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Varios estudios y expertos han señalado que el porno puede afectar la conducta sexual de las personas, especialmente en los más jóvenes. Sin embargo, una investigación reciente publicada en The Journal of Sexual Medicine reveló que no es tan perjudicial como se cree.

Los autores de la investigación, liderada por Gert Martin Hald, psicólogo clínico de la Universidad de Copenhague, encuestaron a 4.600 jóvenes entre los 15 y los 25 años. Aunque sí encontraron una relación directa entre el consumo de material explícito y comportamientos sexuales más arriesgados, concluyeron que otros factores como “la personalidad y la actitud que tiene alguien hacia el sexo según el contexto en el que vive pueden ser más relevantes”, dijo Hald.

Sin embargo, otros expertos consideran que ver porno también implica riesgos, pues este tipo de material crea ciertos estereotipos sobre la sexualidad que no son reales. “El porno es una fantasía, pero algunos no lo entienden y mezclan la realidad con la ficción”, afirma Michael Castleman, experto en sexo y bloguero del portal web de Psychology Today.

Cuando se pone desde ese punto de vista se convierte en algo preocupante ya que ahora los jóvenes tienen al alcance de la mano el material “XXX”, lo cual implica que se hagan falsas expectativas de lo que es el acto sexual, incluso mucho antes de tener su primera relación sexual. Podrían hacerse a la idea de que en el sexo no pasa nada si se saltan la parte del erotismo y la estimulación y van directamente hacia los genitales y la penetración, lo que es un error pues los juegos previos al coito son importantes para obtener una mejor relación con la pareja.

Entre lo negativo nos encontramos en que el porno en una representación exagerada del sexo, las parejas que muestran en sus cintas son al final de cuentas actores con un guion preparado con la única intención de crear excitación en el receptor, otro problema que se basa en lo irreal es que crea la mentira de que la mujer es multiorgasmica lo que es un problema grande cuando se lleva a tener la relación con esta expectativa y no se cumple entonces se pueden convertir hasta en problemas ya directamente psicológicos.

Dicho ya antes, los hombres son generalmente quienes buscan este medio como un guía sexual, lo que se convierte es otro problema para un joven de preparatoria que aún no tiene la experiencia en el tema y apoyado de este guía se da a la idea de que en el acto se va directamente al grano, no hay juego previo, comienza solo la penetración y la mujer está bien con ello. Y metiéndose con palabras mayores se crea la expectativa de que para todas las parejas lo mejor es el sexo “duro” cuando lo ideal es conocer a la pareja, preguntar qué es lo que le gusta y que te pregunten a ti, más en la adolescencia que es el punto donde cada persona se define y la sexualidad será fundamental, además de que una jovencita no deberías quedarse callada cuando lo que su pareja le está haciendo no le está gustando.

Poner a hablar sobre la pornografía con sus pro y contras en un debate muy extenso, no es como que se este del todo en contra ni tampoco a favor, pero cuando nos ponemos a investigar y aplicar los usos de la porno para un bien hay varios puntos indispensables y muy importantes como por ejemplo: la porno es una forma de aprender y experimentar, si bien no nacemos sabiendo caminar, hablar, bailar, etc; todo esto lo vamos obteniendo a partir de la práctica y el aprendizaje y eso es algo de la pornografía de lo que se puede sacar ventaja, visualizar y aplicar las técnicas sin dejar de un lado el ya tan importante mencionado juego previo.

Otra forma de aprovechar este material seria poniéndolo como un estimulante de la sexualidad, ya sea que con la pareja se use para practicar cosas nuevas o solo simplemente para la masturbación, auto estimulación. Esta última muy importante para los jóvenes pues la masturbación es un parte importante a la hora de crecer, sexualmente hablando por supuesto, por aquello de saber qué es lo que me gusta y que es lo que quiero como mujer o hombre ya sea el caso.

El porno es objeto de juicios, muchos de ellos influenciados por pensamientos moralistas. Sin embargo, es algo que “unos disfrutan y otros no. Cada cual decide si quiere verlo o no y es una decisión personal”, dijo a SEMANA John De Wit, profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, y coautor del estudio liderado por Hald. Lo ideal es que esté lejos del alcance de los menores de edad. Pero no es así y seguirá siendo objeto de señalamientos y debates pues día a día el uso de estas páginas “XXX” va siendo más frecuente y sigue en crecimiento su nivel de expectación hasta el punto de que el hecho de que se cobre por los servicios ya no es un problema para los jóvenes pues con el uso indebido de tarjetas de crédito de sus padres se hacen propietarios a cuentas que dan paso a poder usar los servicios, lo cual ya se convierte en un problema mucho mayos y de mas preocupación.