La vida no es un juego.

...

Todas las noches a la misma hora estos dos personajes se reunían hasta que en la noche del 18 de junio el muchacho no apareció.

(Mientras el narrador lee el parráfo el anciano se sienta y espera)

María: Hola?

Anciano: Quién eres?

María: Me llamo María

Anciano: Qué haces aquí?

María: Preferiría no decircelo, puedo dormir aquí?

Anciano: Éste no es un lugar seguro para una niña

María: Y para un anciano que no puede ver?

Anciano: Está bien, acércate

María: Tengo pan, quiere un poco?

Anciano: No pareces ser de esta zona

María: Vivo en el centro de la ciudad

Anciano: Y como es que llegaste aquí?

María: Escapé, esta todo bien.

Anciano: Hoy en día un esta todo bien es sinónimo de que nos hemos acostumbrado a los problemas

María: Usted es un anciano muy listo. Resulta que mi madre no deja de aburrir con su impertinente: Haz esto, haz lo otro, no hagas aquello… Me tiene harta

Anciano: Dos vidas completamente opuestas

María: Opuestas? Las de quién?

Anciano: La vida no es un juego, joven, la vida es un conjunto de lugares, de habitaciones y las personas que están en esos lugares son la suma de nuestra existencia

Entran los padres de María

Papá: María, qué haces con este anciano? Vámonos, estás castigada

María: Pero papá, me quedaré aquí.

Mamá: Haz caso María!

María: No!

(El padre se acerca y la toma del brazo)

María: Sueltame

Padre: Vámonos

María: Me iré con una condición

Mamá: Cuál?

María: Que pagues el tratamiento a este anciano contra sus cataratas

Papá: Estás demente? Ni siquiera lo conoces

María: Lo conozco! 2 minutos son suficientes pare ver el interior de una persona, cosa que tu ni mi madre podrían

Anciano: Niña, márchate

María: Eh?

Anciano: Mi lugar es aquí

María: Está bien, pero volveré y lo ayudaré

Al día siguiente:

___: Hola?