Sobre el medio oriente: Un eterno conflicto

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Descrito por Deutsche Welle en 2016: “una diferencia significativa entre las facciones chiitas y sunitas es la forma en cómo se relacionan individualmente con la toma del poder, esto se nota en cómo a través de la historia en cómo los chiitas han sido víctimas de discriminación, moldeando su teología, ocasionando constantes revueltas contra los califatos sunitas, al considerarlos como ilegítimos”.

Lo anterior demarca en cómo los bandos deslegitiman la identidad del otro, por el control del carácter ideológico de la religión, el cómo a pesar de creer en mismo dios, se aniquilan entre sí, por imponer su voluntad en el otro, sin importar las consecuencias ni fronteras actuales de los países involucrados, como es el caso de Irán y Arabia Saudita, los cuales heredaron el conflicto entre los dos bandos, al igual que lo hizo el imperio otomano y el Shah de Persia, las guerras han sido parte de la agenda, como el apoyo del gobierno iraní a grupos no sunitas en las guerras civiles de Siria y Yemen, mientras que los saudíes han .forjado alianzas con grupos no chiitas, incluso, dentro de las fronteras nacionales, los consideran infieles, esto llevó a la formación extremista de ambos bandos, además, no hay una máxima autoridad islámica que ponga fin a esta serie de confrontaciones y ninguna quiere ceder.

¿Pero la religión es el único fundamento del conflicto antes mencionado? No exactamente, también hay intereses políticos que rodean las vicisitudes de la guerra religiosa, ha habido mandatarios de ambos bandos que en sus gobiernos ordenan discriminación, persecución, asesinatos y genocidios de pueblos enteros del bando contrario, cada uno dijo haber tenido razones y estar en lo correcto, cada quien es bueno y malo a su manera, todos justifican sus actos y se sienten mejores en sus atriles de poder, validan sus actos en Alá, por ejemplo, en el caso iraquí donde los sunitas se han visto forzados a huir de sus hogares y armarse para sobrevivir ante las confrontaciones que han tenido que afrontar desde los tiempos de Saddam Hussein, al igual que su contraparte, ambas facciones se han visto involucradas en juegos de poder que han sido el combustible del terrorismo, como es el caso de Al-Qaeda, el cual declara la guerra a las potencias occidentales y a los chitas, bajo una ideología islamista venenosa, a lo anterior se le suma el sectarismo radical en otros países árabes como Kuwait, Siria y Yemen. Toda confrontación es una demostración por la fuerza acerca de quien domina a quién y cómo consolidar su poder.

The Kurdish Project en 2017 informa: “otro actor que se puede mencionar en medio de este eterno conflicto, son los kurdos, quienes son un conjunto de tribus que por miles de años aprendieron a coexistir entre los campos de batalla y constantes conquistas de persas, turcos, mongoles, musulmanes, otomanos, hasta los estadounidenses en 2003. Se consideran a sí mismos una nación atrapada en los límites actuales de Irán, Iraq, Turquía y Siria”.

También se han visto afectadas por el islamismo radical, el cual ha amenazado su existencia desde que ha habido conciencia histórica, siempre se han resistido a abandonar su identidad cultural y se ven fortalecidos al acoger múltiples etnias y culturas.

Esta “nación atrapada” se ha reinventado con el paso del tiempo, siempre han luchado por su autonomía y han sido víctimas de crímenes atroces como el que cometió Saddam Hussein cuando los atacó con armas químicas, antes del principio de la primera guerra del Golfo, en 1990, a pesar de tantos problemas y oposiciones, han tratado de tener un gobierno con parlamento propio, además de un ejército denominado “Peshmerga”, el cual ha encarado constantes batallas por la soberanía del pueblo kurdo, actualmente, contra ISIS, al igual que el pueblo judío, poseen muchos enemigos que no quieren que se forme el país de Kurdistán, pues representaría pérdida de territorios con riquezas petrolíferas y reduciría bastamente las extensiones territoriales de los países donde se encuentran atrapados, tan grave es la existencia del pueblo kurdo, que un día el gobierno turco aseguró que los bombardearía apenas declararan su independencia.

Ante las vicisitudes de los conflictos del medio oriente en los cuales se han visto involucrados, los kurdos han mantenido su templanza en organizaciones políticas propias y la preservación cultural, además de adaptarse a los países que abarcan, pero no han tenido el apoyo de una potencia para adquirir una independencia total porque los intereses petroleros lo impiden, después de todo, ningún país querría intervenir la soberanía de otro por culpa de una etnia, si no hay algo a cambio, no se hace nada. Pero, ¿cuál es el papel del pueblo kurdo en Oriente Medio? Al igual que los demás actores, ha tenido que defender su existencia a capa y espada, armarse y unificarse como una nación sin límites propios sin dejar que los países que lo absorben, borren su esencia.

Siguiendo con el historial de conflictos, se puede ir un poco atrás en la historia, hacia la época de las cruzadas, las cuales tuvieron como excusa de entrar en guerra, la recuperación de Tierra Santa (actual Israel), fue el primer conflicto entre islamismo y cristianismo, definir cuál versión de Dios era mejor, cuál poder valía más, si el europeo o el árabe. Después de diversas batallas por Jerusalén y el control de los territorios de Oriente Medio, los cruzados formaron sociedades secretas, además de la acumulación obscena de riquezas obtenidas de saqueos y asesinatos de mercaderes y pueblos, también buscaban indirectamente que el judaísmo lograra su tierra prometida, pero la defensa árabe fue más sólida, de nuevo se demostró que este tipo de confrontaciones sería perjudicial en los años venideros, incluso, hasta el sol de hoy, donde ninguna parte quiere ceder, también demostró que el colonialismo europeo era algo que estaba por amenazar el espíritu árabe en la formación de sus naciones futuras, después del ocaso de sus imperios, como sucedió en la Primera Guerra Mundial con la injerencia de Reino Unido y Francia en la formación de los límites de los estados de Siria, Líbano, Iraq, Irán y Palestina, donde no se tuvo en cuenta la opinión de las tribus que habitan ciertos territorios, como es el caso de los kurdos, sino lo que consideraban históricamente como viable, fue como repartir un ponqué al mejor postor, tal como hicieron con el colonialismo africano del siglo XIX, siendo esta la transformación del eterno conflicto a escaladas bélicas que se adaptarían a las circunstancias del siglo XX, pero con los mismos problemas religiosos y políticos fundamentales, esto, sin hablar de un problema que estaría por ser el aderezo, un ingrediente más a los conflictos: