EL CONOCIMIENTO ¿Qué es el conocimiento y cuáles son sus elementos?
Enviado por Stella • 15 de Enero de 2018 • 3.715 Palabras (15 Páginas) • 548 Visitas
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Estas diferentes perspectivas gnoseológicas contribuyeron a establecer avances y métodos tanto de las ciencias formales como de las ciencias fácticas. Los racionalistas se centraron en las ciencias formales (muchos, como Descartes y Leibniz, hicieron importantes aportes a la geometría y a las matemáticas), mientras que empiristas como Bacon legaron el método científico que se aplica actualmente, en mayor o menor grado, en todas las ciencias fácticas (naturales y sociales).
Las propuestas conciliadoras de Aristóteles y de Kant ayudan a comprender que la actividad cognoscitiva es una compleja interacción de la razón y de la experiencia, es decir, que debemos cultivar y desarrollar ambas facultades para lograr conocimientos sólidos.
Quizá la cuestión que más dificulta nuestra comprensión actual del conocimiento es la que trata sobre su esencia: ¿cuál es el centro de gravedad: el objeto o el sujeto?
Como en las dos problemáticas anteriores, encontramos en los filósofos respuestas antagónicas, pero también conciliadoras.
Desde el punto de vista del realismo, es posible conocer una realidad que es totalmente independiente del sujeto; el objeto es el centro de gravedad del conocimiento y el sujeto es el agente que lo capta. Claro está que hay que establecer la diferencia entre un realismo natural (como el caso de los primeros filósofos griegos e, incluso, Aristóteles), según el cual los objetos son en realidad tal como los captamos y un realismo crítico (como el caso de Demócrito y Locke), para el que, aunque en nuestras representaciones de los objetos hay propiedades que realmente están en ellos (propiedades objetivas, como el tamaño o la forma de las cosas), hay otras que son más bien producto del sujeto (propiedades subjetivas de las cosas, como los colores, ya que éstos son el resultado de la m~nera como nuestros ojos perciben el reflejo de la luz).
De acuerdo con el idealismo, en cambio, no hay cosas reales independientes de la conciencia del sujeto: los objetos del conocimiento son nuestras representaciones y nuestros sentimientos, es decir, nuestra conciencia con sus contenidos es lo único real (según el idealismo subjetivo de George Berkeley) o dichos objetos son seres ideales (de la lógica y de las matemáticas), de tal modo que la realidad es una materialización de una estructura lógica (según el idealismo objetivo de Hegel) o, finalmente, aquellos objetos son fenómenos, es decir, son objetos reales (pero no como son en sí, nóumenos), sino como se nos muestran (propuesta epistemológica del idealismo trascendental kantiano, llamado también fenomenalismo).
Esta discusión gnoseológica (¿cu ál es el centro de gravedad: el objeto o el sujeto?) se ha expresado en términos diferentes: ¿el conocimiento es objetivo o subjetivo? Es decir, lo que creemos conocer o saber es sólo producto de nuestra actividad cerebral o hay una realidad diferente a ésta que determina o influye en dicho conocimiento?
Este problema se hizo muy popular a finales del siglo XX e inicios del nuestro, a raíz de películas como Matrix o ¿¡Y tú qué sabes!?, pero ha estado presente en la mente de los filósofos desde hace mucho tiempo. Parménides (Robin, 1962), cinco siglos antes de Cristo, aseguraba que lo que nosotros vemos y sentimos pertenece a la vía de la opinión y de sus apariencias diversas y mutables, que está dominada por la confusa experiencia de los sentidos y que, por lo tanto, no está acompañada por la certeza y la verdad; los sofistas (hace 24 siglos) afirmaban que el conocimiento dependía de nuestras experiencias personales y que, por ende, era totalmente subjetivo y relativo (como le sucedía a la fotógrafa de ¿¡Y tú qué sabes!?). Ciertamente, Protágoras, uno de los sofistas más famosos, asumía una postura pragmática y reconocía que si bien no hay opiniones verdaderas ni falsas, sí hay opiniones mejores que otras (Guthrie, 1980).
Berkeley, por su parte, defendía la idea de que darle un puñetazo a una mesa no demuestra que la mesa existe, sólo nos asegura que nosotros tenemos esa percepción del golpe, que podría venir de un "Dios que la puso en nuestra mente" (¿el arquitecto de Matrix?). Dancy (1993, p.24) insistió en esa posibilidad de engaño con su famoso experimento mental del cerebro en una cubeta.
No sabemos que no somos cerebros, flotando en el líquido contenido en una cubeta de laboratorio, conectados con un computador que nos provee de las experiencias que tenemos en cada momento y bajo el control de algún técnico/ científico inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual). No lo podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico tuviera éxito, nada en nuestra experiencia nos revelaría que lo somos.
Por hipótesis, nuestras experiencias serían idénticas a las de algo que no fuera un cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la experiencia es idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda revelar cuál de las situaciones es la que de hecho se da.
Otro ejemplo es la película Código fuente: ¿Cuál de todos los episodios en el tren es la verdadera realidad para el capitán Colter Stevens? ¿O la verdad es que está muerto y simplemente manipulan sus recuerdos o hay varias realidades?
Tanto el realismo crítico como el fenomenalismo intentan explicar la esencia del conocimiento por la relación entre el sujeto y el objeto, por cuanto que no consideran ni a uno ni al otro como centro de gravedad. Se trata, en realidad, de tomar el conocimiento como el producto de la interacción de ambos elementos, de tal modo que sería imposible hablar de conocimiento sin la influencia de uno sobre el otro. Piensa en la posibilidad que tienes de descubrir un tipo de bacterias en un vaso de agua: si no crees que están ahí, o por lo menos que hay algo parecido o que se puede encontrar con ciertos recursos, no las vas a buscar (y, muy probablemente, no las vas a encontrar); y si las buscas y no están ahí, no las vas a descubrir. Es un ejemplo de cómo lo que conoces y descubres es la combinación de lo que realmente existe y de lo que crees que existe.
¿Cuáles son los diferentes tipos de conocimiento y en qué consisten?
Con la pregunta anterior nos habíamos remitido a las discusiones sobre la posibilidad, origen y naturaleza del conocimiento y- vimos siempre presente la íntima relación entre conocimiento y verdad; es decir, no concebimos hablar de conocimiento falso. La cuestión ahora estriba en determinar si cabe o no hablar de diferentes tipos
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