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El discurso televisivo: espectáculo de la posmodernidad

Enviado por   •  27 de Marzo de 2018  •  7.299 Palabras (30 Páginas)  •  358 Visitas

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El cuerpo grotesco no tiene una demarcación respecto del mundo, no está encerrado, terminado ni listo, sino que se excede a sí mismo, atraviesa sus propios límites. El acento está puesto en las partes del cuerpo en que está, o bien abierto al mundo exterior, o bien en los orificios, en las protuberancias, en todas las ramificaciones y excrecencias: bocas abiertas, órganos genitales, senos, falos, vientres, narices (los órganos que avergüenzan en la cultura burguesa)

En el siglo XVI en las capas más formadas de la sociedad, el cuerpo racional, marca la frontera entre un individuo y otro. Un cuerpo aislado, separado de los demás, en posición de exterioridad respecto del mundo, encerrado en sí mismo. Los órganos y las funciones carnavalescas serán despreciadas poco a poco, se convertirán en objeto de pudor, se harán privados. Las fiestas serán más ordenadas, basadas más en la separación que en la confusión.

La burguesía y los reformados son los propagadores más fogosos de la naciente visión del mundo que coloca al individuo en el centro y mira al mundo con ojos más racionales.

El cuerpo humano es, en las tradiciones populares, el vector de una inclusión, no de una exclusión.

Hay un vínculo social entre el individuo y el cuerpo, para encontrar las fuentes de la representación moderna del cuerpo. El comerciante es el prototipo de individuo moderno, que convierte al interés personal en el móvil de las acciones, aun en detrimento del bien general. El individuo tiende a convertirse en el lugar autónomo de las elecciones y los valores. Ya no está regido por la preocupación por la comunidad y por el respeto a las tradiciones. A la sombra del soberano, bajo su protección, brilla otra gran figura del individualismo, la del artista.

A causa de viscitudes políticas o económicas de los diferentes Estados, imponentes colonias de exiliados se crean. Lejos de abandonarse la tristeza, estos hombres alejados de sus ciudades natales, familias desarrollan un nuevo sentimiento de pertenencia a un mundo cada vez más grande. El uomo universale coienza a extraer de sus convicciones personales, la orientación relativa de sus acciones sobre el mundo. Urgen su importancia social: ya no son las vías oscuras de la providencia las que deciden sobre su propia vida o la sociedad, sino que es el mismo el que construye su destino y el que decide sobre la forma y el sentido que puede adoptar la sociedad en la que vive.

Invención del rostro

El cuerpo de la modernidad deja de privilegiar la boca, el órgano de la avidez, del contacto con los otros por medio del habla, del grito o del canto que la atraviesa, de la comida bebida que ingiere. Los ojos son los órganos que se benefician con la influencia creciente de la “cultura erudita”

En el siglo XV, el retrato individual se convierte en una de las primeras fuentes de inspiración de la pintura, cambiando en algunos decenios la tendencia establecida hasta entonces de no representar la persona humana, salgo que se recurriera a una representación religiosa. El rostro es la parte del cuerpo más individualizada, más singular. El individuo deja de ser miembro inseparable de la comunidad, gran cuerpo social y se vuelve un cuerpo para él solo. El arte está centrado directamente en la persona y provoca un refinamiento en la representación de los rasgos, una preocupación por la singularidad del sujeto, ignorada socialmente en los siglos anteriores. El individualismo le pone la firma a la aparición del hombre encerrado en el cuerpo, marca de su diferencia y lo hace, en la epifanía del rostro.

El artista deja de ser la ola de superficie llevada por la espiritualidad de las masas, el artesano anónimo de los grandes objetivos colectivos, para convertirse en un creador autónomo. Los reformados, al oponerse a las instituciones eclesiásticas, rechazan el magisterio del cura y hacen de la religión un problema de conciencia personal, colocando a cada hombre ante Dios sin ningún otro intermediario.

“Factor de individuación”→ el tejido comunitario que reunía desde hacía siglos a la sociedad bajo la protección de la teología cristiana y de las tradiciones populares, comienza a distenderse. La individualización del hombre se produce paralelamente a la desacralización de la naturaleza. La definición moderna del cuerpo implica que el hombre se aparte del cosmos, de los otros, de sí mismo. El cuerpo es el residuo de estas tres contracciones.

Cortar al cuerpo en pedazos, es romper la integridad humana, es arriesgarse a comprometer sus posibilidades ante la perspectiva de la resurrección. El cuerpo es el registro del ser (el hombre es cuerpo) todavía no ha sido reducido al registro del poseer (tener un cuerpo distinto de uno mismo).

Anatomía

Las primeras disecciones oficiales fueron en el siglo XVI, como espectáculo para un auditorio variado. Las primeras lecciones de anatomía realizadas a partir de un cadáver se organizan como un comentario de Galeno. Vesalio (S.XVI) afirma su independencia de espíritu con respecto de la tradición de Galeno. El procede a la intervención sobre el cadáver e invita al lector a aprender de su obra. En este momento el cuerpo se ve como algo virtualmente distinto del hombre.

En la “fabrica” de Vesalio, el artista, al trazar figuras anatómicas, bajo la mirada exigente y cómplice de Vesalio, se inscribe dentro de una convención, de un estilo. Opera un transposición simbólica en la que el cuidado las exactitud, la fidelidad al objeto se encabalga con el jugo confuso del deseo, la muerte, la angustia.

Vesalio representa desollados o esqueletos con una forma humanizada, no inertes y desprovistos de vida, sino con cierta actitud. El no deshace un cadáver sino algo que sigue siendo un hombre indisociable de su cuerpo, un hombre que aúlla bajo el escalpelo, medita sobre su propia muerte y revela en sus gestos de ajusticiado, el rechazo a este deslizamiento ontológico que convierte al cuerpo n un puro artificio de la persona y obliga a esta última a tener un destino solitario, apartado del mundo, de los otros, y huérfana, afligida por ese apéndice de carne que le da forma a su rostro.

Vesalio abre el camino pero se queda en el umbral. Ilustra la práctica, y la representación anatómica en un período en el que el que osaba realizar una disección no estaba totalmente liberado de sus antiguas representaciones, arraigadas no solo en la conciencia, sino en el inconciente cultural del investigador, donde mantienen durante mucho tiempo su influencia.

Nacimiento de un concepto moderno: El del cuerpo

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