ANNE-ROBERT-JA CQUES TURGOT (1727-1781).
Enviado por Rebecca • 15 de Abril de 2018 • 1.895 Palabras (8 Páginas) • 323 Visitas
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Al cultivar y trabajar los productos de la tierra, todo el mundo gana, por al entregarse cada uno a una sola clase de trabajo lo lleva a cabo con más destreza y mucho mejor. El agricultor saca a su parcela la mayor cantidad posible de sus productos y satisface todas sus otras necesidades mediante el cambio de lo que le sobra mucho más fácilmente que si hubiese tenido que conseguirlo con su trabajo. Por ello, TURGOT duda de que la tierra sea la única generadora de riqueza, pues si estuviese distribuida entre todos los habitantes de un país, de tal modo que cada uno tuviese precisamente la cantidad necesaria para alimentarse y nada más, es evidente que, al ser todos iguales, nadie querría trabajar para los otros. Nadie, además, tendría como pagar el trabajo de otra persona por que cada uno al no contar más que con la tierra que necesita para producir su sustento, consumiría todo lo que hubiera recogido y no tendría que cambiar por el trabajo de los demás.
Las tierras han estado cultivadas antes de repartirse, habiendo sido el cultivo mismo el único motivo de reparto y de la ley que asegura cada uno su propiedad. Por tanto, los primeros en cultivar lo hicieron en todo el terreno que sus fuerzas le permitían que por consiguiente sea más de lo que necesitaban para su sustento. De no obtener cada uno del campo más de lo necesario para la subsistencia y no contar con excedentes para pagar el trabajo de los demás, no hubiera sido posible hacer frente a las otras necesidades de habitación, vestido, etc., más que por el propio trabajo, lo cual casi sería imposible, pues no hay tierra que produzca todo lo necesario.
Aquel cuya tierra no fuese apropiada más que para la producción de grano y no produjese algodón y cáñamo (tejido), no tendría tela para vestirse; otro quizás tuviera un terreno adecuado para el cultivo de algodón, pero no produciría grano; aquel de más halla le faltaría leña para calentarse, mientras que otro carecería de grano para su alimentación. Muy pronto la experiencia enseñaría a cada uno el tipo de producción que era más adecuado a su terreno y entonces se limitaría a cultivarlo con el fin de procuras las cosas que le falten por la vía del cambio con sus vecinos, quienes por su parte, habiendo echo las mismas reflexiones, habían cultivado los productos más apropiados de su tierra abandonando el de los demás. Los frutos que la tierra produce para satisfacer las distintas necesidades del hombre generalmente no pueden servir en el estado en que la naturaleza se les da, por lo que es necesario que sufran diferentes cambios y que sean preparados por el trabajo: hay que convertir el trigo en harina y en pan, preparar y curtir los cueros, hilar la lana y el algodón, sacar la seda de los capullos, curar, pelar e hilar el cáñamo y el lino. Para hacer luego las telas que a su vez, se cortaran y se coserán para confeccionar vestidos, calzados, etc. Si el mismo hombre que hace producir en su tierra todas estas cosas distintas y las emplea para satisfacer sus necesidades tuviese que someterlas a todos los procesos señalados es seguro que lo aria bastante mal. La mayor parte de estos preparativos exige cuidado, atención y una larga experiencia, que no se adquiere más que trabajando continuamente y sobre una gran cantidad de materia. Incluso hay productos cuya preparación podría duras varios meses y en algunos casos varios años. A si cada agricultor. Obrero, artesano y comerciante trabaja para satisfacer las necesidades de todas las otras clases que por su parte trabajan entre sí.
TURGOT hace notar la diferencia entre el agricultor y el obrero industrial ya que aquel es el único cuya labor produce más que el salario del trabajo, al aumentar año tras año con el “producto” la riqueza de la sociedad. Hay coincide completamente con el Dr. Kesnay, lo mismo que respecto a la división de la sociedad, en la vigencia de tres clases los agricultores, los propietarios y las clases estéril.
Para TURGOT la moneda es una mercancía como otra cualquiera y su precio se regula de conformidad con la lay de la oferta y la demanda y lo mismo sucede en la relación con la tasa de intereses. También observo perfectamente la ley del rendimiento decreciente en la producción agrícola más haya de cierto límite, ya que cuando existen buenas condiciones de cultivo, las mejores producen 250% es más que probable que si estas se aumentaran gradualmente a partir de este punto hasta que no rindiera nada, cada incremento seria menos provechoso. Cuando la producción de la tierra se acerca al máximo, un gasto muy grande solo aumentara el rendimiento de una cifra minúscula.
Sobre la acumulación del capital, TURGOT decía que toda labor, ya se refiera a la agricultura, a la industria o al comercio, requiere anticipo, es decir que se hagan inversiones antes de obtener ganancias. Aun cuando la tierra sea labrada a mano resulta imprescindible sembrar antes de cosechar; y se necesita esperar hasta después de la ciega para obtener ganancias. Cuando más laborioso e intenso fuese el cultivo mayores serán los anticipos que se requieren será preciso adquirir semillas, cobertizos para el grano y trajes para guardar las mies o serial maduro; pagar y sostener el número de trabajadores que de acuerdo con la extensión de las operaciones se hagan necesarios, mientras llega el momento de levantar la cosecha. Solo mediante fuertes anticipos puede lograrse un producto abundante y que la tierra rinda una renta adecuada.
Muchos estudiosos de la ciencia económica aclaman a TURGOT como el primero de los economistas científicos que por sus métodos, contenido y profundidad de análisis marca un gran paso en la historia de cómo se da la especulación económica.
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