MARÍA MONTESSORI La mujer que causó impacto en la educación

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De 1886 a 1890 ingresó en el instituto Técnico “Leonardo da Vinci”, y ya casi para salir pensó estudiar ingeniería. Sin embargo, al poco tiempo cambió de opinión interesándose totalmente por las ciencias biológicas. Siendo la única mujer en Italia en graduarse de medicina, a pesar de que sus padres estuvieron en desacuerdo con ello.

A pesar del clima de pensamientos, la universidad de Roma era una institución que existía para conceder títulos profesionales como estatus social más que para educar en el sentido real de la palabra. El hecho de que en este tipo de educación haya podido María Montessori educarse a sí misma en una manera más extensa que lo requerido para certificación, fue admirable, especialmente para una mujer. Montessori estaba ahí para aprender, a diferencia del resto de sus compañeros que se prestaban los apuntes para estudiar únicamente para pasar los exámenes. Ella llamaba la atención por la calidad de su trabajo y por su interés e iniciativa.

Cuando terminó el cuarto año de medicina (1894) ganó una beca de distinción (premio Rolli). Con esta beca ella pudo pagar el resto de sus estudios, generándole con esto más conflictos con su padre, puesto que ya no dependía económicamente de él. Tenía que acompañarla a clases, porque no se acostumbraba que una mujer caminara sola por la calle. Además tenía que esperar hasta que todos los hombres entraran al salón para después entrar ella.

La relación con sus compañeros al principio fue conflictiva, ya que hicieron todo lo posible para hacerle la vida difícil, sin embargo, poco a poco se fue ganando su respeto. En la universidad, no se le permitía asistir a clases de disección de cadáveres con sus compañeros, tenía que asistir después de horas, molestándole también el olor del lugar. Contrató a un hombre para que la acompañara y fumara mientras ella trabajaba, disminuyendo así el mal olor. Cuando esto se complicó, ella trató de fumar.

María tenía la firme creencia de que el hombre tiene una misión superior en la vida, de la que no está consiente.

En 1895 obtuvo el puesto de asistente en un hospital que le brindó la oportunidad de adquirir experiencia clínica un año antes de graduarse

El último año, se requería que cada uno presentara una conferencia a sus compañeros. Esperaba que ellos fueran muy críticos con ella, pero fueron atentos y callados. Se impresionaron por la calidad por la calidad de la exposición y su estilo. El triunfo mayor para ella fue el hecho de que su padre estuviera entre el público, Alessandro fue felicitado por todos, se sintió orgulloso de su hija y se acabó su conflicto de años.

En 1896 se graduó de médico y trabajó en la clínica Psiquiátrica de la Universidad de Roma (dos años), trabaja con un colega, el Dr. Giuseppe Montesano. Juntos publicaron algunas de sus investigaciones. Una de sus responsabilidades era visitar los asilos para dementes y así pudo observar a los niños deficientes mentales colocados con los adultos dementes. Empezó a tener un interés especial por las enfermedades de los niños. Como científica, se dio cuenta que los niños deficientes mentales tenían “hambre de experiencias”. Con ello empezó a buscar lecturas sobre estos niños y encontró los escritos de Itard (Experimentó con un niño salvaje basándose en el enfoque de desarrollar la mente a través de los sentidos desde la discriminación sensorial más sencilla hasta la más complicada gama de sonidos, temperaturas, estímulos visuales) y Seguin (Dividió la educación de un niño en etapas secuenciales de desarrollo desde el movimiento físico hasta el intelectual. Con su método, sus alumnos escribir antes de leer). Inspirada por el trabajo de estos hombres, Montessori concluyó que los niños deficientes que ella había observado en los hospitales no estaban en el lugar adecuado para su desarrollo. Lo que ellos necesitaban era de una escuela especial, empieza a considerar a la pedagogía, asistiendo a cursos de 1897 a 1898.

En 1899 Se creó la Escuela Estatal de Ortofenia, y la Dra. Fue nombrada directora. Trabajó ahí con los niños con problemas mentales por dos años, los cuales consideró como su verdadero título en pedagogía.

Montessori creía que el trabajo y el dominio sistemático del medio ambiente, satisfacían una necesidad innata del ser humano en desarrollo desde la más temprana edad y era la clave tanto para el desarrollo individual como para el proceso de civilización.

Durante sus años como voluntaria en el hospital psiquiátrico María mantuvo una relación amorosa con el Dr. Montesano por un tiempo, dando como resultado un hijo al que llamó Mario. María no se casó con Giuseppe Montesano, sin embargo le dio su apellido a su hijo, alejándolo de Montessori para guardar las apariencias y no poner en riesgo su prestigio como doctor.