TRABAJO EXPOSICIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

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De Casas Viejas a las elecciones de noviembre de 1933: hacia una nueva época

El declive de la fortaleza del Gobierno presidido por Manuel Azaña se produjo a partir de los sucesos de Casas Viejas en enero de 1933. En la represión de la revuelta libertaria que se produjo en la localidad gaditana no intervinieron miembros del Ejército, sino de la Guardia Civil y los Guardias de Asalto, dependientes del Ministerio de Gobernación. Pero los asesinatos de varios anarquistas, ordenados por el capitán de la Guardia Civil, Manuel Rojas, pusieron en entredicho la política del ministro de la Guerra y presidente del Gobierno.

La retirada de la confianza del presidente de la República a su jefe de Gobierno, Manuel Azaña, y el progresivo distanciamiento de los socialistas de la política gubernamental precipitaron la dimisión de Azaña de la Presidencia del Gobierno y Ministerio de la Guerra. El 12 de septiembre de 1933, Alejandro Lerroux se hacía cargo del nuevo Gabinete y nombraba al diplomático y embajador el Lisboa, Juan José Rocha García, nuevo ministro de la Guerra. Daba comienzo así el conocido como bienio radical-cedista.

La vuelta a la función represiva del Ejército: La revolución de 1934

El 5 de octubre de 1934 estalla en Asturias un movimiento revolucionario, precedido por una huelga general. El 6 de octubre es proclamado en Cataluña el Estat Catalá. El Gobierno radical-cedista de Lerroux y su ministro de la Guerra Diego Hidalgo, utilizarán el Ejército para la represión de la insurrección, en contra de los principios emanados de la reforma militar de Azaña. Diego Hidalgo no consigue el apoyo del presidente Lerroux para nombrar al general Franco jefe de la fuerza que se enviará sobre Asturias, designando oficialmente al general López Ochoa, pero le convierte en ascensor de las operaciones militares, bajo cuya dirección se integrarán tropas africanas.

José María Gil Robles, ministro de la Guerra

El Ministerio de Gil Robles se afanó en el desmontaje de la reforma de Azaña. Sin embargo, no efectuó una reforma radical de la legalidad, sino que aprovechó las prerrogativas que los nombramientos le permitían. No hubo una modificación sustancial del aparato legislativo, pero reformó el Consejo Superior de Guerra, que revisaba los ascensos y decretó la militarización del personal de las industrias de guerra. Paralizó uno de los objetivos perseguidos por Azaña: la reducción de efectivos y la eliminación de prerrogativas judiciales. Pero las transformaciones más eficaces tuvieron que ver con la política de los mandos: Gil Robles situó a los elementos antirrepublicanos en los puestos de máxima responsabilidad. Numerosos militares republicanos pidieron, durante el bienio radical-cedista, su pase a la reserva.

La escalada a la confrontación: 1936

Cronolgía:

- Finales de 1934-1935. Nacimiento de la Unión Militar Republicana Antifascistas (UMRA), que se atribuirá la función de luchar , extraoficialmente, contra conjuras y conspiraciones golpistas.

- 14 de diciembre de 1935. Nicolás Molero Lobo es nombrado ministro de la Guerra.

- 19 de febrero de 1936. Azaña se hace cargo de la presidencia del Gobierno, tras el triunfo electoral del Frente Popular. Miaja es nombrado provisionalmente ministro de la Guerra y será sustituido por el general Masquelet, que toma posesión de la cartera el 21 de febrero.

- 21 de febrero de 1936. Franco es destituido como Jefe de Estado Mayor Central y nombrado jefe de la Comandancia Militar de Canarias. Goded ocupará el mismo puesto en Baleares y Mola será nombrado Gobernador Militar de Pamplona.

- 8 de marzo de 1936. Reunión de los generales golpistas antes de su traslado con otros militares. Se sientan las bases de la conspiración.

- 13 de mayo de 1936. Santiago Casares Quiroga es nombrado presidente del Gobierno y ministro de la Guerra. Durante toda la primavera de 1936 la UMRA se infiltró en los planes de conspiración y trató de pedir medidas excepcionales a los ministros de la Guerra y al presidente del Gobierno. Azaña, como presidente del Gobierno y más tarde de la República, se negó a tomar medidas que excedieran de la legalidad.

TIEMPOS DE GUERRA

La fase miliciana de la Guerra: julio de 1936

Durante el ministerio de Luis Castelló Pantoja (19 de julio de 1936- 6 de agosto de de 1936) se acometió la tarea del reparto de armas a las organizaciones obreras. Se crearon cinco batallones de voluntarios al mando de los tenientes coroneles Mangada, Marina y Lacalle y los comandantes Sánchez Aparicio y Fernández Navarro. El último daría lugar al célebre quinto batallón, controlado por el Partido Comunista. Comenzaba la fase miliciana de la guerra. Los hombres de la UMRA se afanaban por hacerse con un control inexistente, tratando de coordinar la inconexa labor de las milicias.

Un nuevo avance organizativo: Las Brigadas Mixtas y el comisario político

Francisco Largo Caballero asumió los cargos de presidente del Gobierno y ministro de la Guerra el 4 de septiembre de 1936. Con su mandato, se daba un paso más en la militarización de las milicias con dos hitos fundamentales: la instauración de las Brigadas Mixtas, unidad militar de gran tradición en España, y de la figura del comisario político. Julio Álvarez del Vayo fue nombrado comisario general. La llegada de las Brigadas Internacionales completaría el esquema de un Ejército que caminaba hacia el mando único.

El Gobierno en Valencia

Ante la amenaza que se cernía sobre Madrid, por el acoso de las tropas franquistas, el Gobierno presidido por Largo Caballero tomó la decisión de su traslado a Valencia el 6 de noviembre. A partir de ese momento, el Ministerio de la Guerra abandonaba su sede habitual en el Palacio de Buenavista.

La Junta Delegada de Defensa de Madrid: el doble poder

Ante la amenaza de invasión de Madrid, el Gobierno es evacuado a Valencia en los primeros días de noviembre 1936. Francisco Largo Caballero nombra al general Miaja jefe de la Junta Delegada de Defensa de Madrid, en teoría, dependiente del Ministerio de la Guerra, pero en la práctica totalmente independiente del Gobierno de Valencia. José Miaja, rodeado de colaboradores militares, como Vicente Rojo, a quien nombra jefe de Estado Mayor de la Junta, y de responsables de partidos