir a las obreras que surgieron como grupo social en la industrialización de las ciudades. Sacerdotes y comunidades religiosas ayudaban a estas señoras en su tarea, que consistió en la organización de patronatos para obreras, asociaciones católicas de mujeres como lo fueron las “Hijas de María”, existente en la actualidad, y otros proyectos de beneficencia como los hospicios, las clínicas infantiles, casas para jóvenes desamparadas, sala-cunas, talleres de trabajo y escuelas dominicales donde los niños pobres aprendían el catecismo y se preparaban para recibir la primera comunión.

Gracias a estas tareas, las mujeres más pudientes podían evadirse de su hogar y ser destacadas en las localidades donde las realizaban.

Fue precisamente en el siglo XX cuando empezaron a surgir movimientos que promovían la liberación de la mujer que había permanecido muda a la sombra del hombre. El matrimonio y las relaciones de pareja seguían siendo concertadas bajo la supervisión paternal, teniendo muy en cuenta los bienes económicos por encima del amor y por lo tanto el famoso “matrimonio de conveniencia” era una realidad existente excusando la falta de amor con la búsqueda del cariño por parte de ambos mediante la convivencia. La moral cristiana de castidad seguía presente y la virginidad prematrimonial suponía la honra de la familia de la mujer. La moda reflejaba esta realidad y buscaba esconder el cuerpo más que favorecerlo visualmente.

La Iglesia y la moral cristiana eran tan absolutamente influyentes en la sociedad que fue el motivo de la no defensa del sufragio femenino por gran parte de los diputados de las Cortes de 1933. Victoria Kent, del partido Radicalsocialista o Margarita Nelken, socialista, siendo ambas diputadas en las Cortes Constituyentes centraron sus argumentos en oponerse al voto femenino.

A mediados de la década de 1950 surgió la teología feminista, cuyos antecedentes se encuentran en los movimientos feministas de liberación de la sociedad norteamericana. Esta teología parte de la experiencia vivida por la mujer. Defiende la idea de la igual dignidad del hombre y la mujer, criticando el patriarcado (según la R.A.E. es la organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje.) y las normas, estereotipos y tradiciones que ello supone. En España se da el caso de Teresa Forcade, una monja Benedictina que en su obra La teología feminista en la historia recupera casos de confrontación entre el discurso público sobre Dios y la propia experiencia vivida por mujeres que han adoptado una actitud crítica con la discriminación sufrida por las mujeres en distintos ámbitos y cuya labor ha sido olvidada por la historia. Forcades cita los nombres de Sor Isabel de Villena, Juana Inés de la Cruz y Sta. Teresa de Jesús entre otras muchas.

FORCADES I VILA, TERESA.(2011) La teología feminista en la historia.

Para la autora Dios creó iguales en dignidad a hombres y a mujeres afirmando que “No es él quien considera a las mujeres menos espirituales que los varones (…) con la misma capacidad de intervención en el ámbito público, y que no es él quien prohíbe el acceso a la política, a las profesiones remuneradas o al sacerdocio.” Por lo tanto defiende que lo mencionado anteriormente sobre los primeros padres latinos es una mala interpretación de los evangelios. También cabría mencionar posicionamiento del Lobby Europeo de Mujeres (LEM) en su apartado de La religión y los derechos humanos de las mujeres (2006) dónde se defendió que “la libertad de religión no puede aceptarse como pretexto para justificar las violaciones de los derechos de las mujeres, sean abiertas, sutiles, legales o ilegales, practicadas con o sin el consentimiento nominal de las víctimas- las mujeres.”

Bibliografía:

(Génesis 3:17-19)

www.womenpriests.org

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