Tratamiento al pensamiento de Jean Jacques Rousseau

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“>. Tal es el problema fundamental, al cual da solución el Contrato social.” (ROUSSEAU, 1975, p.45)

Para el autor la enajenación de los individuos tiene que estar direccionado bajo la voluntad general. Sin embargo Rousseau (1975) expone que mediante el contrato social el hombre pierde su libertad natural, la cual no tiene más límite que las fuerzas del individuo pero que gana su libertad civil la que está limitada por la voluntad general.

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De la voluntad y soberanía.

Para Rousseau existen dos tipos de voluntades, la primera es la voluntad particular la que en palabras del autor es la que posee el interés y beneficio de la persona como ser individual, es decir es aquella que “tiende por su naturaleza al privilegio”. El segundo tipo de voluntad es la voluntad general, la que para Rousseau es la forma y la manera en la cual se puede gobernar o ejercer soberanía sobre las libertades de los miembros del pueblo ya que ésta tiende a la igualdad.

La diferencia de estas dos voluntades en cuanto a sus intereses es lo que provoca la existencia de las sociedades, sin embargo hay que establecer un punto medio, el cual sería el bien común ya que “si no existiese un punto en el cual se armonizasen todos ellos, no hubiese podido existir ninguna sociedad.” (ROUSSEAU, 1975, p.55)

También el autor hace una diferenciación entre la voluntad de todos con la voluntad general exponiendo que “bastante diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general. Ésta no tiene en cuenta sino el interés común; la otra se refiere al interés privado, y no es sino una suma de voluntades particulares.” (ROUSSEAU, 1975, p.58)

Una vez aclarado las dos tipos de concepciones en cuanto a la voluntad de Rousseau, es preciso hacer el siguiente cuestionamiento ¿Cuál es la relación entre las voluntades y la soberanía? Para responder a lo anterior hay que considerar que dentro de su libro “El contrato social” el autor señala que la forma de ejercer una soberanía correcta debe tener en ella una cavidad y relación directa con la voluntad general de los hombres ya que

“la voluntad general puede dirigir por sí sola las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común; porque si la oposición de los intereses particulares ha hecho necesario el establecimiento de las sociedades, el acuerdo de estos mismos intereses es lo que lo ha hecho posible. Esto es lo que hay de común en estos diferentes intereses que forman el vínculo social” (ROUSSEAU, 1975, p.55)

Por ende, la soberanía no puede ir separada de la voluntad general incluso ésta le da ciertas características a la soberanía, por ejemplo, que sea inalienable e indivisible. En cuanto a su inalienabilidad Rousseau (1975) expone “Digo, pues, que no siendo la soberanía sino el ejercicio de la voluntad general, no puede enajenarse jamás, y el soberano, que no es sino un ser colectivo, no puede ser representado más que por sí mismo.” (p.55)

Ahora en relación a su indivisibilidad el autor expresa que como la soberanía era el ejercicio de la voluntad general no puede ser dividida ya que

la voluntad es general o no lo es; es la del cuerpo del pueblo o solamente de una parte de él. En el primer caso, esta voluntad declarada es un acto de soberanía y hace ley; en el segundo, no es sino una voluntad particular o un acto de magistratura: es, a lo más, un decreto. (ROUSSEAU, 1975, p.56)

Para Rousseau (1975) “el poder es susceptible de ser transmitido, más no la voluntad.” Lo anterior quiere expresar que mientras la soberanía esté bajo la voluntad general no podrá ser transmitido, ya que el contrato social da “al cuerpo político un poder absoluto sobre todo lo suyo.” Y es a ese poder, el que está direccionado por la voluntad general el que lleva el nombre de soberanía.

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Sobre los gobiernos.

Dentro del análisis al libro de Rousseau “El contrato social”, encontramos en su parte tres que el autor hace una exposición sobre las distintas formas sobre las cuales se puede gobernar al pueblo pero sobre todo a la voluntad general de éste. Pero ¿Qué es el gobierno? Para Rousseau (1975) es

Un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política.” También expone que “Llamo, pues, gobierno, o suprema administración, al ejercicio legítimo del poder ejecutivo, y príncipe o magistrado, al hombre o cuerpo encargado de esta administración. (p.86)

En primer lugar, Rousseau como ya ha quedado claro en las categorías de análisis del tratamiento sobre su texto, manifiesta que la forma de ejercer soberanía correcta es mediante la voluntad general en desmedro de la voluntad particular, la cual va en busca de sus propios intereses y beneficios. Por lo anterior el autor nos explica cómo se debiera desarrollar una forma de gobernar correcta en relación a las voluntades,

En una legislación perfecta, la voluntad particular o individual debe ser nula; la voluntad del cuerpo, propia al gobierno, muy subordinada, y por consiguiente, la voluntad general o soberana ha de ser siempre la dominante y la regla única de todas las demás. (ROUSSEAU, 1975, p.91).

Y en segundo lugar, el escritor hace su análisis sobre tres formas de gobernar, y éstas son la democracia, la aristocracia y la monarquía. De la primera se entiende que es aquella en la cual el pueblo es el actor principal, para Rousseau

El soberano puede, en primer lugar, entregar las funciones del gobierno a todo el pueblo o a la mayor parte de él, de modo que haya más ciudadanos magistrados que ciudadanos simplemente particulares. Se da a esta forma de gobierno el nombre de democracia. (ROUSSEAU, 1975, p.93)

El autor en su análisis sobre este tipo de gobierno expone que no es posible ejercerla, ya que como se les da bastante atribución a las personas que conforman el pueblo pueden las voluntades particulares, incluso expone que nunca ha existido nunca una democracia verdadera y que no lo habrá jamás. Sin embargo, el autor expone que “Si hubiese un pueblo de dioses, se gobernaría democráticamente. Más un gobierno tan perfecto no es propio para los hombres.”(p.96) A partir de la cita anterior se puede inferir que para Rousseau la democracia si es una buena forma para gobernar, incluso la considera de “perfecta”, sin embargo, no es apta para